Murcia, 1 de abril de 2010 |Cartas al Director | Clara Jiménez
Casi el 70% de los abusos sexuales a menores sucede en el seno familiar: tíos, abuelos, compañeros sentimentales, padrastros…Pero únicamente es la Iglesia la que soporta el escándalo mediático, a pesar de que sólo el 0,004% del total de los casos denunciados implicaron a alguno de sus miembros (Alemania). En EEUU, al tiempo que se condenaban cien sacerdotes católicos, fueron cinco mil los profesores de gimnasia y entrenadores acusados de idéntico delito.
Hecho que no sólo no ha trascendido a la opinión pública, sino que ni siquiera ha propiciado un mea culpa por parte de dicha federación deportiva, mientras que semana tras semana se desempolvan casos de religiosos o sacerdotes ocurridos hace 50 años para engrosar el rechazo público a dicha institución. Y es el Papa quien ha cargado con la vergüenza ajena. Los abusos sexuales son una pandemia que tiene un origen: la hiper estimulación sexual que sufre nuestro mundo desde la cultura mediática y la formación escolar. Además se desprecia la castidad, que impediría tantas tragedias familiares (adulterio, divorcio, aborto), la adicción al sexo y a la pornografía. Pero los gobiernos fomentan un libertinaje que destruye a cambio de nuevos votos. Y ese es el peor de los abusos.
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