• Alrededor de 150 profesionales se reunieron en el centro de profesores de Santa Cruz
Santa Cruz de Tenerife, 21 de marzo de 2010 |Gabinete de Prensa.
Los orientadores laborales del Servicio Canario de Empleo (SCE) y los orientadores escolares pertenecientes a la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias vienen manteniendo diferentes reuniones que tienen por objetivo coordinar un sistema de trabajo qu facilite el empleo a lo largo de la vida, una iniciativa que se enmarca en el Plan Canario de Formación Profesional. La última jornada de trabajo tuvo lugar en el centro de profesores de Santa Cruz de Tenerife y congregó en torno a 150 profesionales.
Entre las acciones que se recogen en el Plan Canario de Formación Profesional se encuentra la celebración de jornadas y encuentros de formación para profesionales de la orientación de los dos subsistemas y promover en ellos la difusión y los intercambios de buenas prácticas.
Durante la primera mitad de la jornada, los profesionales de orientación recibieron información sobre los dispositivos de reconocimiento de las competencias profesionales adquiridas en la experiencia y en vías no formales, así como sobre los Programas de Cualificación Profesional. En la segunda mitad, se mostró a los participantes distintos instrumentos de orientación profesional, dos herramientas informáticas que está elaborando el SCE para integrar todas las intervenciones de los distintos profesionales de la orientación y la oficina de empleo móvil que ha puesto en marcha el organismo autónomo para atender las necesidades de las localidades más alejadas del Archipiélago.
La vida profesional se vislumbra cada vez con mayor probabilidad de cambios en el desempeño laboral. Se percibe de manera bastante clara que cada vez será más frecuente pasar por cierto número de transiciones, por interrupciones transitorias de la carrera profesional y por retornos posteriores a ella, y es en este contexto donde cobra importancia la orientación profesional.
La necesidad del aprendizaje permanente en nuestra sociedad obliga a un serio replanteamiento de la intervención orientadora. Ya no puede reducirse a grupos muy concretos de jóvenes escolarizados, jóvenes en transición al mundo del trabajo, adultos en situación de desempleo, etc., sino al conjunto de la población.
Apostar por un sistema de orientación integrado facilitará que las personas puedan acceder más fácilmente a la información relativa a las mayores o menores oportunidades de empleo y a las competencias requeridas para optar a esas oportunidades de empleo ofertadas por las empresas.
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