Barcelona (Cataluña - España), 1 de abril de 2015 / Cartas al Director / Eva Catalán
Queridos hijos:
Os tiendo la mano una vez más con motivo de estas celebraciones que acabáis de comenzar en honor al que os salvó de la muerte eterna y os dio todos los medios a vuestro alcance para que fuerais santos, honrando vuestra dignidad de hijos del gran Rey Dios que habita en los Cielos y que se ha quedado en todas las iglesias católicas del mundo en el llamado sacramento de la Eucaristía.
Si ahí estoy presente como estoy en el Cielo sólo que velado por las apariencias de una fina hostia de pan, pero más activo que nunca dado que vuestras necesidades son más apremiantes que en otros tiempos de la historia.
Sí, Yo me disfrazo y me oculto para que vengáis a Mí en fe, dispuestos a pedirme lo que necesitéis. Ahí estoy Yo y realizo los mismos milagros de antaño para los que tienen fe en mi poder salvador y sanador de los males que os aquejan. Si venís a acompañarme en los sagrarios de mis iglesias podréis comprobar hasta qué punto os amo y os comprendo, y doy solución a vuestras penas y angustias con la única condición de la fe. Yo soy Dios y a cambio quiero que respetéis Mis mandamientos que os fueron dados como regla para conduciros al Cielo. En vuestras manos está el salvaros o perderos eternamente en el abismo infernal. Si no os veis capaces de seguir mis preceptos acudid a Mí y Yo os los haré más llevaderos
Soy vuestro y quiero que en estos días os acerquéis a mi dolor. Sólo así comprenderéis cómo os he amado y la gran responsabilidad que entraña el que un Dios penda torturado en una cruz por los pecados del mundo.
Habladme como un amigo, Yo siempre estoy disponible. Amadme como Yo os amo,
Yo, Jesús
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