Baños de Valdearados (Burgos), 2 de noviembre de 2015 / Cartas al Director / Domingo Martínez Madrid
Sr. Director
Lo siento de veras, señores, pero es importante que sepan algo crucial, que vivir perjudica seriamente la salud. Y es que, básicamente, la existencia desgasta. ¿Quieren comprobarlo? Hagan un simple ejercicio práctico y busquen estos conceptos en Google. En la pantalla de su dispositivo electrónico aparecerán miles de resultados que lo sumergirán en una vorágine de efectos adversos derivados de casi cualquier cosa. Y, allí, omnipresente, siempre encontraran una institución y sus alargados tentáculos: la OMS.
La última alerta de la entidad vincula el consumo de la carne procesada y, en menor medida, el de la carne roja, con la posibilidad de sufrir cáncer colorrectal, de páncreas o próstata. Así, ni corta ni perezosa, cifra en 34.000 las muertes registradas cada año en el mundo por tumores de este tipo que podrían atribuirse a las dietas ricas en estos productos. Y claro, dicho esto, los ciudadanos se asustan; y los niños están tristes porque ya no cenarán salchichas con huevos fritos; y los miembros de todas las sociedades gastronómicas del país lloran al pensar que nunca más degustarán cecina, ni jamón, ni chuletones…
Pero tranquilos, Sanidad llama a la clama y asegura que la ingesta moderada de este tipo de alimentos no es peligrosa. Ya podemos respirar en paz. El departamento que dirige Alfonso Alonso ratifica lo que diría mi abuela: en esta vida, todo con mesura es bueno y, en cuestiones de salud, son muchos los factores en juego. El tabaquismo se asocia a casi un millón de fallecimientos anuales en todo el planeta, el abuso del alcohol a 600.000, y el de la contaminación del aire a otros 200.000. A ello habría que sumarle que, es cierto, somos lo que comemos. Pero ante todo, y eso nunca hay que olvidarlo. SOMOS personas que se alimentan cada día como buenamente podemos, que respiran el humo de los coches o de un cigarrillo y, que, a veces, se olvidan de los hábitos saludables. Y es que vivir desgasta. Pienso que ahí está la gracia del juego.
Muy cordialmente
Domingo
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