sábado, 11 de septiembre de 2010

El profesor Antonio Pou se introduce en los misterios de El reflejo de Antikythera en una conferencia impartida en el Museo Elder de la Ciencia y la Tecnología

La citada ponencia, que tuvo lugar ayer viernes, 10 de septiembre, forma parte del Ciclo de Divulgación Científica que pone en marcha el centro adscrito a la Consejería de Turismo del Gobierno de Canarias

Las Palmas de GC, 11 de septiembre de 2010 | Cultura | Gabinete de Prensa - Redacción.

Antonio Pou, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), ofreció ayer viernes, 10 de septiembre, en el Museo Elder de la Ciencia y la Tecnología de Las Palmas de Gran Canaria, una conferencia bajo el título El reflejo de Antikythera. La citada conferencia forma parte del Ciclo de Divulgación Científica que pone en marcha el centro adscrito a la Consejería de Turismo del Gobierno autónomo.

El profesor de la Universidad Autónoma apuntó que “desde hace más de un siglo un extraño pedazo de bronce, carcomido y concrecionado tras pasar dos mil años sumergido bajo las aguas griegas, viene cautivando la atención de investigadores y curiosos. Lo que parecían restos de algún mecanismo primitivo se han revelado, gracias a las tecnologías actuales y a una meticulosa labor investigadora, como una asombrosa calculadora astronómica”.

El mecanismo de Antikythera muestra un nivel tecnológico al menos similar al de los relojes del siglo XVIII, aunque debió ser fabricado un siglo antes de Cristo. Hasta ahora se desconocía que la cultura helénica hubiese podido producir mecanismos de tal perfección y ello parece evidenciar que manejaban un conocimiento holístico, en el que las ideas fluían en un continuo con las realizaciones prácticas.

Durante su ponencia, el docente apuntó que “aquella forma de conocer se interrumpió, aunque los sabios islámicos del Medievo reavivaron la llama y prepararon el Renacimiento. Después, la Revolución Industrial produjo el florecimiento de la tecnología apoyada en el conocimiento científico. Hoy en día la tecnología constituye sin duda alguna el eje sobre el que gravita nuestra cultura y es el motor de avance, en una carrera desenfrenada hacia un infinito que parece encontrarse en cualquier dirección menos aquella que conduce a la armonía del humano y de la Biosfera”.

“La altísima complejidad de la sociedad actual y la carencia de un objetivo bien diferenciado no contribuyen a la creación de un conocimiento científico unificado y coherente. Se ha convertido en una Babel que se retroalimenta a sí misma, alejada de las necesidades de la sociedad y del ser humano, con un conocimiento altamente volátil, como lo puso en evidencia la caída del mundo soviético. El mundo occidental tampoco es inmune a esa volatilidad y ello es una amenaza permanente a la estabilidad del conjunto”, apuntó Antonio Pou.

Una parte de la ciencia actual se ignora a sí misma debido a su gran complejidad y a la falta de un propósito global. Pese a la enorme cantidad de información disponible, frecuentemente ésta no llega a donde se necesita y los avances son muy lentos, excepto cuando son reclamados por la tecnología para su propio avance.

Antonio Pou destacó que “una de las muestras de esa ignorancia es la escasa aplicación del magnífico conocimiento actual del funcionamiento cerebral a promocionar el proceso de aprendizaje y a proporcionar un objetivo claro de avance global. Se propone aquí focalizar la atención hacia una educación progresiva que partiendo de la experiencia de lo concreto se dirija de forma más sólida hacia los niveles de abstracción necesarios. Para ello”, continuó, “es imprescindible educar las emociones y promocionar la creatividad, siendo el arte y la intuición componentes fundamentales para el avance. En ese esquema, los museos, especialmente los de ciencia y tecnología, podrían tener un papel muy relevante pero, para ello, se necesita modificar algunas de las claves actuales”.
“El reflejo del espíritu del mecanismo de Antikythera sigue, afortunadamente, impregnando una parte importante del mundo actual pero necesita promocionarse y desarrollarse para que la humanidad pueda hacer frente a los retos que tenemos por delante y pueda identificar con claridad un objetivo de futuro”, concluyó Antonio Pou.

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