miércoles, 5 de enero de 2011

2011. Año para la esperanza

Lasa Palmas de GC, 5 de enero de 2011 | Opinión | José Miguel Soria

El año que termina ha sido duro. Se han sucedido las malas noticias económicas, sociales y políticas. Por primera vez en mucho tiempo, España ha sido cuestionada a nivel internacional. Pero no todo ha sido negativo. Ha habido cosas positivas. La Selección Española de Fútbol nos hizo, por fin, campeones del mundo. Ahí estaban Silva y Pedrito. Dos jóvenes canarios. Deportistas que saben que sólo en el diccionario el trabajo viene después del éxito. Ahí está el Nobel de Literatura para Vargas Llosa. Amante de la libertad, ejemplo de disciplina y tenacidad. Genio mundial de la prosa. Admirador de Galdós. Amante de nuestra tierra. Alguien deberá explicar algún día a qué "lumbrera" del Cabildo de Gran Canaria se le ocurrió cargarse de un plumazo el "Foro Literario Vargas Llosa" que, años atrás, tuve el honor de poner en marcha - de la mano del maestro Armas Marcelo -cuando presidí aquella Corporación. Mala guía la del sectarismo a la hora de hacer política. Propio de mentes mediocres e inseguras. Impropio de inteligentes.

Hace un año el presidente Zapatero pronosticó la recuperación para 2010. Ahí están los resultados. 2010 ha sido el año del agravamiento de la crisis. El año en el que los españoles y los canarios han sufrido de forma más notoria y más patente las consecuencias de una mala política económica. Una política económica, es verdad, responsabilidad del Gobierno de la Nación. Es cierto. Pero que en Canarias ha contado con cómplices necesarios. Ha sido un año sin crecimiento económico y en el que más españoles han perdido su puesto de trabajo.

En 2010, en España subió el IVA. En Canarias no permitimos subir el IGIC. Había quien sí quería. Y no lo disimulaba. Ha sido el año de los recortes sociales. Los mayores de la historia de nuestra democracia. Justo en el año de las mayores dificultades económicas para las familias españolas y canarias. Y como despedida de 2010, el gobierno del presidente Zapatero nos prepara una subida de los precios de la luz, del gas y del transporte.

Es un tópico apelar a la esperanza futura cada final de año. Es normal. A pesar del conocido "cualquier tiempo pasado fue mejor", todos deseamos siempre un mejor futuro. Pero en esta ocasión, parece más justificado. Hace doce meses había muchas personas que tenían empleo y hoy lo han perdido. Hace un año había muchas familias que llegaban a fin de mes y hoy no llegan. No conozco deseo más generalizado para 2011 que la generación de empleo. Ese también es el mío. Por encima de cualquier otra consideración. Sin empleo no hay esperanza.

Pero el empleo no es algo que se pueda crear por decreto. Ni que pueda crear un gobierno. El empleo lo crean las empresas. Los empresarios y los autónomos. Y lo crean cuando invierten. E invierten cuando tienen confianza. Y tienen confianza cuando tienen perspectivas. Hoy no las hay. Pero las habrá en el futuro. Estoy seguro. Un futuro no lejano. O sí. Depende de que la sociedad española vea claro un plan. Hoy no lo ve. Demasiada improvisación. Se dice una cosa. Se hace la contraria. Zapatero habla de recuperación. Pero el paro no deja de aumentar. No hay plan. Tampoco estrategia. Excepto la de permanecer. Esperar a que escampe. A cualquier precio. Pero eso no arregla las cosas. Las agrava.

Y sin embargo hay motivos para la esperanza. Las cosas pueden cambiar. Van a cambiar. Con un plan adecuado. Que fije prioridades. Son varias. Primero, seguir controlando el gasto público. Se acabó la fiesta. No va más. Hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Como si fuéramos ricos. Pero no lo éramos. Ahora toca seguir ajustándonos a lo que tenemos. Aparte de pagar lo que debemos.

Segundo, o hay crédito o las empresas seguirán despidiendo gente. O cerrando. Y los autónomos finalizando su actividad. La reforma financiera del Gobierno ha sido insuficiente. Cada día me encuentro empresarios que me dicen "el banco cada vez me aprieta más". Tercera prioridad, reformar el mercado laboral. Para incentivar el empleo. No el despido.

Todo eso lo tiene que hacer el Gobierno. Sí, ya sé que éste no. Es evidente. Con él esas tareas siguen pendientes. Ahora no tocan elecciones generales. Pero sí municipales y autonómicas. Serán una buena oportunidad. No sólo para cambiar autonomías y ayuntamientos. Bien que lo sabemos en Canarias. También para dar la señal definitiva al gobierno de Zapatero. Decirle que la sociedad está harta. Y que no aguanta más.

Podemos mirar al futuro con confianza. Tenemos en España y en Canarias una sociedad fuerte, que no se resigna a la decadencia. Hay buenos emprendedores, excelentes empresas, hay magníficos trabajadores. Sólo falta un gobierno que genere condiciones adecuadas. Las cosas pueden funcionar. Ya lo hemos demostrado.

Pero ello exige un profundo cambio político en España. Son muchas las cosas que hay que cambiar. En lo económico, en lo social y en lo institucional. Han sido muchos años de inacción. Y de torpezas caras. Algunas, muy caras.

La esperanza es posible. Pero exige confianza. Y no hay confianza posible, cuando la crisis no se explica. Ni cuando se reacciona con medidas y recortes improvisados. O impuestos desde fuera. Es el momento de afrontar el futuro con altura de miras. No podemos permitirnos que 2011 sea, otra vez, un año perdido. Mi compromiso es trabajar para que sea el año de la esperanza. Puede serlo. Estoy seguro que lo será.

¡Feliz Año Nuevo, un abrazo!

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