Ciertos medios de información censuran y ponen en sus listas negras a los colectivos sociales y particulares que denuncia la corruptela.
Luego se quejan de la imagen que Lanzarote tienen en el exterior por culpa de una serie de mafioso que corrompe distintas aéreas sociales
Lanzarote (Canarias), 28 de mayo de 2014 / Artículo de Opinión / Antonio Leal Aguilar (*)
El periodista ha estado ocupando un lugar de privilegio en esta sociedad isleña, pero no sólo en Lanzarote sino en todo el mundo, se hizo habitual que el ciudadano común se acercara a buscar ayuda del periodismo para efectuar denuncias, divulgar sus problemas y llevar temas para que sean investigados y denunciado, siempre se confió en la veracidad y la buena fe de estos profesionales.
Pero en los últimos tiempos también el periodismo ha ido perdiendo credibilidad, sobre todo en lugares gobernados por regímenes autoritarios y manipuladores–que no necesariamente significa que han asumido el poder a través de la fuerza- donde se establecen métodos restrictivos para la publicación de la noticia, algunas veces con el viejo sistema de la censura previa, o bien, castigando o colocando en listas negras a quienes osan desenmascarar hechos de corrupción o cualquier otro que pueda afectar la imagen que estos gobiernos desean conservar ante su gente.
Esto es lo que viene ocurriendo últimamente en esta isla volcánica, ciertos colectivos sociales y sus representantes en particular Antonio Leal Aguilar, Presidente de la Federación Autonómica Titeroygakat, vienen padeciendo la censura previa y se les ha colocado en las listas negras del periodismo insular por intentar desenmascarar hechos de corrupción que se puede estar generando en organismos oficiales, periodísticos o empresarial. Lo que ocurre en esta isla pasa en muy pocas partes del mundo.
Existe un dúo radiofónico mañanero sin escrúpulo, que solo sabe insultar, descalificar y arremeter contra aquellos agentes sociales, que denuncian todas las ilegalidades. Pero muy pronto esta pareja, va a tener noticia de la colectividad social.
Existe una clase de periodistas mercenario que trabaja para el político, empresario y para todo aquel que le pague bien su servicio. Es decir, son periodistas que se ponen de un lado, y del otro, por dinero, sin consideraciones éticas, ni profesionales. ¿Qué buenos periodistas pueden salir de elementos tan corruptos?
Son gente sin sentido de pertenencia, y por eso las empresas no se diferencian unas de otras. Y no hacen un buen trabajo profesional, porque estos publican lo que le indican y solo defiende a quienes les pagan sean o no delincuente, no tienen compromiso con la profesión, ni con la verdad.
Con estos personajes si catadura moral es el Periodismo el que sale perdiendo. Porque, también, hay que decir que esos periodistas mercenarios (y se enorgullecen de ello, y procuran hacer referencia, en todo momento, de que “trabajan” en radio y televisión y prensa, al mismo tiempo), Estos “mercenarios” (ya no son periodistas, sino objetos de compra-venta) Su aportación a nuestra sociedad es, realmente, nula. Pero se pavonean de inteligentes, presumiendo de su honradez y seriedad y perjudicando gravemente a los verdaderos profesionales.
Lo lamentable es que cada vez es más evidente el avance del periodismo mercenario, que puede identificarse de dos maneras:
1º) El periodista que está siempre de acuerdo con el poder de turno, y se encarga de publicitar y ponderar sus obras, sin importar que el peso de la realidad esté avalando o no sus afirmaciones.
2º) El periodista que comienza mostrándose como férreo opositor del poder de turno, pero de repente sus opiniones sufren drásticas modificaciones y pasa a convertirse en defensor incondicional de ese mismo poder.
Curiosamente, esto ocurre siempre con simultaneidad a la aparición de publicidad del gobierno en el diario, periódico, espacio radial y/o televisivo del susodicho periodista, que pasa a convertirse de este modo en un empleado de aquél a quien antes criticaba.
Y, como es previsible, quien le paga este salario, retribución o recompensa por sus servicios, tiene derecho a exigirle que cumpla con requisitos que, seguramente, lo descalifican para la información y la crítica objetiva.
Aquí es donde el periodista pasa a convertirse en un mercenario - con la acepción peyorativa de la palabra-, y pierde su prestigio social, su valor ético ante la sociedad y su dignidad como persona.
Aquí, el periodismo ha pasado a ser una más de las tantas profesiones devaluadas de un país donde cada vez es más difícil creer en la honestidad y, como dijo Discépolo, “la moral la dan por moneditas y la razón la tiene el de más guita”.
El escrito está enviado por los siguientes colectivos: Asociación de la Mujer "Faina"; Asociación Humanitaria "Puerto Esperanza"; Asociación "Los Marinos" de Valterra; Asociación Juvenil "Alma Guanche"; Asociación Tercera Edad "Tenesor"; Agrupación Social "Guardilama Sol"; Federación "Titeroygakat"; Asociación Vecinal Valterra; Peña "Fútbol Club Barcelona"; Asociación Cultural "Altahay"; y Unidad Vecinal Canaria.
Esperamos ser atendidos debidamente y contar con su más que necesaria colaboración.Sin más se despide atentamente, enviándoles un cordial saludo.
(*) Portavoz
Luego se quejan de la imagen que Lanzarote tienen en el exterior por culpa de una serie de mafioso que corrompe distintas aéreas sociales
Lanzarote (Canarias), 28 de mayo de 2014 / Artículo de Opinión / Antonio Leal Aguilar (*)
El periodista ha estado ocupando un lugar de privilegio en esta sociedad isleña, pero no sólo en Lanzarote sino en todo el mundo, se hizo habitual que el ciudadano común se acercara a buscar ayuda del periodismo para efectuar denuncias, divulgar sus problemas y llevar temas para que sean investigados y denunciado, siempre se confió en la veracidad y la buena fe de estos profesionales.
Pero en los últimos tiempos también el periodismo ha ido perdiendo credibilidad, sobre todo en lugares gobernados por regímenes autoritarios y manipuladores–que no necesariamente significa que han asumido el poder a través de la fuerza- donde se establecen métodos restrictivos para la publicación de la noticia, algunas veces con el viejo sistema de la censura previa, o bien, castigando o colocando en listas negras a quienes osan desenmascarar hechos de corrupción o cualquier otro que pueda afectar la imagen que estos gobiernos desean conservar ante su gente.
Esto es lo que viene ocurriendo últimamente en esta isla volcánica, ciertos colectivos sociales y sus representantes en particular Antonio Leal Aguilar, Presidente de la Federación Autonómica Titeroygakat, vienen padeciendo la censura previa y se les ha colocado en las listas negras del periodismo insular por intentar desenmascarar hechos de corrupción que se puede estar generando en organismos oficiales, periodísticos o empresarial. Lo que ocurre en esta isla pasa en muy pocas partes del mundo.
Existe un dúo radiofónico mañanero sin escrúpulo, que solo sabe insultar, descalificar y arremeter contra aquellos agentes sociales, que denuncian todas las ilegalidades. Pero muy pronto esta pareja, va a tener noticia de la colectividad social.
Existe una clase de periodistas mercenario que trabaja para el político, empresario y para todo aquel que le pague bien su servicio. Es decir, son periodistas que se ponen de un lado, y del otro, por dinero, sin consideraciones éticas, ni profesionales. ¿Qué buenos periodistas pueden salir de elementos tan corruptos?
Son gente sin sentido de pertenencia, y por eso las empresas no se diferencian unas de otras. Y no hacen un buen trabajo profesional, porque estos publican lo que le indican y solo defiende a quienes les pagan sean o no delincuente, no tienen compromiso con la profesión, ni con la verdad.
Con estos personajes si catadura moral es el Periodismo el que sale perdiendo. Porque, también, hay que decir que esos periodistas mercenarios (y se enorgullecen de ello, y procuran hacer referencia, en todo momento, de que “trabajan” en radio y televisión y prensa, al mismo tiempo), Estos “mercenarios” (ya no son periodistas, sino objetos de compra-venta) Su aportación a nuestra sociedad es, realmente, nula. Pero se pavonean de inteligentes, presumiendo de su honradez y seriedad y perjudicando gravemente a los verdaderos profesionales.
Lo lamentable es que cada vez es más evidente el avance del periodismo mercenario, que puede identificarse de dos maneras:
1º) El periodista que está siempre de acuerdo con el poder de turno, y se encarga de publicitar y ponderar sus obras, sin importar que el peso de la realidad esté avalando o no sus afirmaciones.
2º) El periodista que comienza mostrándose como férreo opositor del poder de turno, pero de repente sus opiniones sufren drásticas modificaciones y pasa a convertirse en defensor incondicional de ese mismo poder.
Curiosamente, esto ocurre siempre con simultaneidad a la aparición de publicidad del gobierno en el diario, periódico, espacio radial y/o televisivo del susodicho periodista, que pasa a convertirse de este modo en un empleado de aquél a quien antes criticaba.
Y, como es previsible, quien le paga este salario, retribución o recompensa por sus servicios, tiene derecho a exigirle que cumpla con requisitos que, seguramente, lo descalifican para la información y la crítica objetiva.
Aquí es donde el periodista pasa a convertirse en un mercenario - con la acepción peyorativa de la palabra-, y pierde su prestigio social, su valor ético ante la sociedad y su dignidad como persona.
Aquí, el periodismo ha pasado a ser una más de las tantas profesiones devaluadas de un país donde cada vez es más difícil creer en la honestidad y, como dijo Discépolo, “la moral la dan por moneditas y la razón la tiene el de más guita”.
El escrito está enviado por los siguientes colectivos: Asociación de la Mujer "Faina"; Asociación Humanitaria "Puerto Esperanza"; Asociación "Los Marinos" de Valterra; Asociación Juvenil "Alma Guanche"; Asociación Tercera Edad "Tenesor"; Agrupación Social "Guardilama Sol"; Federación "Titeroygakat"; Asociación Vecinal Valterra; Peña "Fútbol Club Barcelona"; Asociación Cultural "Altahay"; y Unidad Vecinal Canaria.
Esperamos ser atendidos debidamente y contar con su más que necesaria colaboración.Sin más se despide atentamente, enviándoles un cordial saludo.
(*) Portavoz