SALT (Girona), 15 de mayo de 2015 / Cartas al Director / Jesús Martínez Madrid
El autodenominado Estado Islámico ha golpeado, en esta ocasión fuera de su territorio habitual, en Libia asesinaba a 21 coptos, cristianos egipcios que estaban en ese país por razones de trabajo. Cabe recordar que la minoría cristiana de Egipto es la más importante de Oriente Medio. Con este golpe los terroristas pretendían realizar un acto propagandístico y lanzar un terrible mensaje. Hasta ahora el Estado Islámico ha conseguido hacerse fuerte en el norte de Siria y de Iraq llevando a cabo una suerte de limpieza étnica que ha provocado el éxodo de millones de cristianos y de musulmanes moderados. Al golpear a los coptos en Libia busca dos objetivos. Hacerse presente en un país que va camino de convertirse en un Estado fallido, si no lo es ya, y martirizar a aquella realidad cristiana más significativa de Oriente Medio. Los coptos, por el mero hecho de existir, cuestionan el proyecto del nuevo califato: muestran que cristianos y musulmanes pueden vivir juntos, que son posibles y convenientes las sociedades plurales.
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