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domingo, 21 de junio de 2015

EL CAMINO A LA SOLUCIÓN COMIENZA CON LA AUTOCRÍTICA


San Cristobal de La Laguna (Tenerife - Canarias), 21 de junio de 2015 / Articulo de Opinión / Alfonso J. López Torres

Siempre he creído y así lo he defendido pública y privadamente que hacer política no es más que tomar decisiones para mejorar la vida de las personas. Las elecciones del pasado 24 de Mayo han mostrado que muchas de estas decisiones no han sido las correctas y así nos lo han hecho saber alto y claro los ciudadanos. Es por ello que se ha alterado sustancialmente la situación política en Canarias y se perfila un horizonte cuando menos inestable que hace percibir un futuro en el que la convivencia y los principios democráticos deben primar sobre la ambición partidista si queremos reconducir la política en nuestra tierra.

En estos días mi entorno cotidiano se ha llenado de amigos que han perdido sus cargos políticos en Ayuntamientos, Cabildos y otras instituciones. Siempre digo y mantengo que hay vida después de la política y que sobre todo nunca las derrotas deben disfrazarse de victorias. Debemos asumir la realidad, solventar el problema y tomar decisiones valientes, en lo personal y en lo político.

Coalición Canaria, el Partido Popular y el Partido Socialista, los grandes partidos con capacidad para vertebrar Canarias, han perdido la confianza de muchas canarias y canarios, si bien CC sigue siendo la lista más votada en nuestro Archipiélago y no debemos obviarlo. Nueva Canarias consigue consolidarse en el panorama político isleño, siendo casi hegemónica en Gran Canaria. Los movimientos populistas, esas marcas blancas de la política, se han implantado arropados por propuestas utópicas y radicales, de ideologías dispares, de difícil realización práctica y con el riesgo de quebrar derechos ciudadanos consolidados y de colapsar la economía, no yendo  más allá de predicar en tertulias y cenáculos políticos.

Mi partido, el Centro Canario Nacionalista, sufrió a principios de 2014 una fuerte crisis interna en la isla de Gran Canaria que tuvo como consecuencia la práctica desaparición de la formación en dicha isla, lo que poco a poco y a pesar de no pocos esfuerzos para evitarlo por quienes conformábamos la dirección del mismo, le hizo convertirse en la realidad en una formación reducida presencialmente a la Isla de Tenerife. Si a eso unimos el abandono del Presidente Fundador, Lorenzo Olarte, el viraje hacia Nueva Canarias de nuestros compañeros de La Gomera, la soledad de nuestros cargos públicos en La Palma y una alianza estratégica no demasiado acertada con UNIDOS para las Elecciones de este año que además forzó el abandono de los centristas en Telde, hizo todo ello en su conjunto que no conectáramos con electorado y  supuso un castigo tal en las urnas que derivó en la práctica desaparición de casi cualquier institución del CCN.

Tras un íntimo proceso de reflexión he decidido, en coherencia y honestidad para conmigo y para con quienes me rodean, renunciar a mi condición de Secretario Federal del CCN, pero no a la política ni a mi ideología centrista, liberal y reformista  que me permite, aunque no lo crean, ser nacionalista. El liberalismo persigue muchos de los principios que defienden los nacionalismos: la libertad para elegir y la limitación de los poderes coactivos.

Siempre defenderé la economía de mercado, la libertad de comercio, la libre circulación de personas, capitales y bienes, así como la posibilidad de todos  los canarios de decidir en que Estado político queremos encuadrarnos  quienes constituimos la sociedad civil, que no es más que la capacidad de autodeterminación. Siempre intentaré, desde donde esté, que ese nacionalismo no se base en el proteccionismo, el intervencionismo, la coacción política y la exclusión. Canarias es lo suficientemente fuerte, gracias a su riqueza humana, para poder conseguir lo que se proponga.

No rompo un carné, no reniego de mi pasado ni pienso que el esfuerzo haya sido baldío. He intentado tan honesta como ilusamente cambiar un poco las cosas. Me alejo con la tristeza interior de lo que no pudo ser y con el sentimiento de pena por dejar atrás muchas personas y amigos  con mis mismos principios y que inspiraron mis mejores días.

No es un arranque vehemente, ni la reacción ante concretas traiciones o ante un maltrato electoral las que me llevan a este momento. Se trata de una decisión largamente meditada y que obedece a razones morales y políticas que quienes me conocen bien saben son sinceras. En mi conciencia existen aciertos y errores, pero lo que he defendido lo he hecho por convencimiento, incluso por encima de intereses políticos o partidistas que en algunas ocasiones intentaron sin éxito doblegarme.

Deseo agradecer, al fin, a todos los que han confiado en mi y me han ayudado a cumplir mejor y más eficazmente con mi deber estos años tanto en el partido como su Secretario Federal como en el Gobierno de Canarias en mi labor como Director General del Instituto Canario de Calidad Agroalimentaria (ICCA) donde aún continúo en funciones.  

Si alguien considera que la experiencia acumulada estos años puede ser útil para mejorar nuestra tierra, puede contar con mi entera disposición. El camino hacia la solución empieza por la autocrítica y comenzando desde abajo se ve la cumbre de otra manera. Me conformo con encontrar gente buena e imperfecta que reconozca sus propios fallos antes que los de los demás.

@AlfonsoJLT

domingo, 22 de marzo de 2015

LAS DENOMINACIONES DE ORIGEN DE LOS VINOS


Canarias (España), 22 de marzo de 2015 / Artículo de Opinión / Alfonso J. López Torres

Puede decirse que las Denominaciones de Origen de los vinos han sido, en nuestro ámbito europeo, las primeras que se desarrollaron, y ello fue debido a que el producto al que amparan, el vino, ofrece características diferenciales, incluida su calidad, vinculada a la vid europea, Vitis vinífera L., en función del entorno geográfico que se obtiene, que incluye, junto a los factores naturales, la incidencia de los factores humanos.

El saber hacer de viticultores, productores y elaboradores ha consolidado a lo largo de la Historia distintas categorías de vinos, incluidos los denominados vinos especiales, algunos de ellos muy relacionados con la viticultura y la enología de distintos entornos o zonas geográficas, como es el caso de Canarias.

En España en particular las normas relativas a las Denominaciones de Origen se establecen por primera vez aplicadas a los vinos en la Ley del Vino de 1932 y no será hasta el año 1970 cuando dicho régimen de calidad pueda ser aplicado a otros productos agrícolas, alimenticios y agroalimentarios no vínicos.

De forma semejante, en el ámbito europeo, una vez constituida la Comunidad Económica Europea, las primeras disposiciones que relacionaban la calidad con el origen geográfico se aplican a los vinos, y es ya a partir de 1970 cuando quedan reglamentados los vinos de calidad producidos en regiones determinadas (VCPRD) en cuanto a figura de calidad que venía a integrar bajo una misma cobertura legal las iniciativas que en este campo iban desarrollándose en los distintos Estados miembros productores. Además se hizo necesario establecer normas para proteger el prestigio y la notoriedad que en el comercio alcanzaban las denominaciones vitivinícolas.

Debe destacarse que tanto en su inicio, como en su trayectoria hasta el presente, representada por el Reglamento de la UE 1308/2013, los VCPRD y los vinos con indicación geográfica y posteriormente, a partir del año 2008, las DOPs e IGPs han estado encajadas en la Organización Común del Sector Vitivinícola (OCM) que incluía, además, normas de producción, prácticas enológicas, designación y etiquetado, variedades de vid precisas, normas de mercado e intercambio con países terceros entre otras.

Todo ello ha contribuido a consolidar en las figuras de protección vitivinícolas unas peculiaridades y especificidades que en muchos supuestos deben mantenerse. Las Denominaciones de Origen Protegidas y las Indicaciones Geográficas Protegidas de productos agrícolas, alimenticios y agroalimentarios  no vínicos no toman carta de naturaleza en la legislación europea hasta el año 1992, limitándose su regulación, básicamente, a las definiciones, procedimiento de registro, protección y controles.

En Canarias, no es hasta este año, cuando el Parlamento aprueba una Ley de los Órganos de gestión de las figuras de calidad de productos agrícolas, alimenticios y agroalimentarios no vínicos, Ley esta que plasma el apoyo del Gobierno de Canarias a una política de calidad de dichos productos, a través de unos Órganos de gestión que como en el caso de los vinos sirvan como coadyuvante a la potenciación de los mismos.

Canarias. Latitud de vida
(*)
@AlfonsoJLT
Director Instituto Canario Calidad Agroalimentaria (ICCA)

Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Aguas del Gobierno de Canarias

domingo, 2 de febrero de 2014

TENDENCIAS DEL MERCADO DEL VINO EN CANARIAS Y EL MUNDO



Tenerife (Canarias), 2 de febrero de 2014 / Artículo de Opinión / 
Alfonso J. López Torres (*)

De sobra es conocido que el consumo del vino está aumentando, gracias en parte al cambio generacional y al mayor comercio del mismo a nivel mundial. En las nuevas generaciones el consumo del vino se asocia a un concepto de ocio sano, cultural y que implica viajar por el mundo a través del descubrimiento de lo que detrás de una copa de vino hay. Se tiende, por ello, cada vez más a desligar el vino de las otras bebidas alcohólicas, por los valores culturales añadidos antes relatados.

Pedro Ballesteros Torres, único Master of Wine español (título que es sin lugar a dudas el más respetado del sector, el más difícil de conseguir y que permite a quien lo ostenta acreditar que ha demostrado un conocimiento excepcional del arte y la ciencia de la viticultura y la enología, así como del negocio vinícola, complementado con un dominio importante de la cata de vinos de todo el planeta)  en un Curso impartido recientemente por él en la Isla de Tenerife, defendía decididamente que “El vino solamente sirve para soñar”. Será por eso que el vino despierta las pasiones nacionales más profundas,  implica un amor desmedido a los territorios, y hace aflorar los sentimientos, despertando por ende en nuestra tierra la canariedad de quienes a él nos acercamos y lo consumimos.

Los nuevos modelos comerciales, con la gran presencia de Internet, hace que éstos hayan cambiado. Actualmente más del 30% del vino del mundo se vende en nichos de mercado bien diferenciados. Consecuencia de esto, las políticas de comercialización del Vino Canario deben ir claramente enfocadas a resaltar la excelencia de nuestro producto, la diversidad del mismo, la unicidad que representan siete islas distintas pero iguales en el sentimiento vitivinícola y el sueño de siglos que hay detrás de este trabajo.

Los Vinos Canarios se venden en más de un 85% de su producción en nuestro Archipiélago. Debemos pues enfocar y canalizar todos nuestros esfuerzos en aquellos aspectos comerciales que nos hagan ser competitivos y diferenciados del resto de productos que invaden este mercado tan dinámico. Debemos alejarnos de intentar hacerlo en precio, donde nunca podremos ser competitivos, así como también en la variedad de las uvas, donde los mercados de volumen se caracterizan por variedades de fácil caracterización, puesto que debemos primar la perspectiva del mercado local frente al global apostando por nuestros varietales.

Si debemos, en cambio, apostar clara y decididamente por las marcas, haciendo un esfuerzo en promoción de las mismas. También es un valor seguro y relacionado a las marcas, el de las Denominaciones de Origen, que justifican en cierta manera un sobreprecio del producto. Estas Denominaciones deben ser honestas en su concepción, solidarias y crear una noción de territorio, produciendo así mismo vinos icono en el sector que justifiquen las diferencias del mismo y los precios algo más elevados basándose en la canariedad, en  unas uvas de personalidad única y en unos vinos innovadores, nuevos, únicos y diferentes.

El vino en Canarias debe tener una conciencia medio ambiental, al estar nuestra población muy concienciada socialmente en este aspecto; debe fomentar la localización geográfica de nuestros vinos como valor seguro de diferenciación; debe abrir líneas novedosas de investigación en viticultura, enología, imagen y marcas; debe hacer campañas tendentes a la promoción interna y externa; debe asegurar la estabilidad de los mercados, garantizando sistemas que permitan precios dignos de la uva para que no se tengan que vender los vinos canarios a precios indignos y debe fomentar el asociacionismo del sector, realizando campañas de promoción conjuntas y estrategias comerciales unificadas en su concepto.  

Por último, y lo más significativo e importante es que debe el Vino Canario ser una seña de identidad de nuestro pueblo y una bandera de la canariedad. Debemos los canarios sentir el orgullo de nuestros vinos, promocionándolos todos y cada uno de nosotros sin pudor ni vergüenza allá donde estemos,  siendo conscientes y estando orgullosos de la alta calidad y prestigio nacional e internacional de los mismos, demostrado por el hecho y la realidad que donde van, triunfan.

Canarias. Latitud de vida.


(*) @AlfonsoJLT
Director Instituto Canario Calidad Agroalimentaria (ICCA)
Gobierno de Canarias