miércoles, 7 de enero de 2015

Luz de la Divinidad

Valladolid (España), 7 de enero de 2015 / Cartas al Director / Josefa Romo Garlito

Terminaron las Navidades, días para la familia; si falta alguno, se le echa de menos, ¿o no? Pero lo quda sentido a la Navidad,  es el nacimiento de Jesús que está vivo y es Dios. ¿Cómo? Lo dio a entender con palabras y signos de su divinidad, los milagros.  Dijo, entre otras cosas: "Antes de que Abraan existiera, ya existía Yo" (Juan, 8) . "Yo soy la Resurrección y la Vida, el que cree en Mi, aunque haya muerto, vivirá" (a Marta antes de resucitar a Lázaro, ya corrompido en el sepulcro). "El Padre y Yo somos una misma cosa" (Juan 10) "Destruid este templo y Yo lo reconstruiré en tres días" (anunciaba su Resurrección)El Apóstol Tomás, al comprobar la Resurrección, exclamó: "¡Señor mío, y Dios mío!". Las autoridades judías le dijeron: “No te apedreamos por buena obra, sino por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios” ( Juan, 10).  El Evangelista Juan dijo de Jesús: "El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros" (J. I). En cuanto a sus milagros, ¿quién ha obrado tan extraordinarios prodigios, siempre para ayudar o para alentar la fe? El mayor: resucitarse a Sí mismo. Hay mucha luz para el sencillo ("Me buscarán y me encontrarán, cuando me busquen de todo corazón". Jeremías, 29, 13); pero el soberbio lleva vendaje ocular y no le entra la luz de la Fe,  esa Fe que, "sin obras, está muerta"  (Santiago, 2, 14-26).
  

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