lunes, 23 de noviembre de 2015

LA ONU AMPARA LA LUCHA CONTRA EL YIHADISMO

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Las Palmas de Gran Canaria (Canarias), 23 de noviembre de 2015 / Artículo de Opinión / José Luis Poyal Costa (*) ASSOPRESS
                                                                         
El síndrome del terror se extiende más allá de las fronteras francesas y no solamente por los países de Europa, sino con un alcance global. La matanza en Mali es una muestra más. La barbarie yihadista, aunque tenga preferencia por los infieles de Francia, Gran Bretaña, Bélgica, Estados Unidos o España, ya ha avisado de que golpeará a todos aquellos que se oponen a los planes del Califato, el ISSI, el Estado Islámico.

A pesar de la inmediata y dura respuesta de Francia al sangriento 13N, bombardeando sistemáticamente los centros estratégicos, el yihadismo está ganando, al menos por ahora, la batalla sicológica, en la medida que ha conseguido amedrentar a decenas de millones de personas, que temen figurar como futuras víctimas en ataques que no se pueden prever ni donde ni cuando sucederán.

Se ha criticado con acidez, especialmente desde sectores de la izquierda, que el presidente Hollande calificase de “guerra” la masacre de París y el entorno de violencia y amenazas que se está viviendo. Naturalmente no es el escenario de la guerra convencional, de trincheras, campos de batalla y hasta normas internacionales que pretenden regular el comportamiento de los intervinientes, por ejemplo con la población civil, pero si requiere esa calificación  esta trágica confrontación por parte de sectores fanáticos, que  amparan su violencia global en supuestos agravios históricos y de presente
de origen religioso.

El yihadismo, que va más allá que Al Quaeda, trata de crear una nueva nación que sea la versión contemporánea del antiguo Califato, reliquia histórica del tiempo de las Cruzadas, que acabó en 1254 cuando los mongoles ejecutaron al Califa de Bagdad. En poco más de un año el Estado Islámico ha implantado su dominio e influencia en numerosas comunidades musulmanas y dado el siguiente mensaje: “Este es vuestro Estado, venid a construirlo, y si no, haced todo lo que podáis, estéis donde estéis para apoyarlo”.

La periodista L. Napoleoni  decía que el Estado Islámico posee unas características que ningún grupo armado yihadista ha tenido jamás: pragmatismo y modernidad, que le han permitido extender sus fronteras y convertirse en el icono del movimiento yihadista mundial.

Contra este enemigo real se enfrenta nuestra sociedad democrática , con valores de libertad y cultura que el yihadismo pretende arrasar. Hasta anteayer podría decirse que la contención ha sido de bajo nivel, apaciguamiento y alguna prevención .Los acontecimientos han urgido un mayor rigor. Los ministros de Justicia e Interior de la UE han aprobado medidas que hacen referencia a un eficaz control de fronteras, amplias redes de videovigilancia urbana y crear un servicio de inteligencia comunitario. Más efectiva puede ser  la recomendación de cortar los flujos de financiación del EI que proceden de la venta de petróleo, secuestros y venta de antigüedades.

Francia con toda razón está pidiendo a los socios europeos que participen en la guerra declarada. Por ahora la respuesta no pasa de las palabras de ánimo y condolencia por las víctimas, pero es posible que la resolución de la ONU, alentando a todos los países a tomar “todas las medidas necesarias” para actuar contra los yihadistas, sirva para animar una mayor implicación, ya que el paraguas de la ONU apagaría muchas críticas partidistas.

(*) Periodista. Historiador. Profesor Universidad.

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