... que los contratados andaluces, pagados por el cabildo para que nos maten las cabras, puede que no estén en Pajonales, ¿y si eso fue para despistar? ¡Ojo!, que según costumbre y tradición, cada vez que vienen estos y otros “invitados” del cabildo, los suelen llevar a Las Arbejas, antes de entrar o llegar a Artenara, en una curva del lugar, en lo alto hay una casa antigua de piedra negra labrada con tejado y volado (casa-cueva), justamente donde se dice la Subida a los Moriscos. ¡Ojo que pueden estar allí, y desde allí salir y operar! Pero que saldrán arropados por agentes vestidos de verde (¡ya me comprenden!, ¿no?). En todo caso, mantengamos la forma; no se desobedezca, se sea respetable, cívicos, nada de insultos, nada de agresiones de ningún tipo. Seamos civilizados... Es cuestión de estar atentos porque intentarán despistar, y simplemente les informo de un lugar que pudiera ser la guarida de estos pobres andaluces inocentes, cumplidores con su trabajo, que como bien he dicho, son unos mandados que cumplen, por tanto sin culpa; muy otros son los culpables y son a ellos a los que habría convencer para que desistan. Cualquier persona que los vea, los graben con sus móviles y nos manden imágenes y digan el lugar para acudir y seguirlos, ese es nuestro plan, que debe triunfar pacíficamente. Debemos ser educados y respetuosos con ellos, con todos, sin perder las formas.
El Padre Báez, que confía en la colaboración de cuantos nos sentimos afectados por lo que consejeros en tiempos anteriores, también nos mataron las cabras; y que los del presente continúan con la misma política a pesar de signos y siglas distintas. Éstos, y los que los apoyan son los responsables de la matanza de producirse, y no los contratados andaluces. Seamos amables con ellos.
“... los ojos fijos, esperando...” (salmo 122). / “... hemos salvado la vida, del cazador, y escapamos...” (salmo 123). / “... el día del peligro...” (salmo 85). / “... somete en la batalla a tus enemigos...” (salmo 109). / “... estén tus oídos atentos...” (salmo 129).
Comparto esa visión del hermano en el sacerdocio:
Recordando que allá en mi lejana juventud "pateé" toda La Cumbre y el Pinar de TAMADABA una decena de veces...
En ese tiempo sólo vimos: conejos, palomas, perdices, cernícalos, cuervos, milanos y algunas aves rapaces más...
La Familia materna todos de JUNCALILLO de Gáldar.
¡Y curiosamente nunca vi una cabra libre!
¿Le hubiésemos disparado?... ¡seguro que NO!
Paz y bien. Buena tarde. Un abrazo:
Juan Antonio Santamaría Alonso – Sacerdote.
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