Las Palmas de GC (Canarias), 8 de junio de 2013 / Artículo de Opinión / José María Barrientos
Con la llegada de nuevos disturbios sociales a los países turísticos emergentes, Canarias vuelve a ser la alternativa lógica para que los Tour Operadores recoloquen a sus clientes y puedan, de esta manera, mantener sus objetivos para la próxima campaña de verano.
Ahora le ha tocado a Turquía y antes le tocó a Egipto o a Grecia y siempre este tipo de situaciones acaban beneficiando a Canarias y en menor medida a otros destinos competidores nuestros de la costa del Mediterráneo.
La explicación técnica es simple y lógica a la vez, la seguridad de las personas, en este caso de los turistas, es fundamental en este tipo de negocio, ya que su posible pérdida o simple disminución de los índices por cuestiones imprevistas, puede costar cientos de millones de euros a los Tour Operadores, que naturalmente, no están dispuestos a arriesgar, sin contar lo que puede suponer algún episodio de carácter grave, como desgraciadamente ha ocurrido anteriormente en algún caso.
Aunque en estos casos es la desgracia ajena la que nos beneficia, no es menos cierto que los atributos de nuestros destinos turísticos son la clave para que una y otra vez seamos nosotros y no otros los beneficiados por esos acontecimientos negativos en destinos competidores.
La seguridad, la garantía de sol y playa y la competitividad alcanzada por nuestra oferta, nos ponen por delante de nuestra competencia en la recepción de esos cupos inesperados y beneficiosos que, sin lugar a dudas, serán la clave de una temporada mucho mejor para el sector turístico de las islas.
Ahora cabe preguntarse: ¿Valoramos lo suficiente nuestra seguridad y estabilidad social? ¿Hasta cuándo podremos mantenernos si no se logra enderezar pronto nuestra situación económica y laboral? Y sobre todo: ¿Somos conscientes de la gran importancia que esta seguridad tiene para la buena marcha de nuestra industria turística?
Yo, sinceramente, creo que deberíamos hacer un esfuerzo enorme para convencernos y convencer de que si seguimos jugando con fuego, nos vamos a quemar algún día.
Ojalá sepamos entre todos enderezar el rumbo de nuestra nave y podamos seguir siendo destino turístico refugio cuando nos necesiten.
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