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martes, 21 de febrero de 2012

El Comunicado de ETA de noviembre pasado

Málaga, 21 de febrero de 2012 / Artículo de Opinión / Jorge Hernández Mollar (*)

Sr. Director:

Al fin las previsiones se han cumplido como un reloj. Fruto de largas conversaciones y expectativas preparando el terreno de su anuncio, los etarras publicitan a los dos días de la parodia de la llamada conferencia de paz, un comunicado antes de las elecciones generales y que se elabora con la legitimidad que le ha brindado, la presencia de los dos partidos cómplices y asistentes al cónclave abertzale internacionalizado: PSOE y PNV.

Solo queda por saber a estas alturas cuáles son los últimos compromisos adquiridos por el Gobierno y que los trasladará al que se constituya después del 20N, como hechos ya consumados. La presencia de los etarras en las instituciones vascas a través de Bildu, la que se producirá en las Cortes Generales a través de Amaiur y la internacionalización del conflicto son victorias de la banda y de sus portavoces políticos que garantizan un poder transcendental para sus objetivos, entre los que está la petición de independencia. Ellos saben que la negociación en términos políticos sobre la autodeterminación no cabe pero sí su imposición…

Solo parece quedar ya, el acercamiento de los presos, de aquí que no hablen de disolución y entrega de armas porque es una “reserva” que hacen hasta ver cómo transcurren los acontecimientos después de las elecciones generales y las próximas vascas. Es comprensible que haya una corriente de cierta satisfacción porque por primera vez desde hace mucho tiempo y en español los criminales encapuchados de ETA, generosamente, anuncian que “definitivamente” cesan en su lucrosa actividad de matar.

Claro que aquí los únicos que, según ellos, han padecido son sus víctimas que han caído en una noble lucha por la libertad del pueblo vasco, combatiendo cara a cara con el ejército opresor y que las víctimas del pueblo español, para ellos no son tales, porque forman parte de ese ejército. No hay mayor insulto para los miles de españoles que han sufrido directamente su barbarie, que el desprecio permanente que manifiestan hacia el sufrimiento que han infringido a miles de hogares; que ser insensible al dolor, al valor de la vida, al debate civilizado, al respeto de la libertad, de las ideas…

Ser prudentes es siempre lo aconsejable cuando se trata de los comunicados de la banda que en un lenguaje difuso, retorcido y perverso, retuercen la realidad y tratan de engañar siempre a sus destinatarios. Nadie puede negar a estas alturas la gran labor que han desarrollado y desarrollan las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y las exitosas políticas impulsadas desde la unidad de los partidos para combatir el terrorismo, es la única forma de derrotarlo.

Cantar victoria como se está haciendo ahora desde altas instancias del Estado y casualmente unos días antes de unas elecciones generales, además de ser arriesgado, frustra a quienes solo la entienden como la desaparición de la banda terrorista con todas las consecuencias. La herencia que recibirá el nuevo gobierno en ésta como en otras importantes y graves cuestiones, será una pesada carga que tendrá que asumir desde lo que al gobierno del presidente Zapatero le ha faltado: sentido y visión del Estado, patriotismo, competencia y valentía para decir la verdad.

(*) Ex parlamentario nacional y europeo PP

domingo, 12 de febrero de 2012

Paréntesis

Málaga, 12 de febrero de 2012 / Cartas al Director / Jorge Hernández Mollar.

En primer lugar, deseo agradecer las muestras de afecto y aprecio que me habéis dispensado, queridos amigos y lectores, desde que he asumido mi nueva responsabilidad como Subdelegado del Gobierno de la Nación en la provincia de Málaga, todo un honor y sin duda un apasionante reto.

Después de una larga vida dedicada al servicio público desde la administración en mi calidad de funcionario y también desde la política en los lugares que mi partido ha estimado disponer, nada mejor que un broche de oro como es representar al gobierno de Mariano de Rajoy y de España en esta bella tierra andaluza que es Málaga capital y su hermosa provincia.

Sin duda todo trabajo de este nivel y dedicación exige algún sacrificio. Últimamente os confieso que había descubierto en el ejercicio de la escritura plasmada en mis artículos de opinión y reflexión sobre temas de actualidad, el inicio quizás de una nueva aventura literaria, me encontraba cómodo y dispuesto siempre a dedicarle una parte de mi tiempo libre.

Pero se ha cruzado este nuevo destino, esta nueva llamada al servicio de la sociedad desde una óptica ilusionante como es ejecutar las políticas de gobierno en el territorio que se me ha asignado dirigiendo los organismos y empleados públicos de la Administración General del Estado en la provincia. Una labor que me exigirá sin duda mucho tiempo y esfuerzo para que los ciudadanos malagueños y visitantes, se sientan más seguros, disfruten de sus derechos en paz y libertad y todos los servicios que les preste nuestras administraciones tengan el sello de la calidad y eficacia, aun con las limitaciones de los difíciles tiempos en los que vivimos.

Pero no os preocupéis, mis queridos lectores, que no es una despedida, ni siquiera un hasta luego. Solo pido de vuestra compresión para que entendáis que ahora además de mi trabajo ordinario y en ocasiones extraordinario, utilice todos los medios necesarios, incluido mi blog, artículos y las redes sociales para propagar e informar a la sociedad de mi actividad principal, siempre desde mis irrenunciables convicciones personales y con el acento puesto en una sociedad que como la nuestra exige que se le gobierne en estos momentos con austeridad, eficacia y determinación.

España, Andalucía, Málaga…necesitan un cambio profundo en el estilo y modo de ser gobernadas y administradas. Transparencia, sinceridad y honestidad son las reglas que se deben imponer en la gobernanza de los pueblos. Estamos pagando una factura muy elevada por la irresponsable actuación de muchos dirigentes de nuestra sociedad en los vastos campos de las administraciones públicas, laboral, finanzas, relaciones internacionales etc.

Ello nos está conduciendo a grandes sacrificios en los ámbitos público y privado. Debemos mantener la fortaleza de nuestra sufrida clase media, proteger a los más débiles y que no sean los trabajadores públicos y privados los paganos principales de los desmanes que venimos conociendo. Ahora toca Andalucía. Estoy convencido que los andaluces reaccionaremos igual que el resto de España. Será bueno incluso para la salud de los que hoy gobiernan desde hace treinta años que lo hagamos desde las urnas, los retiremos a un merecido descanso, para que limpien fondos, modernicen su embarcación y elijan nueva tripulación. La nuestra, la de Javier Arenas y la del PP andaluz ya está preparada para un relevo ilusionante y esperanzador, será nuestro próximo puerto de llegada. Hasta pronto queridos amigos, seguiré en la brecha.

martes, 17 de enero de 2012

Don Manuel

Málaga, 17 de enero de 2012 / Carta al Director / Jorge Hernández Mollar (*)

Sr. Director:

Así le hemos tratado siempre en el partido desde su fundación. Generaba respeto, autoridad política, moral e intelectual y una artificial distancia que en el trato próximo y personal se convertía en una inusitada atención ante las cuestiones que se le planteaban además de una inmediata reacción para buscar la solución adecuada.

Esta descripción de uno de los aspectos de su fuerte personalidad, amable y entrañable al mismo tiempo, es fruto de una de mis vivencias personales durante los años de su presidencia. Don Manuel Fraga Iribarne ya ha pasado a formar parte de la historia de España. Como todos los grandes personajes, se le recordará desde sus aciertos y errores como cualquier ser humano. Pero su aportación al devenir político de España ha sido la de un gran estadista que figurará a partir de ahora en el cuadro de honor de los políticos más relevantes de nuestra historia.

Supo descubrir en el turismo una de las fortalezas de nuestro desarrollo, se movió con imaginación y determinación política en las procelosas aguas de la dictadura y cooperó con gran inteligencia y un alto nivel profesional y político en el desarrollo de nuestra Constitución, cimiento básico y fundamental de nuestra moderna democracia.

Desde su presidencia fundacional de Alianza Popular, hoy Partido Popular, sufrió los ataques, traiciones y vaivenes que con lleva el día a día del transcurrir de un partido, pero su “idea” del Estado, su firme decisión de aunar a los españoles que compartíamos con él un modelo de sociedad articulada alrededor de una ideología de centro derecha y su entrega sin límites al partido que fundó, le ha valido el respeto de toda la sociedad española y el cariño que siempre, desde la cercanía de afiliados y simpatizantes del partido, hemos querido demostrar a quien hoy disfruta ya de su merecido descanso con el que Dios le sabrá recompensar.

(*) Afiliado del Partido Popular

martes, 20 de diciembre de 2011

Navidad

Málaga, 20 de diciembre de 2011 / Opinión / Jorge Hernández Mollar (*)

Desde hace más de dos mil años los cristianos rememoramos el hecho histórico más grandioso e inimaginable de la vida del hombre. Un niño nace humildemente en un lugar muy modesto de una ciudad de Judea llamada Belén. Sus padres, José y María, eran portadores de la misión más delicada y transcendental para la humanidad: dar vida, criar y educar al hijo de Dios.

Nada de lo que haya ocurrido en el mundo desde entonces es más grandioso ni relevante que esto. Nuestra imaginación no llega a alcanzar la dimensión de esa decisión divina que ha supuesto una revolución en el devenir de la humanidad. Es cierto que millones de seres humanos viven a espaldas de este acontecimiento como consecuencia de practicar otra religión o por su agnosticismo, aunque buena parte de ellos lo celebran como una fiesta con sabor social y familiar, extremando, eso sí, los gestos de paz y bondad.

Pero la celebración de la navidad, la “nativitas”, el nacimiento de Dios hecho hombre, es para los cientos de millones de cristianos del mundo un acontecimiento que va mucho más allá de lo que es un fenómeno social. Debe ser un tiempo de reflexión, de revisión de nuestras conductas, de examinar nuestras sensibilidades hacia las necesidades e inquietudes de las personas más próximas a nosotros: compañeros de trabajo, familiares, amigos…, pero sobretodo es una fiesta personal, íntima, para interiorizar nuestra actitud ante nuestras responsabilidades personales y sociales.

Hoy estamos inmersos en una sociedad excesivamente ruidosa, egoísta y en ciertos aspectos desquiciada. El mundo de las ideas e incluso de las utopías ha sido absorbido por el pragmatismo, la velocidad, la información sin límites, el economicismo. La esclavitud del hombre por el hombre ha dado paso a la esclavitud del hombre por el dinero, la corrupción, las drogas, el sexo o el mismo consumismo.

Pero nada es diferente de los tiempos en que ocurrió aquel providencial nacimiento. La perversidad del hombre de hoy no es mayor que la de entonces y los males que hoy nos aquejan tampoco. Solo se trata de que nos empeñemos en desarrollar nuestras innumerables capacidades y bondades, poniendo en práctica los valores que germinaron en Belén. El esfuerzo personal, la solidaridad, el deseo de justicia, las ansias de libertad o el respeto a las ideas u opiniones de los otros.

La Navidad coincide también con la apertura de un nuevo año. Desde que se instauró nuestro calendario gregoriano y muchos siglos antes también, cada año viene marcado por sucesos que han condicionado la vida de las personas. Los grandes descubrimientos científicos y revolucionarios, las convulsiones políticas, los fastos deportivos y sociales junto a las catástrofes naturales o las guerras y penalidades determinan de una forma u otra la historia de la humanidad.

Estas fiestas navideñas vienen marcadas por una crisis que nos tiene que hacer reflexionar sobre nuestra actitud personal ante ella. Millones de ciudadanos en España, viven hoy de las ayudas y subsidios e incluso de la caridad por falta de trabajo. Recuperar, como la imagen del portal de Belén, hábitos y costumbres que se asienten en la austeridad, la laboriosidad y la solidaridad nos ayudará y ayudará al nuevo Gobierno a recuperar la senda del desarrollo y de la prosperidad para todos los españoles. Este es mi deseo y el que aprovecho para transmitir en estos entrañables días a todos mis lectores y amigos.

(*)Ex parlamentario nacional y europeo PP

viernes, 16 de diciembre de 2011

El Manicomio Nacional

Málaga, 16 de diciembre de 2011 / Opinión / Jorge Hernández Mollar (*)

Sr. Director:

La nueva legislatura se ha iniciado de la forma más pintoresca: sindicalistas, como Cayo Lara, que van al Congreso a celebrar el día de la Constitución para anunciar que no asistirán, diputados que van a la Zarzuela en bicicleta, otros que, como Bosch i Pascual, representante de ERC, le dicen al Rey que “quieren salir del reino” y los pro etarras de Amaiur, independentistas y algo más, que “exigen” grupo parlamentario en la sede de la soberanía nacional para disfrutar del sueldo y de los privilegios de los diputados “españoles”.

Curiosamente ahora reclaman “democráticamente” la salida del reino, olvidándose que hasta ayer sus compañeros de viaje, nos dejaron el escalofriante legado de ochocientos españoles asesinados y miles de mutilados física y mentalmente que, según ellos, son parte obligada de su “proceso de paz…”

A este esperpéntico panorama se une la imparable escalada de asuntos judiciales en los que se ven envueltos políticos, jueces, banqueros, ministros, tonadilleras, empresarios y hasta duques y otras especies de la fauna llamada “clase pudiente”. Todos ellos envueltos en bufandas de millones de euros y dispuestos siempre a ir a los juzgados para negarlo todo, culpar de sus tropelías al vecino y sobretodo no devolver un solo euro de lo robado a los bolsillos de los españoles.

Personajes como Chaves, Pepiño, “el Bigotes”, Correa, Urdangarín, Garzón, Camps, la Pantoja etcétera, inundan páginas de periódicos, redes sociales, tertulias y televisiones, mostrando, no precisamente, lo más brillante y ejemplar de la sociedad española. Si a esto le añadimos la ola de secuestros de niños y jóvenes, los hachazos y apuñalamientos a mujeres por parte de sus maridos o compañeros, los millones de parados, los becarios explotados, los pensionistas angustiados y los funcionarios zarandeados, podemos llegar a la conclusión de que una grave enfermedad psiquiátrica está minando la salud de España a pasos agigantados.

España necesita someterse a una terapia de grupo. Primero tenemos que convencernos de que una buena parte de nuestra sociedad es absolutamente normal. Millones de españoles desean y les asiste el derecho de acudir a su trabajo diariamente para ganarse con honradez su sustento, contribuir a la riqueza nacional y percibir un salario digno. Millones de matrimonios, formalizados por la ley civil o religiosa entre hombres y mujeres y que conforman familias normales, desean educar a sus hijos escogiendo el modelo educación sin discriminación y con libertad. Millones de contribuyentes desean asimismo, que los servicios públicos funcionen con eficacia y que sus dineros se gestionen con transparencia y honestidad.

Millones de españoles exigen que nuestra justicia sea independiente, profesional y solucione los conflictos con rapidez y ecuanimidad y millones de españoles desean, también, no sentirse discriminados en su educación, salud, calidad de vida u oportunidades de trabajo por vivir en distintas ciudades, provincias o autonomías de España.

En segundo lugar y como parte de esa terapia, tenemos que conseguir que nuestros medios de comunicación y redes sociales nos ayuden a “normalizar” la vida española, transmitiendo los valores y virtudes del pueblo español. Nos corresponde a todos generar noticias positivas que a su vez sean “noticia”. Gobernar con altura de miras, sentido común y moderación es un primer paso para serenar la vida de los españoles y hacerla noticiable.

Cumplir con nuestras obligaciones ciudadanas, ser justos en la distribución de la riqueza, utilizar los fondos públicos para contribuir al bien común de la sociedad y ayudar a fortalecer el mundo financiero y empresarial para que renazcan millones de puestos de trabajo de calidad y bien retribuidos, es clave para que nuestra nación se encarrile sin sobresaltos por la ruta de la normalidad y prosperidad a la que tenemos derecho.

Perseguir al delincuente, aplicar justicia de forma rápida y eficaz y legislar con orden, racionalidad y respeto a los valores éticos o morales de la sociedad ayudaría a restablecer la confianza en el sistema y en las instituciones, hoy bastante deteriorada. En definitiva como dijo nuestro querido y casi olvidado ya Presidente Adolfo Suárez en aquella su famosa e histórica frase: “elevar a la categoría política de normal, lo que a nivel de calle es simplemente normal”.

(*) Ex parlamentario nacional y europeo PP

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Al Presidente Bono

Málaga, 07 de Diciembre de 2011 | Opinión | Jorge Hernández Mollar (*)

Sr. Presidente:

Hace ya unos cuantos años ocupé un escaño en el hemiciclo de ese histórico edificio. Le confieso que siento una cierta emoción cuando ya como espectador, me entretengo o divierto con alguno de los debates parlamentarios más relevantes o con los rifirrafes entre gobierno y oposición durante las sesiones de control…

Siempre he sentido un gran respeto por la presidencia de las Cámaras, recuerdo con especial afecto la del fallecido Félix Pons (q.e.p.d), que presidió con su habitual señorío el Congreso de los Diputados o la del ínclito Federico de Carvajal que lo hizo en el Senado. Creo que en un sistema democrático, nada hay más relevante que tener el privilegio y el honor de dirigir las Cámaras que representan la voluntad popular.

Desde ese reconocimiento, Sr. Presidente, deseo manifestarle, dicho sea en términos de cortesía parlamentaria, mi más profunda discrepancia con algunas de las consideraciones que ha hecho en su floreado y exquisitamente construido discurso de despedida del 6 de diciembre. Palabras, algunas de ellas, que o no se corresponden con la realidad o llegan ya demasiado tarde.

Desde su presidencia y especialmente desde el partido al que pertenece estimo que no ha contribuido precisamente a crear un marco de convivencia duradero para que millones de españoles, diferentes, viviésemos en paz y con igualdad de derechos. La Ley de la Memoria Histórica, que respaldó, reabrió heridas ya cerradas y resucitó el drama de las dos Españas enfrentadas, llegando incluso a trasladar al nuevo gobierno, la responsabilidad de remover innecesariamente los cadáveres de nuestra trágica contienda de la guerra civil.

Como su pretensión al parecer, Sr. Presidente, es ser embajador ante la Santa Sede, ya habrá tiempo de recordarle al Vaticano, su extraña e incongruente actitud de católico “confeso” ante cuestiones morales de especial trascendencia para la Iglesia como son el aborto, el matrimonio de los homosexuales, la eutanasia o el agresivo laicismo del Estado predicado por su admirado Presidente Zapatero y que ha contribuido también a enturbiar, durante sus años de presidencia, la convivencia entre españoles.

Hace una loa ampulosa y exageradamente increíble de los años de gobierno del presidente Rodríguez Zapatero: Cuando la mar se calme, la tempestad amaine y con la perspectiva, señor presidente, que da el tiempo y se puedan distinguir las voces de los ecos, contemplaremos en toda su dimensión tu obra de gobernante…

¿A qué obra se refiere Sr. Presidente? ¿A los cinco millones de parados? ¿Al dramático endeudamiento del Estado? ¿A la errática política exterior de España? ¿A la ausencia total de consenso durante sus dos legislaturas en materia de terrorismo -afortunadamente rectificada en su último período aunque con graves concesiones- o en la crisis económica, negándola una y otra vez para después someterse con espíritu casi castrense a la disciplina financiera y presupuestaria exigida por Bruselas, EEUU o la misma China?

Sr. Presidente, como bien dice en su discurso bebamos entonces de las fuentes del olvido y arrimemos todos el hombro, incluido el suyo, olvidándonos de esta pesadilla de gobierno que durante estos años nos ha hecho rememorar los peores momentos de nuestra historia.

La mayoría de los españoles, de un signo u otro hemos depositado nuestra confianza en la persona que debe encarnar otro estilo de gobierno, un gobierno que actúe con la verdad, la firmeza y el rigor que España exige y necesita y que su señoría desgraciadamente, con su voto en el Congreso, nos ha negado en múltiples ocasiones a lo largo de su presidencia.

(*) Ex parlamentario nacional y europeo PP - Málaga

domingo, 4 de diciembre de 2011

El Caos

Màlaga, 04 de diciembre de 2011 / Opinión / Jorge Hernández Mollar.

No pretendo hacer aquí ninguna elucubración científica sobre la conocida “teoría del caos” y el “efecto mariposa” para explicar la evolución de determinados acontecimientos, la relación de causa-efectos entre ellos o la concatenación entre los movimientos de las alas de una mariposa y las consecuencias que producen…

Pero una simple observación de la realidad y de los hechos que vienen aconteciendo desde la caída del gigante Lehman Brothers, el cuarto banco de inversión norteamericano, que gestiona 46.000 millones de dólares en hipotecas y que se declaró en quiebra, y del Bank of América que se vio obligado a comprar la entidad Merrill Lynch por 31.000 millones de dólares, nos lleva a la conclusión de que el caos se ha apoderado del mundo financiero y por ende de la economía real y que Europa ha entrado de lleno en una profunda crisis de identidad.

Dos hechos de gran relevancia demuestran la profunda herida que hoy se ha abierto en el corazón de la Unión Europea: la caída de dos gobiernos democráticos, Italia y Grecia, por exigencia principalmente de Alemania y Francia y su sustitución inmediata por dos gobiernos, llamados tecnócratas, y que tienen el plácet de los dos mandamases. Todo un golpe de Estado en regla, impensable en otro tiempo en la Europa democrática, y con el silencio y la anuencia del resto de los gobiernos de la UE.

España, posiblemente hubiera seguido el mismo camino, si Rodríguez Zapatero no hubiera convocado elecciones. Las presiones y amenazas para su dimisión y un nuevo gobierno “vigilado” se habrían producido inexorablemente. Si a esto se le añade las intervenciones de los presupuestos nacionales, que es lo mismo que decir de las políticas nacionales de los Estados miembros, y la anunciada “refundación” de la Unión Europea, de la mano de Alemania y su acólito Francia, la nueva aventura europea, con final incierto, está servida.

¿Existe una “mano negra” que mueve todos los hilos de esta gran crisis internacional que se está cebando fundamentalmente contra la Unión Europea? ¿Son los mercados indeterminados? ¿Las monedas y los gobiernos mundiales que las representan que ven en el euro un molesto competidor? ¿Los lobbies o grupos de presión financieros y políticos internacionales…?

¿Es una mera casualidad que Goldman Sachs, uno de los mayores bancos de inversión mundial se haya relacionado profesionalmente con los actuales primeros ministros de Italia y Grecia, Mario Monti y Lukas Papademo, así como con Mario Draghi, Presidente del Banco Central Europeo que llegó a ostentar la Vicepresidencia para Europa de ese banco? La Fundación Rockefeller y el afamado Club Bindelberg, que reúne a los hombres y mujeres más poderosos de la tierra, tampoco son ajenos a alguno de estos personajes.

¿Existe una relación entre este caos internacional y la llamada “primavera árabe”? ¿Quién está moviendo también el entramado de estas revoluciones “controladas”? Hemos entrado en este nuevo siglo de la mano de grandes atentados terroristas, una cruel guerra en Afganistán e Irak y una caótica crisis económica-financiera que está empobreciendo y desestabilizando principalmente a Europa. EEUU ya no lidera el mundo a pesar de su indiscutible potencial económico y militar, Irán parece haberse convertido en un nuevo Irak e Israel y Palestina son la gran asignatura pendiente para la región de Oriente Medio. China, por otra parte, nos da zarpazos, invadiendo económica y demográficamente el mundo occidental.

Al nuevo gobierno español de Mariano Rajoy, le espera una inmensa labor para ordenar la casa por dentro pero también para navegar con prudencia y valentía en las procelosas aguas de una tempestad internacional que algunos poderes ocultos aprovechan sembrando el caos y la confusión. España ni puede ni debe quedar descolgada de las grandes decisiones que haya de tomarse para enderezar la Unión Europea, es la hora de adelantarse a los acontecimientos, adoptar con firmeza medidas sensatas y justas para recuperar nuestra economía y plantear sin complejos que por nuestra historia podemos y debemos estar en el puente de mando de la nave europea…

(*) Ex parlamentario nacional y europeo PP

lunes, 28 de noviembre de 2011

El Régimen

Madrid, 28 de noviembre de 2011 | Opinión |Jorge Hernández Mollar (*)

En España y en términos de calle, el vocablo “régimen” se identifica con la dictadura, fruto de los casi cuarenta años de “régimen franquista”. Lo cierto y verdad es que en Andalucía se ha instaurado un régimen, no desde una ruptura violenta del sistema, sino desde el deterioro del ejercicio del poder conquistado legítimamente en las urnas. Un sistema viciado a lo largo de estos treinta años, por el abuso y la corrupción institucional de quienes han detentado y aún detentan el gobierno de la Comunidad.

Desde mi modesto punto de vista, esto es aún más grave que un régimen dictatorial al uso. Se ha despreciado en las instituciones la representatividad de la oposición; se han utilizado bienes públicos para beneficio del partido gobernante; se han repartido subvenciones y ayudas desde criterios exclusivamente ideológicos y se ha creado una intrincada y compleja red de intereses privados y familiares que han hecho un uso desvergonzadamente fraudulento de los dineros de los andaluces.

Pero donde el nepotismo ya llega casi al paroxismo, es en la politización de las instituciones. La administración andaluza es el más claro ejemplo de ello. Los funcionarios de carrera, indignados por la deriva que ha tomado el reciente Decreto-Ley 5/2010 de Reordenación del Sector Público Andaluz, que abre la puerta a miles de empleados contratados a través de la creación de Agencias Públicas, están, por ahora, clamando en el desierto para que no continúe este disparate y se paralice esta invasión socialista de las instituciones.

El clamoroso escándalo de los ERE, nos ha llenado de vergüenza a todos los andaluces. Los acertadamente llamados “fondos de reptiles”, dotados al parecer con más de 700 millones de euros para empresas, han servido para llenar los bolsillos de dirigentes políticos del socialismo andaluz, manchando sin pudor alguno, sus propias siglas y sin que apenas hayan reaccionado como hubiera sido lo normal. Denegar comisiones de investigación, no asumir sus responsabilidades y no presentar dimisiones, como se hace en cualquier democracia que se precie, es propio de los regímenes totalitarios. Si a esto se le añade el intento de lanzar infundios sobre la juez que lleva el caso, el lamentable espectáculo está servido.

A este desgraciado panorama hay que añadir el drama más intenso que sufrimos las familias andaluzas: el paro. Treinta de cada cien andaluces en edad de trabajar sufren la frustración del desempleo mientras otros, precisamente los responsables de dar confianza a nuestra economía, incentivar nuestras empresas y promover políticas activas de empleo, se dedican a despilfarrar y desperdiciar la riqueza y el potencial de las gentes de nuestros pueblos y ciudades.

Pero si en algo hay que incidir es en el bajo nivel de nuestra educación. Andalucía, cosecha un índice de repetidores en su alumnado del 43%, la segunda Comunidad Autónoma en esta categoría, según el informe PISA. El régimen socialista andaluz anda obsesionado por la educación sexual libertaria y degradante, por el aborto, la eutanasia o la ideológica igualdad de género mientras han menospreciado la educación de la gramática, la historia, las matemáticas, las lenguas y menos aún la educación en los valores culturales, éticos o morales de nuestros niños y jóvenes.

A los que puedan argumentar que mi reflexión adolece de un exceso de crítica negativa, les puedo conceder que en estos años, Andalucía, por ejemplo, ha desarrollado fuertemente sectores tan importantes como el turismo, los servicios, la agricultura…y que sus comunicaciones han dado un fuerte impulso a su modernidad, facilitando su conexión con todas las partes del mundo. Aeropuertos, autovías, trenes de alta velocidad, puertos han sido el fruto del esfuerzo de sucesivos gobiernos de diferentes signos políticos.

También la Unión Europea con los fondos comunitarios ha contribuido decisivamente en estas últimas décadas a incrementar la riqueza de los andaluces. Esta no es la cuestión, lo preocupante es que en estos años, el partido socialista ha buscado siempre patrimonializar la vida de los andaluces y confundir al PSOE con Andalucía. En definitiva instaurar un “régimen” que, afortunadamente, ha iniciado ya el camino sin retorno hacia su final y esto será muy beneficioso para la salud democrática de los andaluces, para la regeneración del propio partido socialista y especialmente para la recuperación económica y social de Andalucía.

(*) Ex parlamentario nacional y europeo PP

lunes, 21 de noviembre de 2011

Carta dirigida al nuevo y recién elegido Presidente de la Nación Española

Málaga, 21 de noviembre de 2011 | Opinión |Jorge Hernández Mollar (*)

Carta al Presidente

Mí querido Presidente: Recibe, en primer lugar, mi más cordial enhorabuena por tu éxito electoral y el de nuestro Partido en las recientes elecciones. España se ha visto inmersa en estos últimos años en una espiral de acontecimientos que han hecho tambalear los cimientos de su sólida construcción desde el inicio de nuestra aún joven democracia. Tienes ahora, pues, la confianza de todo el pueblo español y naturalmente la mía propia, para afrontar un reto difícil y complicado: recuperar la ilusión y la esperanza de toda una Nación sumida en una preocupante depresión económica, social y política.

Desde que terminó la dictadura en el último tercio del pasado siglo, los españoles decidimos que la paz, la concordia y el esfuerzo común serían la base o el fundamento de nuestra convivencia para desarrollar nuestras potencialidades, estructurar un Estado moderno y eficaz y recuperar nuestro prestigio e influencia en el mundo.

Superamos un golpe de Estado militar, sufrimos el terrible e injusto azote del terrorismo de ETA, no nos doblegamos ante el crimen de Estado más cruel y criminal de nuestra historia, conocido como atentado de Atocha y ahora una crisis económica y social, persistentemente negada y aún peor gestionada por el patético ex presidente Zapatero, nos ha puesto de nuevo ante un complicado reto que, como los citados anteriormente, tenemos que afrontar con tu liderazgo y con nuestro esfuerzo común y solidario.

Los resultados electorales del día 20, son la manifestación nítida y clara de la voluntad de los españoles: deseamos un cambio de rumbo en nuestro gobierno; deseamos conocer la verdad; deseamos personas competentes y prestigiosas en tu equipo de gobierno; deseamos limpieza, honestidad y laboriosidad en nuestros representantes públicos y deseamos que nuestras Cortes Generales representen la suma de nuestros intereses nacionales.

Los españoles, somos capaces además, porque así lo hemos demostrado a lo largo de nuestra historia, de remontar dificultades que parecían insuperables, de liderar a nivel mundial éxitos en los ámbitos de la economía, la cultura, el deporte, la ciencia o la política. Solo necesitamos que se sepa encauzar nuestras capacidades en todos los órdenes, con reglas de juego que respeten la libertad, que promuevan el desarrollo de nuestros valores, y que infundan confianza y respeto en nosotros mismos y en el entorno internacional que nos desenvolvemos.

No esperamos milagros, Presidente, tienes razón. Pero si esperamos que nos digas la realidad de nuestra situación y cómo se va a repartir el sacrificio y el esfuerzo que estamos obligados a hacer. Tu experiencia política y de gobierno son suficientes para que te hayas dado cuenta ya, de las tremendas dificultades que las familias españolas estamos pasando para afrontar el día a día y también la desazón de nuestras jóvenes generaciones que solo piden trabajar, ganarse dignamente el sustento y no ser una carga, a veces demasiado pesada, para sus familias.

Te esperan con mucho interés en la Unión Europea, causa también de muchas de nuestras dificultades. Diles, con claridad, Presidente, que España quiere sumar y no restar, que nos vamos a empeñar en ello pero que deseamos también, participar en una reflexión común sobre un proyecto que se paralizó en el euro, que exige una voluntad decidida y firme de sus líderes para caminar juntos y para determinar que puesta en común vamos a hacer de nuestras políticas económicas y sociales. La imposición y las amenazas que ahora se ciernen sobre nosotros son el peor camino para el entendimiento y la consolidación de una Europa fuerte y competitiva en el mundo.

Con mi felicitación, mi afecto y mi solidaridad.

(*)Ex parlamentario nacional y europeo PP

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Debates

Málaga, 09 de noviembre de 2011 | Opinión Política |Jorge Hernández Mollar

Mariano Rajoy y Alfredo Rubalcaba han protagonizado el lógico debate que se debe producir entre dos contendientes que aspiran a gobernar la vida de los españoles a lo largo de los cuatro años de la próxima legislatura.

Debatir, confrontar ideas, proyectos o programas es lo normal y natural en una democracia que tiene su razón de ser, precisamente, en la implicación y participación de los ciudadanos en el ejercicio del poder a través de los cauces y reglas de juego que el mismo sistema decide y determina. Otra cuestión es cómo se organizan y se estructuran en unas elecciones el enfrentamiento ideológico y verbal entre unos candidatos y otros.

Pasados unos días ya desde el último debate entre los presidenciables, creo que no interesa hacer más valoraciones de sus resultados, ya está prácticamente todo dicho, las encuestas demoscópicas y las redes sociales ya han dictaminado, en un porcentaje bastante elevado, quien ha sido el triunfador y sus efectos se añadirán a la decidida voluntad de los electores, de pronunciarse con los votos a favor de una u otra opción política, que según todas las previsiones, será la del partido popular y Mariano Rajoy su candidato.

Interesaría pues, hacer desde mi punto de vista, una breve reflexión sobre el nivel de atracción que tiene entre la ciudadanía el desarrollo y formato de estos debates. Es evidente que una cosa es la expectación que originan, que sí es importante, y otra la atención que produce el seguimiento y desenvolvimiento de su contenido. Este último aspecto, a mi entender, es el que se merece algunos comentarios.

Cuando se ha participado en numerosos debates parlamentarios y electorales, una de las características que resultan más atractivas es la frescura, la capacidad de improvisación y la libertad de movimientos de sus participantes. En el debate televisivo, de éste y de los anteriores que a lo largo de estos años hemos podido contemplar, ninguna de estas tres condiciones se ha dado. Un cerrado encorsetamiento en los temas a tratar, una excesiva preparación técnica de los asesores y una rigidez escénica en el cara a cara, alrededor de una gran mesa, dan un aspecto de solemnidad y alejamiento que termina alejando a su vez y aburriendo a los receptores de sus ideas y mensajes.

Dos buenos parlamentarios como son Rajoy y Rubalcaba hubieran necesitado menos pactos sobre el contenido de sus intervenciones, menos condicionantes para su libre confrontación y desde luego un mayor espacio para sentirse más expresivos y comunicativos. Esto es importante en la medida que sirve para acercar más la política a los ciudadanos, para que éstos valoren la proximidad que tienen con sus problemas reales y para hacer más creíbles las soluciones que se aportan desde el gobierno de sus intereses por parte de los contendientes.

Entre las muchas dificultades con las que se va encontrar el futuro gobierno de Mariano Rajoy, si el próximo día 20 el pueblo español le da afortunadamente su confianza, una de ellas va a ser recuperar la credibilidad del ejercicio de la política y de sus representantes. No darse cuenta de la falta de interés y desconfianza que hoy existe en nuestra sociedad hacia la clase política es sumamente peligroso para la estabilidad del propio sistema democrático. Convertirse la política, en una de las mayores preocupaciones de los españoles, la tercera después del paro y de los problemas económicos según una reciente encuesta del CIS, requiere que se le preste una especial atención por parte de nuestros dirigentes políticos.

Es por eso que se debe recuperar no solo la exigencia de la honestidad, preparación y laboriosidad de quienes se dedican a tan noble y secular oficio, sino una mayor proximidad entre ciudadanos y políticos, para lo que conviene darle también un mayor protagonismo y nivel a los debates parlamentarios que no suelen despertar hoy interés alguno.

Se echa de menos en nuestra sociedad, además de los comportamientos, un lenguaje más claro y directo de los políticos sobre los problemas del día a día de los ciudadanos, un mayor acercamiento a sus inquietudes y un debate más próximo e inmediato con sus propios representados. Se produce como un divorcio entre la época de las campañas electorales, donde todo son sonrisas y abrazos y el día después del voto. Especialmente ocurre con los parlamentarios nacionales y autonómicos más alejados que los munícipes de las necesidades cotidianas.

Paro, economía y política son pues tres grandes escenarios donde el candidato y futuro presidente del gobierno Mariano Rajoy va a tener que echar el resto. Sentido común no le falta, preparación política y profesional tampoco y compromiso para ilusionar a los españoles y hacerles recuperar la confianza lo tiene asumido, al menos eso es lo que nos transmitió a los españoles en su último debate.

(*) Ex parlamentario nacional y europeo PP

viernes, 28 de octubre de 2011

La crisis

Málaga, 28 de octubre de 2011 | Opinión |Jorge Hernández Mollar (*)

Una reciente encuesta del Parlamento Europeo revela que existe una tendencia hacia una fuerte polarización de la opinión pública europea en las cuestiones más relevantes que se están planteando como consecuencia de la crisis económico-financiera que azota principalmente a Europa y a los EEUU. Esa polarización se produce en gran parte por el desconocimiento generalizado de sus instituciones y la desconfianza hacia un proyecto común europeo cada vez más anquilosado.

Sin embargo la mayoría de los ciudadanos se sienten muy preocupados por los efectos de la crisis sobre su situación personal. En España, por ejemplo, estamos ya percibiendo un creciente empobrecimiento de la sociedad: familias con todos sus miembros en edad de trabajar en paro; los salarios claramente insuficientes para afrontar los gastos más primarios; los pequeños y medianos empresarios impotentes ante su incapacidad económica para mantener sus negocios y puestos de trabajo y lo que es peor aún una fuerte desconfianza hacia los dirigentes políticos en general que son los llamados a gestionar la grave crisis que padecemos; Italia parece seguir los mismos pasos y Grecia se consume en la hoguera de su ruina económica.

Europa se encuentra en la mayor encrucijada desde la segunda guerra mundial. Los grandes avances de la construcción europea hasta la puesta en marcha del euro, se ven hoy desbordados por una flagrante incapacidad de los actuales líderes para imponer a los Estados miembros unas reglas comunes de juego en el ámbito económico y fiscal. Los europeos se manifiestan cada vez más pesimistas sobre la duración de la crisis y una buena parte demanda más europeísmo en las conductas y actitudes de los gobernantes europeos, en el funcionamiento de sus instituciones y en la coordinación de sus políticas.

Los ciudadanos en general, se sienten agobiados, no solo por su situación personal sino también por la dimensión que ha adquirido la crisis. El crack inmobiliario, el impresionante volumen de deuda de los Estados, las astronómicas y mareantes cifras que se están manejando para recapitalizar las entidades financieras y la colonización económica y cuasi-política a la que nos ha sometido Alemania y Francia, hacen cada más difícil la comprensión de la gravedad del problema, hasta el punto que su solución excede ya de las propias estructuras de poder de los Estados.

Las actuales autoridades monetarias internacionales como el FMI, el Banco Mundial, la Reserva Federal de los EEUU o el mismo BCE de la UE están dando palos de ciego sobre los diagnósticos y las medidas a acometer para poner un poco de orden en un sistema que, desde un liberalismo económico sin reglas y sin una supervisión efectiva, hace aguas como consecuencia de la desestabilización del sistema monetario mundial.

La cadena tradicional de “ahorro-inversión-producción-consumo”, se ha roto porque la mundialización de la economía y la especulación salvaje, ha hecho alejarse cada vez más al sistema financiero de la economía real. Se ha penalizado el ahorro con un bajo rédito y una fiscalidad excesiva, la inversión se ha dirigido hacia una desmedida especulación favorecida por la aplicación de las nuevas tecnologías en el campo de las finanzas que han sobrepasado todas las fronteras y, por otra parte, la producción de bienes y servicios se ha descompasado de la actividad financiera.

Se ha roto también el mapa de los países desarrollados, emergentes o en desarrollo. China, Brasil o la India países en crecimiento de un 7 o 7,5%, muy por encima de los mal llamados ya “países desarrollados”, son quienes ahora tiran de la economía mundial. Estados Unidos y la Unión Europea no encuentran el camino de su recuperación y su modelo económico-financiero y social, está demostrando su agotamiento e incapacidad para atender las demandas de los ciudadanos y servir al interés general y bien común.

Se ha desequilibrado el mundo de la técnica, de las tecnologías y el de la formación humanística, de los valores, de la ética o de la moral. La codicia y el enriquecimiento sin límites se han convertido en un “estilo de vida” disparatado y que está causando un auténtico escándalo entre la ciudadanía: millonarias indemnizaciones a directivos de entidades financieras en quiebra, corrupciones de políticos al más puro estilo mafioso…, se impone, pues, una reeducación a fondo de las conductas en el ámbito de lo privado y lo público.

Sobran hoy, pues, individualismo, interés particular, egoísmo en detrimento de la solidaridad y el bien común que son reglas que deberían inspirar también la actividad económica y financiera de nuestras sociedades: “Por el reconocimiento de la primacía del ser respecto el del tener, de la ética respecto a la economía, los pueblos de la tierra deberían asumir como alma de su acción, una ética de la solidaridad, abandonando toda forma de mezquino egoísmo, abrazando la lógica del bien común mundial que trasciende al mero interés contingente y particular” (Nota del Consejo Pontificio Justicia y Paz sobre una reforma del sistema financiero y monetario internacional).

(*)Ex parlamentario nacional y europeo PP

jueves, 20 de octubre de 2011

Las consecuencias del conflicto

Málaga, 20 de Octubre de 2011 | Opinión | Jorge Hernández Mollar (*)

Cuando se ha estado implicado en la lucha contra el terrorismo, como lo hice desde mis responsabilidades en el Parlamento Europeo, en especial cuando tuve el honor de presidir la Comisión de Libertades Públicas, Justicia e Interior, precisamente, en la legislatura de mayor presión nacional e internacional sobre la banda terrorista ETA.

Cuando se ha experimentado el dolor y la rabia por el asesinato indiscriminado de compañeros de partido, de políticos de otras formaciones, de miembros de las Fuerzas Armadas, de los cuerpos de Seguridad del Estado, de ciudadanos corrientes de cualquier rincón de España.

Cuando la inmensa mayoría de la sociedad española hemos gritado y reclamado en manifestaciones, concentraciones y silencios de denuncia y acusación, la condena y la derrota del terrorismo cruel e insensato y hemos suplicado por la aplicación de la justicia para reparar el inmenso daño que los terroristas han causado a sus víctimas y familiares.

Cuando la democracia, la ley, las instituciones, garantizan la paz, la convivencia, el diálogo como formas civilizadas de entendimiento y establecen las reglas de juego para debatir, consensuar o resolver las controversias y conflictos entre ciudadanos, comunidades, regiones o incluso Estados nacionales o supranacionales.

Cuando nos considerábamos capaces y suficientes para, con los instrumentos que nos proporciona el Estado de derecho, terminar con esta pesadilla; cuando todo esto forma parte ya de nuestro patrimonio histórico más dramático, como la obra del escritor Luigi Pirandello Seis personajes en busca de autor, se introducen en la escena, asumen el lenguaje perverso de la izquierda abertzale, quiebran la unidad nacional en la lucha contra el terrorismo e incluso violentan nuestro poder soberano, como Estado independiente.

Pretenden el cese definitivo de la actividad armada como si de una confrontación se tratara al no mencionar la disolución y la entrega de las armas de la banda criminal. Pretenden también el inicio de conversaciones para tratar exclusivamente las consecuencias del conflicto. ¿Qué consecuencias? ¿Las miles de víctimas de ETA entre asesinados y familiares? ¿Los empresarios extorsionados? ¿Los funcionarios y políticos del Estado tiroteados, secuestrados y vejados? ¿Los ciudadanos de cualquier edad y condición muertos y mutilados por sus armas o bombas criminales? ¿El miedo, el temor y la falta de libertad que han implantado durante décadas en el pueblo vasco y en toda España?

¿Qué quieren decir cuando hablan de compensar y asistir a todas las víctimas? ¿Se puede poner en un mismo plano las víctimas y familiares inocentes y los etarras fallecidos por sus propias bombas o quienes penan sus culpas en las prisiones? ¿Es que acaso estamos ante un conflicto internacional cuando dicen que el diálogo también podría ser asistido por facilitadores internacionales si así fuese decidido por las partes involucradas?

¿Acaso Francia permitiría que nadie se inmiscuyera en sus asuntos internos? ¿este es el precio que hay que pagar por haber consentido en la última etapa del gobierno socialista de Rodríguez Zapatero que los abertzales lograran internacionalizar el conflicto en el propio Parlamento Europeo, estrategia que él mismo evitó cuando estaba en la oposición?

Todos los españoles de buena fe, estamos deseando que esta etapa dura, injusta y cruel de la historia de España termine de una vez. La democracia y el derecho no se han asentado nunca con la violencia, la amenaza y el chantaje de quienes han pretendido subvertir y hacer claudicar sus instituciones. Desde la instauración de nuestra democracia nada ha impedido a los ciudadanos de cualquier rincón de España pronunciarse libremente sobre sus inquietudes y reivindicaciones, incluso la de separarse de ella y reclamar la independencia, sin necesidad de tiros en la nuca, bombas y secuestros.

Estos personajes internacionales, que por cierto cobran y me imagino que no poco por sus servicios de intermediación seguramente de nuestros propios impuestos, no han aportado más que confusión y un paso más para que ni el arrepentimiento, ni la petición de perdón, ni la justicia sean los verdaderos protagonistas de que ETA y sus corifeos, abandonen y entreguen las armas, liquiden sus deudas con la justicia y repongan el daño que han causado. La sociedad española se lo merece y el pueblo vasco también.

(*) Ex parlamentario nacional y europeo PP http://johermol-mediterraneo.blogspot.com/

domingo, 9 de octubre de 2011

Rajoy

Málaga, 09 de octubre de 2011 | Opinión | Jorge Hernández Mollar (*)


El paso de los años, la experiencia acumulada y el trato personal y el encuentro personal con líderes políticos, sociales o religiosos de todo tipo, sumado a las vivencias de acontecimientos que marcan la vida de los pueblos y también la de uno mismo, me permite superar las fases de admiración y adhesión entusiasta al líder, promovido por el ruido contagioso de los mítines, convenciones o congresos, los aplausos miméticos o la necesidad de sentirse observado, para expresar su entusiasmo al líder del momento.

Reconozco, sin embargo, que, en esta ocasión, he sentido curiosidad y he prestado una especial atención durante la intervención de Mariano Rajoy en el discurso de clausura de la Convención. Deseaba observar su actitud personal, analizar sus palabras y captar el sentido y contenido de sus mensajes. Cuando se ha tenido, como es mi caso, la oportunidad del trato cercano con una persona como es la del presidente de mi partido, motivado por nuestras respectivas responsabilidades políticas, uno desea siempre comprobar qué alteración ha podido producir en su personalidad, una vorágine de acontecimientos como las que él está experimentando en estos últimos tiempos.

No me decepcionó. Era el de siempre. Muy personal, nada afectado, sincero, patriota, realista, dialogante y muy familiar. Tiene un sentido común apabullante: “seré consciente de la realidad en que vive España”; “mis preocupaciones serán las preocupaciones de todos los españoles, el paro, las dificultades de los empresarios, el desorden de las administraciones, el prestigio de España etcétera.”

Pero hay algo que yo si destacaría y que me hace concebir muchas esperanzas. Se siente firme y decidido para afrontar una crisis de la envergadura a las que nos ha conducido el gobierno socialista, con Zapatero y Rubalcaba a la cabeza. Fue muy afortunada su comparación con las enormes dificultades con que se encontraron Adolfo Suárez y José María Aznar en unos momentos claves de la historia de España y su identificación con ellos, en cómo las superaron.

Solo una persona de principios adquiere los serios compromisos personales que se atrevió a asumir en público: decir la verdad, no negar la realidad, transmitir certidumbres, dejarse de caprichos y ocurrencias o gobernar con valentía, prudencia pero sin miedos…Si a esto le añadimos su convencimiento de que a España la tenemos que recuperar entre todos los españoles, sin exclusión sectaria, de militancia o cultural, y de que el diálogo es el mejor vehículo para el entendimiento, da la impresión de que, los presupuestos indispensables para asumir la difícil tarea de gobernarnos, los tiene muy claros.

Pero hay algo absolutamente necesario y que creo, que tal como lo anunció públicamente en una recepción oficial con distintos sectores de la sociedad malagueña, lo va a llevar a la práctica, es nombrar “ministros competentes” en cada uno de sus ramos. Esta no es una cuestión baladí. Rodríguez Zapatero, además de haber sometido a la sociedad española a una crispación innecesaria, despertando viejos fantasmas del pasado, disparando el endeudamiento del Estado en políticas inasumibles o propiciando un igualitarismo disparatado, ha puesto al frente de algunos ministerios personas que incluso han llegado a avergonzarnos con sus decisiones y su falta de competencia dentro y fuera de España.

No es momento de experimentos, ni de recompensas ni siquiera de equilibrios territoriales en un gobierno de recuperación nacional como va a ser éste. España necesita los mejores hombres o mujeres al frente de carteras ministeriales tan sumamente complejas en las circunstancias actuales y de gran calado, como son las de Economía, Exteriores, Educación, Trabajo, Interior…. No podemos permitirnos el lujo los españoles de desaprovechar las personas más competentes y de prestigio de la sociedad, dispuestas a asumir el gran reto de afrontar la “revolución de la normalidad”, como con tanta claridad se expresó José María Aznar.

Mariano Rajoy, dijo algo tan sensato, como que nuestra recuperación de la dignidad exterior, perdida hoy, dependerá de nuestra fortaleza interior. Seremos fuertes si tenemos el convencimiento de que superaremos las dificultades regresando a la senda de ser un país productivo, trabajador, ahorrador, realista y bien formado y educado. No podemos perdernos el respeto a nosotros mismos y a nuestras instituciones. Cada uno tenemos un rol que jugar en la sociedad desde el trabajo más modesto hasta el de más renombre social. Hacerlo bien, con profesionalidad y prestigio es, seguro, el esfuerzo común que nos pide Rajoy.

“La única forma posible de que perduren valores tales como la confianza y la prudencia, es a través de un estrecho contacto." Esta ilustrativa frase de Winston Churchill entiendo que puede resumir el mensaje que nos ha querido trasladar Mariano Rajoy en estos días. Solo a través del diálogo y de un estrecho contacto entre todos los sectores e instituciones de nuestra sociedad podremos recuperar valores tan necesarios para la credibilidad de una nación como España: la confianza en nuestros recursos y posibilidades y la prudencia en nuestros gobernantes.


(*)VEx parlamentario nacional y europeo PP

viernes, 16 de septiembre de 2011

Nadal, Alonso, Gasol…

Málaga, 16 de septiembre de 2011 | Cartas al Director | Jorge Hernández Mollar.


“No es humano…”, decían los comentaristas de la televisión durante la retransmisión del histórico partido de tenis con Djokovic en el US Open 2011 de EEUU.  Una final memorable que al final inclinó la balanza a favor del serbio.
Nada más lejos de la realidad. Rafa Nadal ha representado en ese lance deportivo todas las excelencias y virtudes de un ser humano prodigioso. En uno de sus descansos le oí decir: “yo he venido a luchar…”. Fuerza, espíritu combativo, afán de victoria, modestia, patriotismo, preparación física, sacrificio…, son la viva encarnación de los valores que hoy son tan necesarios para enfrentarse a los serios problemas de una sociedad que se ha enrocado en una crisis sin precedentes.
La palabra decadencia planea sobre la civilización occidental encarnada en las dos grandes potencias mundiales: EEUU y Europa. El consumismo exacerbado de los últimos treinta años; el endeudamiento irresponsable y sin límites de las instituciones públicas y de las propias familias; la corrupción de la clase política; el desmoronamiento del sistema financiero y la ausencia de valores éticos y morales que impregna la educación de una buena parte de nuestras jóvenes generaciones constituyen el caldo de cultivo de este dramático panorama.
Ha tenido que ser una confrontación deportiva como la que se acaba de producirse entre los dos primeros tenistas mundiales, Rafa Nadal y Novak Djokovic, la que demuestre que, sólo desde la formación, esfuerzo personal y el constante ejercicio de las mejores facultades y valores del ser humano, se pueden alcanzar las metas que cada uno se propone con  garantía de éxito.
El déficit de credibilidad y confianza en los líderes mundiales es hoy muy preocupante. La palabrería, los discursos vacíos y repetitivos, la falta de solidez en sus argumentos y la débil autoridad en sus decisiones no es más, en la mayoría de ellos, que el reflejo de su mediocridad y escasa formación, en algunos casos incluso ética o moral. En definitiva, eso provoca que  haya un exceso de visión economicista y una alarmante ausencia de liderazgo político.
Hay que rearmar educativa y moralmente a la sociedad occidental. Las nuevas tecnologías nunca podrán suplir una formación humanística y cultural. Los liderazgos no surgen espontáneamente sino que se forjan en las escuelas donde se imparte una enseñanza de calidad, en las Universidades con un elenco de profesorado bien preparado y de prestigio profesional y sobre todo en el trabajo y esfuerzo diario para ganarse el pan con el sudor de la frente sea en el mundo de la empresa, la administración pública o en cualquier actividad laboral por muy modesta que sea.
Pau Gasol, otro de nuestros ilustres y exitosos deportistas mundiales, ha dicho recientemente que “siempre hay que tener hambre de éxito, de triunfar, de estar en lo más alto. Todo el mundo desea estar arriba y si tienes opciones de luchar por eso hay que ir a por ello”.
Fe en el triunfo, confianza en sí mismo y en el equipo, afán de victoria, espíritu de trabajo, de tesón, paciencia y honestidad personal son cualidades de los líderes que deben dirigir nuestras sociedades. Alonso, Nadal, Gasol…, ojalá nuestros dirigentes nacionales y mundiales vieran en ellos un ejemplo a seguir para hacer despertar en los ciudadanos la esperanza en el éxito y triunfo de los retos y metas que se proponen.
El clima actual requiere una reflexión muy profunda para todos los que tienen o vayan a tener la responsabilidad de dirigir los principales estamentos de nuestra sociedad, sean políticos, jueces, empresarios, sindicatos, educadores o incluso los propios medios de comunicación. Inspirar confianza y seguridad solo se hace desde la autoridad de quien con su ejemplo, criterio firme y decidido, además de unas convicciones éticas sólidas, es capaz de aunar voluntades en un espíritu común de lucha por alcanzar metas de prosperidad y desarrollo.
Adam Smith dijo que “no puede haber una sociedad floreciente y feliz cuando la mayor parte de sus miembros son pobres y desdichados…”. Combatir la pobreza y la desdicha de millones de personas que hoy sufren en sus hogares la escasez y la necesidad del trabajo e incluso del alimento, es y debe ser la intensa y casi exclusiva dedicación de quienes deseen conquistar la meta de la felicidad y prosperidad para nuestra sociedad.
Jorge Hernández Mollar
(*)Ex parlamentario nacional y europeo PP