Santa Cruz de Tenerife, 5 de febrero de 2012 / Artículo de Opinión / Eloy Cuadra Pedrini.
Imagino que se habrán hecho eco de la noticia que adelanta un medio digital bajo el titular de "Canarias pide a Industria que abarate el coste del 012".[1] Si no es así pueden buscarlo en Google y seguro que les aparece. Parece ser que al fin se mueve el Gobierno de Canarias por el asunto, a raíz de los escritos varios que presenté hace cosa de un mes, aunque hasta la fecha no he recibido comunicación por escrito alguna por parte del Gobierno ni de ninguna otra institución. En cualquier caso, no está mal lo que se adelanta en la noticia, abaratar el coste al precio de una llamada local. Nada se dice no obstante de revisar los contratos que hay firmados con la empresa suministradora del servicio y renegociarlos a la baja a un precio más acorde a la realidad social que vive Canarias, tal cómo se ha hecho en Cataluña.
Nada se sabe de cómo y bajo qué condiciones se firmaron las anteriores contratas con la empresa prestadora del servicio. Tampoco dice nada el Gobierno sobre la petición que se le hizo de hacer públicos los teléfonos 922 239301 y el 928 219030 de tarificación normal equivalentes al 012, gratis para los que posean tarifa plana. Nada comentan sobre el coste absurdo que supone tener un teléfono 012 operativo las 24 horas cuando es usado mayoritariamente para pedir cita con el médico de cabecera y además tenemos un 112 para urgencias, pues, ciertamente, no creo que sean muchos los que pidan cita con el médico de cabecera a las 3 de la madrugada. Lo triste del asunto es que han tenido que pasar 12 años de servicio 012 y muchos millones de euros gastados por los canarios y canarias, 12 años en los que nada se hizo por reducir costes y ahorrar algo a la sufrida ciudadanía hasta que alguien a título particular decidió investigar y denunciar el asunto. ¿No son nuestros gobiernos y representantes públicos los que deben mirar por el interés general? Me parece que alguien hizo aquí dejación de funciones. En fin, seguiremos esperando acontecimientos, expectantes, a ver en qué queda todo al final, de momento nos quedamos con lo dicho: más vale tarde que nunca.
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