Santa Cruz de Tenerife (Canarias), 30 de agosto de 2014 / Artículo de Opinión / Pedro González Cánovas (*)
En Canarias los recursos son limitados y no hay país alguno que soporte el peso poblacional del archipiélago sin pasar factura. Aquí hay bienes como el agua, que hay que racionalizar objetivamente y priorizar para la agricultura, abaratando su coste en el sector. En cuanto al agua potable, vemos como se suceden los cortes en amplias zonas del archipiélago afectando a miles de familias, debido a la evidente escasez, cuando apenas se acaba la temporada de lluvias y la relación calidad precio es la peor que se puede ofrecer. De la desalación mejor ni hablamos.
Por otro lado, los servicios públicos, cuyas plantillas han sido duramente atacadas por la reforma laboral española, ha bajado notablemente la calidad social, ya que cargan inmensas saturaciones de las que todos los habitantes del archipiélago somos testigos, por sufrirlas diariamente muy cercanas. Mientras tanto, el ejecutivo canario, con la burguesía local al frente, no pasa de reclamar circunstanciales ayudas, que parchean pero no aportan soluciones de futuro. Una burguesía conservadora, cobarde y que no es capaz de proponer cambios reales, acomodada a la diestra del colonialismo.
Canarias soporta una densidad de población de 286 personas por kilómetro cuadrado; mientras que la de España es de 93 p./Km2 y la media de la Unión Europea es de 116 p./Km2. Triplicar el número de personas de la metrópolis debería ser motivo más que suficiente para exigir el total control de fronteras; así como la urgente elaboración de una legislación que permitiese conservar el nivel de vida de los habitantes, que padecemos unas condiciones sociales que ya son inadmisibles. Máxime cuando los resultados están a la vista: mayor índice de desempleo, pensiones más bajas, mayor índice de pobreza, alarmante riesgo de exclusión social, etc
Todo esto lo cuento por la noticia reciente de las medidas que ha tomado el gobierno alemán de la Merkel, contra los inmigrantes, que ha sido tachado por diferentes sectores como de corte "filoxenóbo". Nótese que el término es como un equivalente a xenófobo, pero ablandado, sin que cambie su sentido original.
Alemania protege lo suyo como Canarias no lo ha hecho nunca consigo misma, a pesar de hablar tanto de una Ley de Residencia que limite la entrada de más pobladores en el archipiélago, pero sin llegar a nada, lo que nos ha convertido en el referente con peores cifras de los territorios que hoy pertenecen a la Unión Europea. Pues si nos descuidamos, todos los expulsados de Alemania acabarán en Canarias. Porque nosotros tenemos fobia a que se nos pueda tachar de xenófobos o "filo-" aún a costa de sacrificar nuestro estado del bienestar. Siempre ha sido así: de buenos, bobos.
En Alemania acordaron expulsar a todos los inmigrantes miembros de la UE que lleven más de 6 meses sin trabajar, sin preocuparse por cómo se les califique, por el tratado Schengen, ni las caras que se le pueda quedar a sus socios europeos. En Canarias seguiremos hablando en voz baja, porque no somos un estado que tome sus propias decisiones, sino que estamos sometidos a uno de los estados de la cola de la UE.
En Canarias, donde podríamos gozar de otra de esas excepciones al tratado Schengen, sin estar fuera de él, como hay tantas, vamos a tener que esperar un relevo político para conseguir una mejora social que no nos da el actual y nunca va a ser una iniciativa española. Porque, para España, seguimos siendo la cloaca colonial que representó la primera colonia de ultramar y al fin la última. Hasta que los habitantes del archipiélago queramos, nada más.
Ya nos podrían mandar de Alemania un poco de ese afán de autoprotección, que parece que les sobra, en lo que nos organizamos como nación y nos vamos sacando de encima a tanto mangante conservador, cuyas fobias les limitan, encerrándolos en la sumisión y la colaboración con ese estado colonial que se empeñan en alimentar.
(*)Miembro de ANC
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