domingo, 1 de marzo de 2015

Virtud, “hábito” de lo bueno

Baños de Valdearados (Burgos), 06 de marzo de 2015 / Cartas al Director / Domingo Martínez Madrid

Sr. Director:

La virtud es el “hábito” de lo bueno, así como el vicio es un hábito malo. Si escogemos hacer el mal, decir no al bien, nos hacemos malas personas y eso se traduce en los vicios. Si escogemos hacer el bien una y otra vez, nos vamos haciendo buenas personas, y eso se traduce en las virtudes. De ahí la centralidad de las virtudes en la autorrealización personal. Que las virtudes sean “hábitos” no significa que sean algo rutinario. La persona auténticamente virtuosa está siempre pendiente de contemplar la verdad y de que su acción sea verdaderamente buena.

De ahí que lo más propio de la libertad no es decir que “no” al bien, es decirle que “sí”. Y esto es así porque hacer el mal no me realiza como persona, sino que es una traición a mí mismo, ya que hacer el bien –ese bien que me espera y no se hará sin mí– es la manera de responder al amor que me constituye como persona.

Tal es la experiencia de la libertad, o mejor dicho, de la auténtica libertad. Hacer el bien nos alegra porque nos hace mejores. Hacer el mal, y es también experiencia, nos entristece, porque, aunque es un signo de que tenemos libertad, es un equivocado ejercicio de la libertad, una falsa libertad. Hacer “el bien que hay que hacer” es lo que nos hace a nosotros mismos, lo que nos va perfeccionando como personas. Y esto es lo que facilitan las virtudes, que son también como “vacunas” contra los posibles autoengaños e imprudencias en el manejo de las emociones y de las pasiones. Las virtudes son fundamentales para la Ética y la educación.

Muy cordialmente
Domingo



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