Baños de Valdearados (Burgos), 25 de junio de 2015 / Artículo de opinión / Domingo Martínez Madrid
Hace unos meses, en una reunión de organizaciones y técnicos, organizada por el ACA, tuve que intervenir, ya que alguno de entre los asistentes pedía se hicieran análisis biológicos de las aguas residuales de las granjas para conocer la cantidad de antibióticos que el consumo indiscriminado de estos productos se hacía en estas explotaciones. Recordé que la utilización de antibióticos como prevención y coadyuvantes del crecimiento está prohibida y que como curativos solo se pueden comprar y utilizar con receta veterinaria.
Me parece más que curioso que se pretenda controlar los residuos de antibióticos de una aplicación prohibida en la alimentación animal y no se plantee con la seriedad y el rigor necesario la utilización indiscriminada de antibióticos y disruptores endocrinos en la actividad humana.
Leía el pasado 30 de mayo que “España se sitúa a la cabeza de Europa en el uso de antibióticos” y en el mismo artículo “La Sociedad Española de Enfermedades Infecciosa y Microbiología Clínica alerta de que los microorganismos resistentes a estos medicamentos son un problema sanitario prioritario”.
La citada sociedad alertó de que, actualmente, los microorganismos resistentes a los antibióticos disponibles suponen un problema sanitario de primer orden, España es de los países europeos con mayor consumo de estos medicamentos.
Así lo destacaron los expertos del organismo con motivo de su decimonoveno congreso anual, en el que aseguraron que se trata de un problema que preocupa a instituciones y profesionales, de ahí la necesidad de sensibilizar a la población de que usen estos fármacos de manera racional. “Hay que mejorar el conocimiento de la sociedad sobre antibióticos y los riesgos que conlleva su mal uso”.
“Se debe tomar las dosis recomendadas, a las horas indicadas y durante los días establecidos por el médico o corremos el riesgo de favorecer el aumento de las resistencias. Además, dada la gran dificultad en la prescripción adecuada de antibióticos, se necesitan equipos especializados en los hospitales que trabajen en mejorar el uso de estos medicamentos.
Me parece que esto si es un problema, que las entidades no sólo médicas sino también las que tienen la salud de los ciudadanos como objetivo básico cuiden y analicen las aguas residuales de hospitales y grandes ciudades para conocer residuos de antibióticos y de productos hormonales, de manera especial de algunos disruptores (píldoras) y los problemas que pueden comportar a la flora y a la fauna (medio natural) y dejen trabajar a los que procuran alimentos de calidad técnica y sanitaria impensables hace unos años.
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