EL ESTUDIO DE PLAN “OPCIONES REALES, VIDAS REALES”, SIGUE LA VIDA DE 142 NIÑAS DE 9 PAISES EN VIAS DE DESARROLLO
· Son 142 niñas de El Salvador, República Dominicana, Brasil, Benín, Togo, Uganda, Camboya Filipinas y Vietnam. Todas cumplen seis años en 2012 y todas, salvo 6, han sobrevivido a los años de mayor mortalidad infantil y además. A diferencia de más de la mitad de sus abuelas, el 84% de las niñas han empezado hace poco la escuela y el resto está a punto de hacerlo porque sus padres quieren que estudien.
· Más educadas pero menos seguras: Las niñas del estudio tienen mayor acceso a la educación y viven en sociedades cada vez más inclusivas, sin embargo las familias se preocupan por la seguridad y la violencia dentro y fuera de las clases.
· Mejores condiciones de vida al nacer que sus madres. En seis de los países estudiados, todas las chicas estaban vacunadas al nacer y el 93% tenía un certificado de nacimiento.
· Familias más permisivas pero igual de pobres: La situación de pobreza de las familias no ha cambiado e incluso en ocasiones se ha exacerbado. El cambio climático y el alza en los precios de los productos básicos hace cada vez más difícil vivir de los recursos propios.
· PLAN, organización internacional de protección de los derechos de la infancia, comenzó a seguir las vidas de las niñas y sus familias desde su primer año de vida en 2007 y continuará hasta 2015, para poder analizar a través de ejemplos concretos cuales son los principales retos que enfrentan las niñas en países en vías de desarrollo y poder evaluar el cumplimiento real de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). El estudio forma parte de la campaña internacional `Por Ser Niña´ que busca acabar con la discriminación de género que sufren millones de niñas en el mundo y que las convierte en las pobres de entre los pobres.
Madrid (España), 10 de septiembre de 2012 / Plan - Infancia - Solidaridad / Gabinete de Prensa.
Heidi tiene seis años y vive en El Salvador. Este año comienza primaria. Cuando no está en la escuela juega a deslizarse por una rampa de cemento sentada sobre una botella de plástico. Su madre Mirna tiene 18 años, y vende peces en la playa para dar de comer a sus dos hijas. Mirna se quedó embarazada a los 13 años de un hombre de 40 que no vive con ellas ni se ocupa de las niñas.
En El Salvador el 30% de la embarazadas son menores de edad. El embarazo adolescente es uno de los principales motivos de abandono escolar por eso para Mirna es muy importante que su hija vaya a escuela y hace grandes esfuerzos económicos para ello. “A Heidi no le gusta casi jugar, ella solo quiere ir a la escuela. Me gusta porque yo quiero que estudie y no le pase lo mismo que a mí”.
Heidi es una de las 142 niñas pertenecientes a uno de los nueve países donde PLAN realiza un seguimiento desde su nacimiento hasta 2015, fecha prevista para los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) de las Naciones Unidas, como parte de su campaña `Por Ser Niña´.
“Con este estudio tenemos mejor comprensión acerca de la realidad en la vida de estas niñas, así como de los factores que ayudan o dificultan el éxito de los ODM. El objetivo es ofrecer datos empíricos en un mundo de cifras generales y contribuir a generar políticas concretas que den resultados concretos”, explica Concha López, directora general de PLAN Internacional en España .
El hecho de que la mayoría de las niñas reciban una educación es toda una mejora comparado con sus abuelas –apenas el 49% fue a la escuela- y alguna de sus madres. Con el apoyo de sus familias y la comunidad, hay una gran posibilidad de que esta generación permanezca en la escuela más tiempo y tenga capacidad para sacarse a sí misma y a sus familias de la pobreza.
Casi el 80 por ciento de las familias informaron de que el precio de la vida ha aumentado en este último año. Aunque oficialmente la enseñanza primaria en los nueve países es gratuita lo cierto es que las familias deben pagar material escolar, transporte y uniformes.
La participación de los padres en el estudio es fundamental porque ellos y ellas son la primera fuente de igualdad o discriminación de la que beben las niñas. Todos están muy orgullosos de los progresos de sus hijas en la escuela y reconocen que en esta generación ha “habido un cambio positivo” con respecto a los derechos de los que disfrutan las niñas. Sin embargo se preocupan por el aumento en la violencia y se cuestionan la calidad de la enseñanza. Afirman que enviarían a sus hijas a mejores escuelas si pudieran permitírselo o si fuera seguro para las niñas viajar solas a una escuela situada lejos del hogar.
En El Salvador, algunas chicas del estudio viven en zonas donde hay pandillas. Los padres de Gloria, en Uganda, dicen que están preocupados por los cuatro kilómetros que hay hasta la escuela primaria, "por las invitaciones sexuales que les hacen los chicos en el camino". En Benín, Togo y Uganda en concreto, los profesores de la escuela pegan a los alumnos.
A pesar de los avances las niñas y los niños se siguen adentrando en un mundo donde continúan las estructuras de inequidad: Casi todas las niñas de Uganda y muchas de República Dominicana y Filipinas tienen a los cinco años tareas diarias propias de adultos. En los demás países, la mayoría no tienen esas tareas aún, pero todas pasan mucho de su tiempo libre imitando el trabajo de sus madres y sus hermanas mayores.
Superar la barrera de los cinco años: La tasa de mortalidad en niñas menores de cinco años es mayor en los hogares más pobres y con madres con un nivel educativo más bajo. En Uganda es de 140 de muertes por cada 1.000 nacimientos. En Suecia no llega a 1.
Muchas de las niñas tienen mejores condiciones de vida al nacer que sus madres. En seis de los países estudiados todas las pequeñas fueron vacunadas al nacer y, sin embargo, las familias han informado sobre problemas de salud como el dengue, enfermedades respiratorias y desnutrición. Hasta la fecha se han producido 34 casos de diarrea severa principalmente por falta de agua potable. Seis de las niñas fallecieron por causas ligadas a la pobreza, desde el costo de la atención médica hasta la lejanía de los centros de atención. Así, Emilienne de Benín, Fridos de Togo y Mary Joy de Filipinas fallecieron por accidentes, Resty de Uganda murió de malaria y Chimene de Benin y Yassmin de Togo de enfermedades desconocidas.
Por qué las niñas no van a la escuela- Las familias de las niñas que no van a la escuela han puesto como motivo la distancia, la enfermedad, el tiempo de trayecto o la seguridad. Las lluvias torrenciales, las inundaciones y los derrumbamientos se nombraban como motivos para no ir a la escuela en países como Brasil, Filipinas y la República Dominicana, a pesar de que las niñas de estos países estén matriculadas.
Para la madre de Gloria en Uganda: "Llevarla a párvulos significa ir a Kamuli y es muy caro ir a la ciudad. Mi hermana vive allí así que espero que acepte que viva con ella". Por su parte, Sarah, de también de Uganda, tiene tantas ganas de ir a la escuela y aprender que siempre lleva palitos para contar. Su padre dice:"¿Por qué perder recursos llevándola? En cuanto llegara lloraría de hambre".
Qué hace PLAN- Algunas de las niñas son parte de las comunidades donde trabaja PLAN y por tanto se benefician de nuestros programas de nutrición, agua y saneamiento, prevención contra la malaria, etc.
En las comunidades en las que PLAN no está presente el estudio nos permite detectar aquellos lugares donde es necesario hacer llegar nuestros proyectos para mejorar la vida de los más necesitados que en la mayoría de los casos son niñas.
Como es el caso de El Salvador, donde las madres del estudio son mayoritariamente madres jóvenes -algunas de ellas quedaron embarazadas a los 12 años-. Durante el seguimiento estos años ha quedado patente que necesitan asesoramiento y ayuda en criar a sus hijas e hijos que se ven afectados por la juventud de sus madres. En este caso PLAN ha desarrollado un programa específico para madres adolescentes.
CASOS DEL ESTUDIO “Opciones reales, vidas reales”
Filipinas: Doreen, la independiente
Doreen, de Filipinas, tiene cinco años, vive con su abuela, su padre y sus hermanos. Su madre trabaja en Manila desde hace unos años. Hablan por teléfono todos los días y le envía ropa dos veces al año. La abuela dice que Doreen está enfadada con su madre por haberse ido, pero también dice que hay una parte positiva de todo esto: Doreen es cada vez más independiente.
"A veces, voy a buscarla al colegio pero a menudo va con su hermano o sus compañeros. Durante un tiempo no quería ir al colegio porque yo no podía ir a recogerlas pero ahora se presta voluntaria para ir sola. No es tímida, si su profesor le dijera que bailase, lo haría. Hace los deberes tan pronto como llega a casa, yo solo me dedico a mirar qué hace. Siempre está leyendo. A veces barre el suelo y ayuda con la colada. También va a la tienda ella sola. Si alguien le da dinero, a toda prisa irá a la tienda para gastárselo".
La mala salud de Reaksa
Reaksa es la hija mayor de Teur y The, agricultores en Siem Reap, una provincia de Camboya. La familia vive en una pequeña casa de paja a las afueras de un pueblo y tiene dificultades para alimentar a la familia. La madre, que gana el sueldo principal de la casa. se desplaza 15 kilómetros cada día para trabajar como agricultora. Parte de su salario se lo pagan en arroz y otros alimentos. El padre trabaja a veces por 2 $ al día.
Reaksa nació en casa y era muy pequeña, probablemente porque Teur estaba malnutrida durante el embarazo. Desde entonces, Reaksa ha padecido, de manera continua, bronquitis y convulsiones esporádicas, agravadas por una serie de enfermedades serias. En 2009, la llevaron al hospital infantil de Siem Reap, a 50 kilómetros de casa, donde la diagnosticaron varias infecciones: meningitis, dengue y una infección respiratoria aguda. En 2010, estuvo a punto de perder la vida debido a una reacción de las medicinas. Sophea, la hermana pequeña de Reaksa, de cuatro años, también tiene una salud muy débil y no puede caminar bien.
Aunque el tratamiento médico sea gratuito para las familias más pobres en Camboya, el hecho de que los hospitales estén tan lejos hace que los costes del transporte sean muy altos (en torno a 3 euros por viaje). En 2009, Teur terminó debiendo a su jefe 30 euros por haber pedido un adelanto para ir a visitar a Reaksa al hospital. "Lo más difícil de tener hijos es encontrar el dinero para alimentarlos y ayudarlos cuando están enfermos".
A pesar de las dificultades, la madre tiene claro que sus hijas irán a la escuela. Teur se quedó huérfana durante el genocidio de los Jemeres Rojos y, por lo tanto, no pudo recibir ninguna formación. Reaksa dice que quiere ser profesora. Sin embargo, en preescolar, su salud le impedía asistir a las clases con normalidad.
(*) Vídeo niña El Salvador: