Girona, 14 de septiembre de 2011 | Cartas al Director | Pedro J. Piqueras Ibáñez.
Con motivo del décimo aniversario hemos podido ver el homenaje que los americanos han hecho a sus víctimas muertas en las Torres Gemelas. Al ver esto pensé en lo que pasamos en España el 11-M, por supuesto con menos muertos que en EEUU. En este homenaje quise ver, que todas las víctimas son de primera categoría y no de varias categorías de 1ª,2ª,3ª etc. como pasa en otros lugares. Nos decían que por las calles de Washington y Nueva York, cada día que duro este evento, se encontraban homenajes y tributos a los que ellos consideran héroes, recordando tanto a los bomberos, policías, etc. como a los pasajeros y trabajadores en las Torres, que dieron sus vidas por salvar la de otros.
Allí estaban los útiles de su trabajo, sus cascos quemados, sus herramientas maltrechas, etc., testigos del horror y de la dignidad y la entrega de los héroes del 11-S.
A la memoria y dignidad que EEUU ofrece a sus cerca de 3.000 asesinados, se suma la justicia, en la persecución a los culpables de la masacre desde el primer minuto, hasta finalizar con la captura y ejecución del cabeza pensante de los atentados, Ben Laden. Ante estos hechos y las comparaciones con España me venía a la cabeza la exclamación que hacía una de mis muchas sobrinas cuando algo le gustaba “¡me lo pido!”, en este caso digo lo mismo “me lo pido”, me pido un país unido en la desgracia pero también en las alegrías.
Contrariamente las víctimas y sus familiares de la acción terrorista del 11-M de nuestro país llevan años reclamando memoria, dignidad y justicia para quienes, sin comerlo ni beberlo, el terror segó sus vidas. También piden no olvidar lo inolvidable, porque aquí se hizo un maniobra de seguimiento que no convenció a casi nadie y después de tantos años aun no se sabe quien fue o quien dirigió algo tan cruel y tan triste como el asesinato de casi 200 personas y porque, y sí han pillado al culpable o si han capturado a quien se le ocurrió la matanza, que nos enteremos todos como hacen en otros países. Personalmente, Sr. Director, me cuesta creer la comedia judicial que nos vendieron, no dar crédito a algo que aún no se sabe siquiera que explosivos se utilizaron.
En la Zona Cero de Nueva York, como testigos del horror y también de la dignidad y de la entrega de los héroes del 11-S, estaban los cascos quemados y sus herramientas maltrechas, además de las personas, para dar testimonio, pero al mismo tiempo como pruebas de lo que paso. Aquí, los restos de los trenes y los vagones, de las ropas y otros enseres, etc. que se encontró en lugar de los atentado de Madrid en el 11-M, no sabemos nada. Cabe presentarse: ¿Donde están? ¿O porque alguien los destruyó, si es que los destruyó? Por favor, más razones, mayor dignidad para las victimas y menos política, no creo que sea pedir demasiado.
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