Girona (Cataluña), 24 de marzo de 2015 / Cartas al Director /Pedro J. Piqueras Ibáñez
Una vez más el fanatismo terrorista ha atentado contra los cristianos, en la ocasión que nos ocupa ha sido en Pakistán. Y es que Pakistán es solo un lacerante ejemplo más, donde es frecuente la persecución, especialmente contra las minorías religiosas. Ya está bien. Que el don de la paz y de la concordia llegue a tantos lugares atravesados por la sinrazón del terrorismo, y que no cejemos en el empeño de la oración y de la denuncia. Ambas son imprescindibles para que el mundo entienda que es intento vano tratar de esconder esta vergüenza.
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