Telde, 16 de enero de 2012 / Opinión / Maribel Castro Melián (*)
Ángel García Jiménez llegó en septiembre de 2011 como jefe de Protocolo al Ayuntamiento de Telde, de la mano de la alcaldesa, Mari Carmen Castellano, con el nuevo gobierno tripartito de la Ciudad, avalado por un magnífico curriculum, ya que amén de ser profesor de protocolo, había dirigido dicho departamento en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, así como para el presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero.
No pasó desapercibido el trabajo de Ángel García en Telde y, en un escaso trimestre que estuvo entre nosotros, se ganó el cariño de todas las formaciones políticas, medios de comunicación y funcionarios por su sentido del humor, magnífico carácter y exquisita educación.
Soy consciente de que, determinadas funciones, como las que corresponden al gabinete de un ministro, y más aún en el puesto de jefe de Protocolo, tienen que ser para una persona de la máxima confianza, y como tal requiere de un perfil que se ajuste a esa necesidad de poner en sus manos informaciones y situaciones delicadas. Con estos precedentes, el agaetense García era el candidato natural, y todos sabíamos, desde que llegó a Telde, que su destino estaba unido a lo que ocurriera con José Manuel Soria, y las predicciones se cumplieron.
A finales de diciembre Ángel dejaba Telde para incorporarse al gabinete del ministerio de Industria, Energía y Turismo que dirige el grancanario José Manuel Soria, presidente regional del PP. Como apuntó en su despedida la Alcaldesa de Telde “Ángel ha dejado muy alto el listón del Protocolo en Telde” por su dedicación, capacidad profesional y saber estar y hacer.
El Ayuntamiento ha perdido a una persona muy capacitada, y a pesar de la evidente tristeza que nos supone su marcha, también entendemos que ésta es una gran oportunidad profesional a la que no podía ni debía renunciar.
Generalmente la gente se pierde en lo superficial de las cosas, y sólo ve el prestigio que supone esta designación para García, pero para quienes le conocemos bien, sabemos de lo complicado de su trabajo, del dolor dejar atrás su tierra, a la familia, a los amigos. Aunque tengas satisfacción personal es muy triste estar lejos de los tuyos, sobre todo cuando terminas una jornada laboral, y deseas compartir cosas con tu gente, y no lo puedes hacer. Es realmente difícil poder sobrellevar eso, sin embargo es precisamente el amor que siente por su trabajo y por su familia lo que le impulsa para seguir cada día adelante.
Todos los que tuvimos la suerte de trabajar y aprender con él nos sentimos unos privilegiados porque cada día era un aprendizaje a su lado, sabemos como ejercía su profesión, de su sacrificio, de la discreción de su trabajo y de la inmensa entrega a nuestra ciudad.
Por eso hoy solo podemos desearle que tenga toda la suerte del mundo en el desarrollo de su trabajo. Un abrazo Ángel.
(*)Redactora del M.I. Ayuntamiento de Telde
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