jueves, 9 de septiembre de 2010

Un Pino Diferente

Las Palmas de GC, 9 de septiembre de 2010 | Opinión | José Manuel Soria.

Esta tarde estaré en la ofrenda a Nuestra Señora la Virgen del Pino, patrona de la Diócesis de Canarias. Lo haré como lo vengo haciendo de manera ininterrumpida durante los últimos quince años. Le rezaré y le pediré por mis seres queridos que ya no están, empezando por mis padres. Por mi familia y por mis amigos. Incluso por quienes no lo son. Y pediré por quienes más sufren los estragos de la crisis económica en forma de desempleo y, lo que es aún peor, perdida de toda esperanza y de confianza en el futuro. Le pediré por las personas que están enfermas y también por quienes se ocupan de nuestra seguridad como ciudadanos, por la Policía Local, por la Guardia Civil por la Policía Nacional y por nuestros militares.

Y mañana estaré en la Misa y Procesión por el Día Grande de Nuestra Patrona. Como todos los años podré ver de cerca la emoción de miles y miles de personas que desde todos los rincones de Gran Canaria y de todas las islas, se acercan a Teror para honrar a Nuestra Señora.

Mayores, jóvenes, medianos y niños. Todos viviremos nuestra emoción, cada cual a su manera. Será una unidad grande, como cada año. Con una salvedad. Por primera vez en 81 años, este año el Ejército no rendirá los honores militares correspondientes a Nuestra Patrona. Será un Pino diferente.

Una vez más una reciente ley, en mi opinión absurda, del Gobierno Central prohíbe que los Ejércitos de España rindan honores a las patronas y patrones de las diferentes partes y territorios de España. La virgen del Pino se verá privada este año, de los Honores Militares que se le viene otorgando desde 1929.

Me parce que es un grave error legislar a golpe de sectarismo y de obsesiones hacia aquello en lo que uno no cree. Porque, de acuerdo que tengamos un presidente del Gobierno de la Nación ateo, agnóstico, mahometano o lo que sea, no lo sé. Sea lo que sea, me parecerá muy respetable. Pero cualquiera que sea su credo o negación, no se justifica que, a lo largo de sus años en el Gobierno haya mostrado una permanente obsesión por quienes somos cristianos y profesamos la religión católica. Pienso que es algo, además, que también molesta a los socialistas que libre y legítimamente profesan ese credo.

De verdad, más allá de las torpezas- que pienso han sido muchas- de nuestro presidente del Gobierno respecto a la política económica, pienso que su permanente fijación por gobernar es de un sectarismo impropio del siglo XXI. Y no sólo le descalifica como presidente sino que, al propio tiempo, creo que también ruboriza a no pocos socialistas cuyas creencias religiosas son justamente aquellas a las que, con tanto ahínco, persigue el señor presidente del Gobierno de la Nación, pese a quien, en todo caso, hoy y mañana, todos los caminos conducirán a Teror. Allí iremos a honrar a la Virgen del Pino.

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