lunes, 14 de diciembre de 2015

Se enrarece el ambiente en el Vaticano

Lugo (España), 14 de diciembre de 2015 / Cartas al Director / Cristina Téllez

Bergoglio, más conocido como papa Francisco, acaba de acometer su último despropósito conminando a los católicos a que dejen a los judíos en su error, viciando las palabras de Jesucristo: Id y haced discípulos de todas las naciones, enseñándoles a guardar lo que os he mandado, el que crea se salvará, pero el que no crea se condenará; Como el Padre Me ha enviado, así también Yo os envío; El Padre envió al Hijo para ser el Salvador del mundo.

O sea. que a partir de ahora las cosas cambian bastante: el papa ha prohibido hacer proselitismo, palabra que significa atraer a la verdadera fe a las almas con el fin de salvarlas eternamente, por tanto, hay que dejar a los que están equivocados en su error contraviniendo y anulando de un plumazo 3 obras de misericordia espirituales: enseñar al que no sabe, dar buen consejo a quien lo necesita, y corregir al que yerra (Bergoglio inaugura así un insólito año de la Misericordia) 

Pero no acaba ahí su voluntad de dominar las conciencias, el mayor poder que un hombre puede desear cuando se alía con el Maligno, sino que a través  del Arzobispo Fisichella, Presidente del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización (¿a qué evangelización se referirá?) ha sugerido que los críticos de Francisco (cada vez más frecuentes) puedan sufrir la excomunión automática (sin duda una medida misericordiosa)

Así están las cosas: el que se sienta en la silla de Pedro quiere tergiversar  la doctrina bimilenaria de siempre, añadiendo y quitando lo que se le antoja como si fuera Dios mismo, no el siervo de Dios, porque es en realidad siervo del enemigo de Dios y solapadamente dispone que otros hablen por él mientras él tira la piedra y esconde la mano. Su propósito es formar una nueva iglesia ecuménica en la que todas las religiones sean igualmente válidas. Con sus “sí pero no”, “no pero sí”, va cambiando la mentalidad del mundo católico para asemejarlo al resto de creencias como si el catolicismo fuera una más. 

El Dios de Abraham, Isaac y Jacob envió a su Hijo al mundo para salvarlo. Su doctrina es inamovible y nadie se salva si no es por su medio. 

Que desde la sede petrina se lancen al mundo semejantes barbaridades sólo puede significar una cosa: que esta sede está tomada por los partidarios del Anticristo. Una sede cuyo foco se centra en la basílica de san Pedro la cual en la fiesta de la Inmaculada fue cogida al asalto por ecologistas ajenos al Dios cristiano y la empapelaron de mensajes imbuidos en filosofías paganas de dioses innombrables, siendo, los promotores del espectáculo FiatLux, impulsores de la muerte y del holocausto de los no nacidos. Y esto en la casa de Dios, en el Centro de la Cristiandad. La abominación predicha en las sagradas Escrituras ya ha llegado para quien quiera verla.

No hay comentarios: