sábado, 27 de noviembre de 2010

OTRO GALLO CANTARÍA

España, 27 de noviembre de 2010 | Cartas al director | Por Nieves Jiménez
Si a muchas amas de casa nos pusieran al frente de la administración del Estado, como Presidenta o ministra de Economía, seguro que esta crisis se resolvía. Lo primero que haríamos sería empezar a trabajar de sol a sol, como lo hacemos en nuestras casas. No perderíamos el tiempo en insultar al adversario, sino que nos dedicaríamos a trabajar, que para eso les pagan el pueblo. Quitaríamos tanto derroche de lujosos coches y lujosos despachos, prescindiríamos de esos armarios repletos de ropa y complementos -que vemos lucir a los que han rebajado el sueldo a los funcionarios y a los jubilados-, pero ellos siguen con sus esplendidos sueldos, el ir y venir en aviones, con sus asesores de imagen y protocolo. Quitaríamos tanto personal que no hacen nada -solo cobrar buenos sueldos- para revoletear detrás de unos y otros como palmeros. Y, por supuesto no podríamos perder tiempo en reuniones de suculentos almuerzos de trabajo.
Conozco a más de una ama de casa que pone en la mesa un pollo asado, reparte y reparte a todos y cuando le preguntan ¿y tu?, es que me sienta mal, me va mejor esta patata hervida. O cuando llega la hora de cambiar de vestuario sacan del baúl de los recuerdos ropa de otros años y son capaces de combinar y aún así van más elegantes -porque la elegancia se lleva por dentro- y no como las que están al frente del Gobierno que gastan fortunas en trajes y complementos, que no repiten ni un solo día. ¡Claro a costa de los ciudadanos, que se lo pagamos! Así cualquiera, que no tenga escrúpulos. Porque las hay que talento, poco o poquito por no decir ninguno.
Y, es que las amas de casa no son mujeres florero, sino entregadas al trabajo y al servicio de los suyos, que amplían su jornada laboral a 24 horas, siete días a la semana.
Es el ama de casa la que en situaciones más desesperadas, de la historia pasada y presente es testigo de ello, que posee una capacidad única de resistir, de hacer la vida todavía posible en situaciones extremas.
¿Cuantas profesiones desarrolla la mujer en casa, desde que se levanta? ¿Si nos tuvieran que pagar por cada una de ellas? ¿Se dan cuenta lo que se ahorra el Estado con las amas de casa? Sin embargo somos las más desfavorecidas. Pero aún así, yo les animo a que intenten ponerlas al frente de la crisis y les aseguro que pronto veríamos esos “brotes verdes”.

Nieves Jiménez

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