lunes, 31 de octubre de 2011

MÁS Y MEJOR DEMOCRACIA

Las Palmas de GC, 31 de octubre de 2011 | Política - 20 N | Eusebia Mª Nuez García. (*)

Es el momento de renovar a las personas que nos representan en el Congreso de los Diputados y en el Senado de España. Esta llamada electoral se produce en un contexto de crispación económica y política, y de desprestigio hacia quienes sirven en lo público, tanto trabajando en las administraciones, como ejerciendo responsabilidades políticas. Entiendo que quien pretende ser ecuánime procura no generalizar, alejarse de tópicos y estereotipos. Sabe que en todos los ámbitos del ser y del quehacer, hay personas amantes del buen oficio y otras que no.

A través de la experiencia de las distintas organizaciones sociales, sabemos que practicar la crítica y la autocrítica, además de sano, es el camino adecuado para el avance de las sociedades. Sin embargo, proliferan cada vez más las afirmaciones generalizadas respecto al mal hacer de las personas que están en lo público, tanto en el ámbito funcionarial como en el político; se repite tanto que parece probado que una cosa lleva a la otra.

A tal punto está llegando este estado de opinión, que muchas personas de buen oficio, se alejan de la actividad pública para no sufrir tal desprestigio. Que la decepción y el desánimo respecto al servicio público se generalicen, no es gratuito, tiene un efecto que se me antoja evidente: poder entrar a saco en los recursos públicos.

Las últimas afirmaciones de la CEOE; con su propuesta de recorte y privatización de los servicios públicos, junto a lo que indican de las condiciones de contratación y despido de trabajadores y trabajadoras; señalan claramente, una vez creado el estado de opinión adecuado, quiénes se benefician de ello: los de siempre.

En el antinatural modelo socio-económico vigente, la avaricia y la concentración de poder y dinero por parte de unos pocos, priman por encima del bienestar común. Parece que todo se hace para contentar a los mercados: rescatar a los bancos, abaratar el despido, recortar las prestaciones sociales, privilegiar fiscalmente a los que más tienen, sostener guerras, deteriorar el planeta…

Las respuestas a la situación actual deberían servir, sobre todo, para construir un modelo de sociedad basado en la igualdad de oportunidades y en la solidaridad, que impida que nadie quede abandonado a su suerte, evitando así la exclusión social de las personas más desfavorecidas.

Quiero hacer una llamada a nuestra memoria, la democracia formal que hoy tenemos, no es un regalo, costó y cuesta sangre, sudor y mucha paciencia. Avanzar hacia la democracia real, participativa es el reto actual, pero valorando lo logrado: el Estado de Derecho, sus instituciones y los servicios públicos. Son estos los mecanismos a los que podemos acudir todos los ciudadanos y ciudadanas, y son imprescindibles para la mayoría de la población que depende del propio trabajo.

A nuestros vecinos del continente Africano les está costando sangre construir la democracia, a nosotros nos toca ahora, recordando nuestra reciente historia de sangre, sudar y tener constancia, mucha constancia para no caer en el desánimo, los brazos caídos y los tópicos generalizados.

En una cultura económica del todo vale, que se intenta trasladar a la vida política y ciudadana, más y mejor democracia sigue siendo la solución. No todo vale en la vida política, no todo vale en la vida económica, no vale todo.

Las personas y organizaciones sociales que hemos estado presentes en la construcción social del país estos últimos cuarenta años, junto a otras más jóvenes que hoy se expresan claramente indignadas frente al actual estado de cosas, decimos, entre otras muchas demandas, que es necesario:
- Defender lo público como parte de nuestra identidad, como bien de todos y cada uno de nosotros y nosotras, y como garantía de nuestra seguridad y bienestar, en salud, educación y servicios sociales.
- Recuperar la dignidad de la ciudadanía y de nuestras instituciones democráticas.
- Propiciar la formación y la reflexión crítica para la construcción de alternativas al actual modelo de desarrollo en Canarias. Sabemos que no hemos de confiar nuestro futuro a una abstracta rentabilidad económica, que no devuelve los beneficios a la mayoría.
- Mejorar los mecanismos de participación y deliberación, más allá de acudir a votar cada cuatro años, promoviendo la transparencia en la toma de decisiones de las instituciones.

Ante las próximas Elecciones Generales del día 20 de noviembre, manifiesto mi empeño en promover mecanismos que garanticen la participación ciudadana en la toma de decisiones. La principal función de quienes representan ha de ser llevar la voz de la ciudadanía a las instituciones, facilitando la participación ciudadana por carriles directos y procurando el mayor beneficio para el grueso de la sociedad.

Existen condiciones favorables para afrontar el reto: un tejido social con convicciones, herramientas que nos facilitan las tecnologías de la información y la comunicación, y voluntad política por mi parte con el respaldo de mi organización política. Este reto de profundización democrática lo asumo desde Coalición Canaria-Nueva Canarias, con todas sus luces y sombras, como toda intermediación organizacional.

Me pueden las luces, porque valoro que es una realidad política pegada al territorio, con disciplina canaria, que acoge la pluralidad de nuestras gentes, de todas y cada una de nuestras islas.

Me puede Gran Canaria, la historia reciente de nuestra isla, que se va reflejando en tantas historias personales, en la vida de mis padres de Valleseco y Teror emigrando a Las Palmas con tres hijos pequeños que cabíamos en un sereto, y en la mía propia, creciendo en el barrio de San José, y de joven hasta hoy en la Isleta.

Me puede el reconocimiento de nuestras aguas, de nuestros puertos y aeropuertos, de nuestras singularidades, y de nuestro papel como pueblo atlántico.

Me puede la construcción política plural, más allá del bipartidismo PP-PSOE.

Finalmente, veo necesaria una Revolución Ética, en la que pongamos el dinero al servicio del Ser Humano, reafirmando que somos personas, no productos del mercado.

Entiendo vital que existan iniciativas sociales y políticas que sirvan para avanzar en la construcción de una sociedad más justa, humana, igualitaria, sostenible y solidaria, una sociedad más democrática.

Está en nuestras manos el poder tirar en la buena dirección: más y mejor democracia.

(*) Trabajadora Social / Candidata al Senado por Coalición Canaria-Nueva Canarias.

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