Santa Cruz de Tenerife (Canarias), 30 de noviembre de 2015 / Artículo de Opinión / Pedro M. González Cánovas
¿Trabaja usted el domingo? ¿Hay en casa enfermos, niños o personas muy mayores? La noche en blanco (LNB) lagunera no es una opción para quienes viven en el casco, es una obligación. LNB se cuela en todos los hogares del casco convirtiendo las horas de descanso en horas en blanco y si no le gusta, confórmese con pensar lo contentos que se quedan los comerciantes del Centro.
LNB se ha convertido en el día y la noche en blanco. Su amplitud se extiende a toda la jornada del día anterior. El casco antiguo del municipio, esa parte pequeñita que es “patrimonio de la humanidad” y tanto hay que cuidar, soporta el peso de más de 100.000 personas en esas 24 horas. Para ello se encienden las luces de navidad y se habilitan servicios especiales de limpieza, de seguridad, médicos, etc. Claro, en La Laguna a nadie le falta luz ni agua y todos los vecinos están satisfechos con los servicios municipales.
LNB está hecha para el visitante. Para gente que vive fuera del casco (¡haber comprado en los tristes barrios laguneros, si buscaba tranquilidad!). Los de fuera dejan mucho dinero en los comercios y la hostelería ese día y, así, se justifica la inversión y el esfuerzo del ayuntamiento. Un consistorio que se vuelca con el comercio y la hostelería local exigiendo un esfuerzo de la vecindad.
En los barrios se nota un movimiento especial. Los grupos de jóvenes, vestidos para la ocasión, la montan de camino “para La Laguna”, como si ellos estuvieran en tierra de nadie; como que LNB no llega a los barrios sino de refilón, en guagua o tranvía. Se podría confundir el ambiente en los barrios con la noche de reyes, pero más triste, o con los preparativos para bajar al carnaval de Santa Cruz, pero con la murga concentrada en el casco antiguo, colaborando con el ayuntamiento: tampoco se puede esperar más de ellos.
Y, en el centro, un espectáculo sin identidad lagunera apenas. Lleno de la música foránea de la FM; de un supuesto “encierro lagunero” con conceptos muy alejados de nuestra idea de ganadería; de propuestas consumistas y cuestiones propias de ciudades donde no hay hambre ni necesidades. No de La Laguna auténtica.
Al final, LNB, es una propuesta exclusivamente comercial del ayuntamiento que se lleva a cabo con el dinero de todas las personas que pagamos impuestos en el municipio. Con beneficio real para un grupo privilegiado, el mismo grupo de siempre. Y, por supuesto, la medalla que se autoimponen 4 concejales que “van a más” y, este año, superarán las 120.000 personas del año apasado.
¡Guárdame un cachorro…!.
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