Madrid, 12 de septiembre de 2011 | Opinión | Clemente Ferrer (*)
La droga es el ataque más grave que sufre la sociedad actual. Un ataque cuyas consecuencias alcanzan a todos, pero son especialmente víctimas los jóvenes, nuestro caudal más valioso. Se lanzó una campaña publicitaria destinada a los jóvenes avisándoles de los peligros de la droga, bajo el lema: “Drogas. ¿te la vas a jugar?”, la campaña apela a la responsabilidad de los adolescentes y pretende generar "una cultura de rechazo a las drogas".
“Las drogas son ilegales porque son peligrosas, no son peligrosas porque sean ilegales”, aseveró en una conferencia el director de la Oficina de la ONU para las Drogas y el Delito.
Por otra parte, la redactora Nicky Taylor que entraba en un plan, con el que la cadena BBC del Reino Unido, deseaba indagar de lo perjudicial que es humear estupefacientes. Taylor se sintió aterrorizada. Estaba tan asustada que no podía levantarse de la silla. Ése ha sido uno de los momentos más horribles de su vida. Se trataba de saber cuáles eran las secuelas que la droga provocaba en su cerebro; quería saber si la droga conduce a la locura. Así que partió para Holanda y empezó a trajinar en una de las tabernas legalizadas para comerciar narcóticos. "
También se ha divulgado una campaña publicitaria bajo el eslogan “Todo tiene un precio”. Busca concienciar a la sociedad sobre la presencia de las drogas como un producto que lleva al despilfarro. La idea creativa de la acción descansa sobre la aseveración: “Lo más peligroso de las drogas es olvidarnos de lo que realmente son”. www.fad.es/Campanas?
España es el primer terruño del orbe en el derroche de cocaína. Ha prevalecido a los Estados Unidos y cuadruplicado la media occidental, según la ONU, siendo la población compradora las comprendidas entre los 15 y 64 años.
La droga se trajina en un entorno marginal de indigencia y malaventura. Son más de mil chamizos en los que residen otros tantos clanes que vegetan en situaciones quebradizas. Una humanidad aparte es la que brota en sus ajados moradores, que renunciaron a la lucha por su acomodo. Con el estigma que provoca la droga, la fijeza hueca, y apenas sin mantenerse firmes, se mueven amasando jeringuillas usadas.
Las ganancias del trajín de las drogas provienen de los más de tres mil drogadictos que aparecen en los 70 asentamientos de transacción.
La droga, cuanto más se dilapida, con más imperiosidad se necesita. El vendedor ofrece al adolescente incauto que le “llevará al paraíso”, pero oculta que el precio que deberá pagar es la propia autodestrucción, el deterioro físico y psíquico que transformará, el paraíso de unos instantes, en un “prolongado e insoportable infierno”.
(*)Presidente del Instituto Europeo de Marketing
No hay comentarios:
Publicar un comentario