“Tenemos una inmejorable construcción hidráulica gobernable con la tecnología actual”
La Palma, 6 de mayo de 2011 | Obras Públicas | Gabinete de Prensa.
El equipo técnico nombrado para evaluar las causas de la avería sufrida hace dos semanas en la Balsa de Barlovento, en La Palma, presentaron esta tarde ante el Consejo Insular de Aguas de esta isla un informe en el que se explican los hechos que la provocaron, describen la avería con sus posibles causas y efectos colaterales, definen las actuaciones y obras a realizar y estiman el coste y tiempo de ejecución de los trabajos previstos. En el documento se calcula que la puesta en marcha de la balsa tendrá un coste aproximado de 8,7 millones de euros y que para la ejecución se deben invertir seis meses para la redacción del proyecto y doce meses más para realizar los trabajos necesarios.
Tras esta convocatoria compareció ante los medios informativos el comité técnico, acompañado por el Consejero de Obras Públicas y Transportes del Gobierno de Canarias, Juan Ramón Hernández, y por la presidenta del Consejo Insular de Aguas y del Cabildo de La Palma, Guadalupe González Taño.
El coordinador del equipo de trabajo, José Jiménez Suárez, explicó a los asistentes que la avería actual consiste en una comunicación entre el interior de la balsa, a la cota 702 metros y la galería más profunda de acceso a las válvulas de gestión de la balsa, ubicada a la cota 690 metros y a unos 8 metros por debajo del fondo.
Jiménez reconoció que “podemos describir el inicio de esta comunicación pero no el final dentro de la galería, ya que por motivos de seguridad y salubridad, la limpieza para acceder hasta el lugar de rotura no ha sido posible”.
“En el inicio”, dijo, “existen dos desgarros importantes de la lámina, uno de 15 metros por 10 metros y otro de 10 metros por 5metros, distantes entre sí unos 20 metros y comunicados por debajo de la lámina no desgarrada. Entre ambos socavones se detecta una amplia zona hundida que responde a deformación de la lámina al quedarse descalzada por perdida del material de soporte.”
El informe técnico, firmado por el propio José Jiménez además de Mercedes Rodríguez y Fernando Lorenzo (del Consejo Insular de Aguas) y por José María Medina, Pedro Calderón y Luis E. Hernández (de la Consejería de Obras Públicas y Transportes del Gobierno de Canarias), indican que “se aprecia en el principal socavón, que queda al descubierto parte de la toma de agua que se construyó en los años 70 y que, cuando la reparación del 90, se demolió y enterró. Todo indica que en este punto singular debió existir una prerrotura en el año 2005 y que constituyó un punto débil ahora”.
Asimismo, los técnicos piensan que “la rotura partió de un deterioro causado en la avería de 2005 y no detectada entonces y, por lo tanto, no reparada, que ocasionó las primeras pérdidas de agua en el entorno de la primitiva toma que se modificó en 1992”.
El equipo que ha elaborado el estudio cree que “el agua perdida junto con las filtraciones de lluvia saturaron el dique de contención en la zona remodelada y removida encima de las galerías; la arcilla saturada se comportó como un fluido que no disipa tensiones y entra en deformación plástica, lo que produjo la deformación y rotura de la lámina y el acceso del agua, de forma libre, al dique de contención y hacia la rotura localizada de la galería de fondo, creándose un camino preferente del agua o conducto que salva unos 17 metros en vertical”.
A partir de este momento, según los técnicos, se produce una comunicación entre la balsa y la galería de fondo que debió producir una erosión y pérdida de material junto con el deterioro del dique de cerramiento y de la galería de desagüe.
El grupo de expertos cree que “los materiales naturales no admiten más de una altura de agua y que, cuando se supera ese umbral, su limitada capacidad resistente y su gran deformabilidad producen daños en la lámina y, a partir de ese momento, el proceso de rotura es imparable. Esto ha provocado que mientras en 1970 la altura admitida era de 32 metros esta se rebajó en 1992 a los 25 metros actuales.
“Por eso creemos”, indica el informe, “que, con carácter previo a la definición de las obras de reparación, se debe realizar un estudio de caracterización geomecánica de los materiales de la balsa, que permita fundamentar unas recomendaciones constructivas y especialmente el límite de carga y de resistencia de los elementos que componen la infraestructura”.
Los técnicos encargados del estudio opinan que el proyecto a redactar debe contener los siguientes apartados:
-Remodelación y recubrimiento de la nueva galería de fondo con hormigón armado
- Nuevo aliviadero para limitar la altura de agua almacenable
- Relleno, compactación y restitución de la superficie afectada hasta el antiguo perfil de la balsa.
- Sustitución de la lámina en toda la superficie del embalse, salvo por encima del nuevo aliviadero y el fondo que tiene lámina nueva. Aunque no fue causa del accidente por tiempo y oportunidad debe renovarse.
- Nueva conducción, hasta la balsa de Vicario para transportar el agua que por limitación de altura no se podrá almacenar en la Laguna de Barlovento.
- Diseño, instalación y plan de control de un sistema de auscultación geotécnica permanente de la balsa.
El coste total estimado de todos estos trabajos asciende a unos ocho millones cien mil euros
Historia de la Balsa de Barlovento
Localizada en un lugar hidrológicamente privilegiado, La Laguna de Barlovento a los 700 metros de altitud, cumple con las características de ser un vaso natural, ubicado en un lugar de la Isla con abundantes recursos de agua y con la posibilidad de ser también el principal centro de almacenamiento y distribución de La Palma. Junto a estas ventajas, cuenta con una dificultad y un condicionante de envergadura. El vaso es una caldera de explosión con la chimenea rellena de materiales arcillosos de muy poca consistencia y muy deformables. Es decir, los técnicos opinan que “La Caldera de Barlovento es la gran solución , pero sus cimientos son el gran problema”
La Balsa de la Laguna de Barlovento se proyectó en los años 1970 para satisfacer las necesidades de regadío de la zona, con una capacidad máxima de 5,5 Hm3 y una superficie aproximada de 300.000 metros cuadrados. Fue construida dentro de un cráter de un volcán de naturaleza basáltica, en el que tuvo lugar, hace aproximadamente medio millón de años, una erupción violenta, que provocó el ensanchamiento del cráter original hasta la forma elíptica actual, con un diámetro máximo de 700 metros en el borde superior.
Casi dos decenios antes, en 1952 ya se había propuesto la construcción de una balsa en el cráter natural, pero no fue hasta 1974 cuando se construyen los azudes de llenado y se remodela el cráter original recubriéndolo con arcilla del lugar para conferirle impermeabilidad. El resultado no fue el adecuado porque la deformabilidad de las arcillas del cráter produce asientos del terreno de cierta importancia.
En los años 80 se realiza un ensayo experimental de una balsa de menor capacidad y recubierta de arcillas seleccionadas. Tampoco funciona y entre 1990 y 1993 se realiza la primera obra de impermeabilización de la caldera con láminas sintéticas colocadas encima de una capa de hormigón poroso y una red de drenaje debajo que cumple una doble función : Avisar de posibles roturas de la lámina y evitar que el agua llegue al núcleo resistente porque sería su ruina.
Cuando doce años después, en el 2005, la balsa alcanzó una altura de agua de unos 24 metros sobre el punto más bajo, se produjo un fallo generalizado en el fondo de la balsa por deformación del terreno y rotura de la lámina.
Entre 2006 y 2007 se realizó una obra de emergencia para reparar la lamina. Se adoptó una nueva tecnología para amortiguar el efecto de las deformaciones del fondo y se construyó una nueva galería visitable en el fondo para mejor manejo de las válvulas.
En Abril del 2011, con algo menos de altura de agua que en el 2005, se produjo la avería localizada que nos ocupa. Estamos determinando su alcance, sus motivos el modo de repararla y su coste.
En este casi medio siglo, se han elaborado 10 proyectos, se han realizado 9 informes, han intervenido 6 empresas constructoras y más de 30 técnicos han opinado acerca de las soluciones planteadas.
Este cúmulo de aportaciones técnicas, es muy indicativo de la complejidad de la obra y de las singulares características del sustrato; una caldera con las paredes más o menos compactas y resistentes y un fondo dominado por una chimenea volcánica rellena, hasta donde se conoce, 65 metros de profundidad, por materiales poco consistentes y muy deformables.