Las Palmas de GC (Canarias), 06 de marzo de 2014 / Artículo de Opinión / José Antonio Cabrera Martínez (*)
Ayer 5 de marzo de 2014, nos dejó en Las Palmas de Gran Canaria, Leopoldo Maria Panero, el llamado y con razón, "Poeta Maldito". Solo tenía 65 años, pero su trágica andadura y quebrantada salud, no dio para más.
Nació en la durísima posguerra madrileña de 1948, hijo, hermano y sobrino de poetas, tuvo una formación humanista (estudió Filosofía en Madrid y Filología en Barcelona), y fue un izquierdista radical y militante antifranquista, dando con sus huesos en la cárcel por ello.
Desde muy joven cae en las redes del alcohol y de toda clase de drogas, aunque sin dejar escribir sus impresionantes poemas y en 1970 su genial cerebro quiebra y tiene que ser ingresado por primera vez en un psiquiátrico.
Los repetidos internamientos , no le impidieron desarrollar una abundante obra, como poeta, ensayista, traductor y narrador, acumulando premios y galardones literarios frutos de su consumado arte como escritor, hasta su ingreso permanente en 1980 en el psiquiátrico de Mondragón.
En los años 90 unos amigos médicos y artistas logran traerlo al Psiquiátrico de Las Palmas, por su mejor clima y la amistad y compañía solidaria de muchas buenas personas, que de una manera u otra velaban por el y le hacían compañía.
Nos presentó, por esas fechas un vecino nuestro de Tomás Morales, también genial artista (el pintor Manolo Ruiz), y asistíamos juntos a las improvisas tertulias, de interesantes y variopintos personajes, en la heladora frente al Capitol, donde los atendía el amigo desaparecido Paco Cabrera, que hacía el mejor café, muchas veces invitado.
A veces, fruto de su genio, Panero se cabreaba, y se exilaba temporalmente, a otra heladora de la competencia, frente al Instituto, hasta que pronto se le pasaba y volvía al redil y al buen café. También se le veía (casi era parte del paisaje) sesteando en los bancos de la zona, siempre con su macuto con libros.
Algunos días Manolo y yo al atardecer lo subiamos en mi coche al Psiquiatrico del Sabinal donde pernoctaba. El decía: "el Manicomio donde yo estoy dentro y los locos fuera". Una tarde nos dio un susto subiendo por Tafira, donde en plena marcha abrió su puerta gritando: "quiero mear". Al llegar lo dejábamos en la misma puerta, pero el luego cruzaba y entraba en una espacie de bar, donde seguro se echaba un pizco, vaya ud. a saber de que.
Recuerdo la tarde que Manolo (que era profesor de la Escuela Luján Perez), me invitó a grabar para la radio una conferencia de Panero en dicho Centro Artístico. El evento era glorioso, la gente ni respiraba oyendo al genio multidisciplinar, que disertaba sobre la pintura, la literatura la filosofía y lo divino y lo humano, y yo grabando en directo, cuando de repente Panero grita "no hablo más hasta que me traigan una coca-cola". Se paró la conferencia, se paró la grabación, le fuimos a comprar una coca-cola, se la tomó de un trago y siguió disertando como si tal cosa.
Leopoldo Maria Panero, genio y figura, se nos ha ido hoy jueves 6 de Marzo de 2014, son las 6 de la tarde, la hora de la tertulia y del café, que hoy nos va a saber amargo.
(*) Periodista y escritor
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