Málaga, 30 de enero de 2012 / Cartas al Director / Elena Baeza
Sr. Director:
Ya se ha estrenado en algunos cines la película que cuenta la historia del joven sacerdote polaco, capellán de obreros del sindicato Solidaridad, secuestrado y asesinado en 1984 por la policía comunista. Es necesario no olvidar testimonios como la del Beato Jerzy Popieluszko.
Recordar que la libertad que disfruta media Europa ha sido conquistada a un alto precio. Y para quienes viven en la mitad occidental del continente, el martirio de Popieluszko es un revulsivo que anima a no abdicar en la defensa de la propia conciencia.
Ser católico en la Polonia comunista no era fácil; ser sacerdote suponía estar en riesgo, pero este cura sencillo se transforma en guía espiritual de los obreros encerrados primero y luego de todo un país también encerrado.
Desde febrero de 1982, mes a mes, celebra sus multitudinarias “misas por la patria” a las que acuden católicos de todo el país. “¡La verdad no podrá ser aniquilada!”, proclamaba. Pero él sí. Sus historias hablan de perdón, de reconciliación, y lo más desconcertante de todo: son historias alegres, porque a pesar del dolor, remiten a una vida en plenitud, por la que merece la pena incluso el sacrificio supremo del martirio. En definitiva ¡Una vida de película!
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