Girona, 26 de septiembre de 2011 | Cartas al Director |Pedro J. Piqueras Ibáñez
El Papa, Benedicto XVI, prometió al llegar a su tierra natal que sólo hablaría de Dios. “Sólo vengo a hablar de Dios” dijo y ciertamente lo ha cumplido, desde la secularizada Berlín a la católica Friburgo, pasando por Erfurt en la antigua RDA. El Papa ha hablado sobre los peligros que se ciernen sobre las sociedades que prescinden de Dios, pues acaban abrazando ideologías y sistemas como el nazismo y el comunismo –ambos sufridos por Alemania-, la letal “lluvia ácida” que destruye al hombre y esteriliza moralmente a las comunidades. La comparación es acertadísima y el contenido no puede ser más sencillo y profundo a la vez.
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