El Valle de Gáldar (Gran Canaria - Canarias), 20 de febrero de 2016 / Artículo de opinión / Fernando Báez (Sacerdote).
... vivimos un carnaval sin cuaresma. Cuaresma ya muerta y carnaval que vive más allá de su fecha. Una pena que nuestro mundo sea con solo carnaval, un carnaval sin fin. El carnaval es una fecha que aquí no se respeta. Y la vida no puede ser todo un carnaval, sin más. Hay más en la vida, y necesitamos la cuaresma. Un disfraz que lleva a creer al que lo lleva es verdad esa ficción. Todo tiene un fin, el carnaval también acaba en el mundo, menos aquí. Hay otros temas (el paro, la crisis, las cabras que matan el cabildo, etc.).
No podemos vivir sin quitarnos la máscara siempre (todo el año). Hay verdades por descubrir, que la máscara te impide ver. Hay que quitarse esos maquillajes y ropajes que te desvirtúan, no eres ese o eso que aparece. La vida no puede ser todo y toda un carnaval, no se puede vivir toda la vida en una ficción falsa, hay que quitarse la máscara; es el fracaso de una sociedad, es como un vivir engañado, sin recuperar la verdad, la realidad, El carnaval hace falta -por supuesto (tres días)-, pero hace falta afrontar la verdad desnuda, de la que nos aleja el carnaval, es vivir en la superficialidad, y hay que ahondar e ir a la realidad que el carnaval oculta o tapa e impide ver. Nos mantienen en un carnaval sin fin, y eso no es ni normal.
El carnaval no puede durar un año. La cuaresma cierra el carnaval, ¿cómo es que lo mantienen aquí las autoridades? Vivimos un mundo con solo carnaval, sin sentido. Hay otras fechas, hay otras dimensiones y no solo la máscara. Es un juego falso, nadie es lo disfrazado, eso es vivir en una mentira. Carnaval sí, tres días (tiene su fecha en el calendario). No un carnaval que no acaba nunca y dura un año. Es necesario el carnaval, pero la cuaresma lo cierra y cambia la dinámica de la vida, no nos podemos quedar rezagados en el ayer mantenido indefinidamente.
Hace falta enfrentarnos a la realidad desnuda. Debemos abrirnos al presente, sin más. ¿De maquillaje siempre? Hace falta ser lo que se es, y no una ficción o mentira continuada. La vida, ¿todo un carnaval? No, eso no es normal -al menos fuera de aquí-. Cada uno tiene que ser quien es, y no vivir en un carnaval que no acaba. Hay que enfrentarse a la vida. Carnaval sí, y cuaresma también (la que no explico, porque no pretendo hacer proselitismo), pero la vida es algo más que una ficción, un carnaval.
El Padre Báez, que ve cómo un carnaval, que Pedro Quevedo de NC, pretende estirarlo hasta el verano, y en que sin salir de este -así prolongado indefinidamente en el tiempo- ya están programando el carnaval del 2017, es como taparnos la cara -con careta o sin ella- , para que no veamos, entre otras realidades, la matanza de las cabras -y otros mil asuntos-, pues aunque voy y vengo, no se me olvida lo que en fuego tengo: las cabras que mata el cabildo, y que así disfrazados, nadie ve.
“... si alguno se desvía, y otro lo encamina...” (St 5, 16. 19-20).
... vivimos un carnaval sin cuaresma. Cuaresma ya muerta y carnaval que vive más allá de su fecha. Una pena que nuestro mundo sea con solo carnaval, un carnaval sin fin. El carnaval es una fecha que aquí no se respeta. Y la vida no puede ser todo un carnaval, sin más. Hay más en la vida, y necesitamos la cuaresma. Un disfraz que lleva a creer al que lo lleva es verdad esa ficción. Todo tiene un fin, el carnaval también acaba en el mundo, menos aquí. Hay otros temas (el paro, la crisis, las cabras que matan el cabildo, etc.).
No podemos vivir sin quitarnos la máscara siempre (todo el año). Hay verdades por descubrir, que la máscara te impide ver. Hay que quitarse esos maquillajes y ropajes que te desvirtúan, no eres ese o eso que aparece. La vida no puede ser todo y toda un carnaval, no se puede vivir toda la vida en una ficción falsa, hay que quitarse la máscara; es el fracaso de una sociedad, es como un vivir engañado, sin recuperar la verdad, la realidad, El carnaval hace falta -por supuesto (tres días)-, pero hace falta afrontar la verdad desnuda, de la que nos aleja el carnaval, es vivir en la superficialidad, y hay que ahondar e ir a la realidad que el carnaval oculta o tapa e impide ver. Nos mantienen en un carnaval sin fin, y eso no es ni normal.
El carnaval no puede durar un año. La cuaresma cierra el carnaval, ¿cómo es que lo mantienen aquí las autoridades? Vivimos un mundo con solo carnaval, sin sentido. Hay otras fechas, hay otras dimensiones y no solo la máscara. Es un juego falso, nadie es lo disfrazado, eso es vivir en una mentira. Carnaval sí, tres días (tiene su fecha en el calendario). No un carnaval que no acaba nunca y dura un año. Es necesario el carnaval, pero la cuaresma lo cierra y cambia la dinámica de la vida, no nos podemos quedar rezagados en el ayer mantenido indefinidamente.
Hace falta enfrentarnos a la realidad desnuda. Debemos abrirnos al presente, sin más. ¿De maquillaje siempre? Hace falta ser lo que se es, y no una ficción o mentira continuada. La vida, ¿todo un carnaval? No, eso no es normal -al menos fuera de aquí-. Cada uno tiene que ser quien es, y no vivir en un carnaval que no acaba. Hay que enfrentarse a la vida. Carnaval sí, y cuaresma también (la que no explico, porque no pretendo hacer proselitismo), pero la vida es algo más que una ficción, un carnaval.
El Padre Báez, que ve cómo un carnaval, que Pedro Quevedo de NC, pretende estirarlo hasta el verano, y en que sin salir de este -así prolongado indefinidamente en el tiempo- ya están programando el carnaval del 2017, es como taparnos la cara -con careta o sin ella- , para que no veamos, entre otras realidades, la matanza de las cabras -y otros mil asuntos-, pues aunque voy y vengo, no se me olvida lo que en fuego tengo: las cabras que mata el cabildo, y que así disfrazados, nadie ve.
“... si alguno se desvía, y otro lo encamina...” (St 5, 16. 19-20).
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