SALT (Girona), 3 de mayo de 2015 / Cartas al Director / Jesús Martínez Madrid
Hay que agradecer a los políticos españoles la sensibilidad hacia la persecución religiosa, que sufren muy especialmente los cristianos en diversas partes del mundo. Particularmente en aquellos lugares en los que opera el Estado Islámico o sus franquicias regionales. Los atentados de esta naturaleza se han incrementado en cincuenta y cinco países, lo que produce, entre otros efectos, que el número de cristianos en Oriente Medio se haya reducido dramáticamente. Más allá de diferencias ideológicas, es hora de que se produzca un pacto moral de toda la sociedad en defensa de la libertad religiosa y de las minorías cristianas perseguidas. La salvaguarda de la libertad religiosa es una de las principales garantías para que se cumplan los derechos humanos y se alcancen la estabilidad y la paz.
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