miércoles, 15 de junio de 2011

La calidad y variedad de las películas logran que el público llene las salas del festival de cine de Tarifa

A. Tamborada que ha recorrido hoy las calles del centro de Tarifa.
Tarifa, 15 de junio de 2011 | Crónica | Gabinete de Prensa.

La afluencia de público a las proyecciones de la octava edición del Festival de Cine Africano de Tarifa está siendo muy alta. Todos los días se están registrando llenos en algunos de los seis lugares en que se puede ver cine. Hasta el patio central del mercado de Abastos, que cada noche se transforma en sala de proyección, ha tenido que recurrir a algunos de los bares cercanos para pedir sillas prestadas en las que poder acomodar al exceso de público que abarrotaba el espacio.

Este interés del público por el cine tiene su origen en la calidad de la programación de cada año, reforzada aún si cabe en esta edición. Calidad y valor histórico es el que derrocha Bongolo et la princesse negra (Bongolo y la princesa negra), película que se ha visto hoy en la antigua iglesia de Santa María. Es una producción belga de 1952 dirigida por André Cauvin. Fue la primera película rodada en el Congo y narra la historia de un joven congoleño que es enfermero en un ambulatorio perdido en la selva. Se enamora de la hija del rey de la zona y consigue convencerla para que se desprenda de los prejuicios y ritos ancestrales. Los ancianos, opuestos a la boda, queman el ambulatorio.
B. Público asistente a una proyección matinal en el teatro Alameda.
Otra gran película vista hoy en el teatro Alameda es Ndoto za Elibidi (Los sueños de Elibidi). Dirigida por los keniatas Kamau Wa Ndung'u y Nick Reding, es una película concebida como una obra de teatro interpretada por actores procedentes de las chabolas de Nairobi. Incluida en la sección a concurso de largometrajes de ficción, es una historia sobre la aceptación del otro y el amor. En un constante ir y venir de la ficción al documental, la cinta ofrece dos viajes paralelos: la historia en sí y la historia a través del público que ve la obra de teatro.

Fuera de concurso e incluida en la sección de la Diáspora africana en América Latina se ha proyectado El vuelco del cangrejo. Está dirigida por Oscar Ruiz Navia y retrata la llegada del protagonista a una comunidad afrocolombiana, situada en la costa pacífica de Colombia. La modernidad llega de manera inevitable a la zona y los pescadores sufren cambios en sus vidas.

Otro plato fuerte del día ha sido Grabage dreams (Sueños en el basurero), dirigida por Mai Iskander. Es un documental incluido en la sección a concurso, que cuenta la historia de tres adolescentes que nacieron y crecieron en el mayor basurero del mundo, a las afueras de El Cairo. Allí viven 60.000 zaballeen, palabra árabe que significa “pueblo de la basura”.

El festival ha tenido hoy un prólogo muy animado, con una tamborada que ha recorrido al mediodía las calles del centro de Tarifa. El cortejo musical lo forman alumnos de un instituto de Albuñol, Granada, que en su mayoría son hijos de inmigrantes marroquíes. Instrumentos de percusión y algunas trompetas han puesto sonidos folklóricos a una marcha que ha concitado el interés de vecinos y visitantes de Tarifa.
C. El director senegalés Moussa Sene Absa y el actor chadiano Youssouf Djaoro, en los coloquios Aperitivos de cine que se realizan cada día en el festival.
El festival ha vuelto a celebrar hoy sus Aperitivos de cine, coloquios de directores y actores con el público en el hotel Misiana. Han participado, entre otros, el actor Youssouf Djaoro, protagonista de Un homme que crie (Un hombre que grita), película hecha en el Chad que se proyectó en la noche del martes para un público que abarrotó la Casa de la Cultura; el director egipcio Ahmad Abdalla, autor de la película Michrophone; y Aoulad-Syad, director marroquí de la película Al Jamaa (La mezquita).

Fotos: Autora: KIKA TÉLLEZ

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