viernes, 5 de febrero de 2016

La cabra fue mochila...

Las Palmas de Gran Canaria (Canarias), 05 de febrero de 2016 / Artículo de Opinión / Fernando Báez (Sacerdote).

... y bolso donde llevar comida o lo que fuera. No y tal como las modernas, pero sí muy parecidas, que unidas las patas traseras con las delanteras quedaba apta para enganchar el cuero del animal muerto, a los hombros y debidamente preparado para receptáculo y portar o llevar lo que se precisase. Todo era aprovechar del animal todo, hasta sin vida, se la llevaba encima, que antes fue vestido, manta, sepultura, cortina divisoria, y aprovechando su capacidad, siempre sirvió para transportar, llevar o traer lo que se necesitase. Siempre se habló del zurrón, si se trataba del cuero de un baifo y de menor cavidad o embalaje, que cuando no siempre al estilo mochila y mayor, estaba el simple saco o bolso, donde igualmente traer o llevar lo necesario o lo que se prestara. Es decir, de la cabra todo y siempre, más allá de su vida y producción. 

Que no solo estiércol fue, sino leche y queso, carne y ropa (o piel), y así estas prendas en toda casa estaba, porque de una u otra manera en esta u otra ocasión, había que echar mano del cuero de la cabra convertido en maleta, depósito, caja, o útil similar. Hoy objetos de etnografía o de museo, más que de uso corriente, aunque perduran quienes los siguen llevando a sus espaldas, porque hasta abrigo es según qué tiempo, y dentro lo preciso para comer, para el camino o jornada y si de compra a donde se fue.

El Padre Báez, mostrando el rico e inmenso abanico de ofertas que la cabra hizo siempre al cabrero, dueño o pastor. Simbiosis y aprovechamiento mejor no se ve por igual en ningún otro animal, que fructificara tanto en bien de su dueño, como la humilde y rica cabra. Cabra que el cabildo prescinde de ella con el mayor de los desprecios, sin que razón haya para su exterminio, al margen de lo que en el pasado fuera y sigue siendo al presente, con lo que su futuro ha de ser el acompañar al hombre mientras éste pise en la tierra, e inseparable cual sombra siempre le siga, y más que cual o como mochila y bolsa, con sus cuatro patas en el suelo, mirando a los riscos.

“... los riscos, donde se ponen a salvo...” (salmo 145). / “... se protegen en esos refugios...” (salmo 15).

Recuerden, lo del día 12...

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