Barcelona (Cataluña), 29 de septiembre de 2017 / Sindical - Asociación Española de Guardias Civiles (AEGC) / Gabinete de Prensa
Lejos de serenarse la situación en Cataluña, a medida que se acerca el 1 de Octubre la tensión, fomentada por los que deberían buscar el entendimiento, crece y como nos temíamos en AEGC los que sufren las consecuencias son las familias de los guardias civiles.
Desde AEGC nos preguntamos que pensarían los miembros del Govern y los partidos independentistas si la pasada noche el coctel molotov lo hubieran puesto en las puertas de la casa de sus padres o familiares por la simple razón de tener una relación de parentesco con ellos. Porque eso fue lo que hicieron ayer los violentos, que desde su formación y desde el mundo independentista alientan, acosan, violentan y hostigan a mujeres y niños solo por el hecho de vivir en una casa cuartel.
AEGC representa a unos funcionarios que se ganan el sustento protegiendo y salvaguardando los derechos de todos los ciudadanos, incluso poniendo en riesgo sus vidas, representa a unos trabajadores y tiene en su ADN la independencia política, pero hoy no podemos dejar de preguntarnos, tras los sucesos de Igualada si es este el espíritu democrático que pretenden instaurar. La primera regla de oro de un demócrata es la tolerancia y el respeto al que no piensa como uno. Cuando uno acosa y agrede a niños y mujeres sólo por vivir en una casa cuartel viola esa regla y muestra su verdadero espíritu democrático.
Los guardias civiles, que aún estamos luchando porque se nos considere y se nos trate como al resto de compañeros de las Fuerzas de Seguridad, ante este acoso y violencia hacia nuestras familias vamos a mantener la calma, y no entraremos en el juego que desde sus posiciones proponen. Desde AEGC sabemos que no es necesario recordar a nuestros compañeros y sus familias que no deben responder a sus ataques, “la intolerancia, como dijo Gandhi, en si misma es una forma de violencia y un obstáculo al crecimiento del verdadero espíritu democrático” y nosotros no somos intolerantes, nosotros, los guardias civiles, estamos para servir a todos los ciudadanos de este país sin distinción de credo, raza o ideología.
Desde AEGC esperamos que el ejecutivo catalán, los miembros de la CUP y todas las organizaciones que están detrás de la convocatoria del referéndum condenen todos estos actos de violencia y den instrucciones a sus bases para que dejen de intimidar a las familias de los guardias civiles. Familias, que no pueden olvidar, son, muchas de ellas, tan catalanas como las suyas.
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