Torre del Mar (Málaga), 08 de noviembre de 2013 / Artículo de Opinión / Ana M. Baldán
Sr. Director:
Este es el privilegio que tuvo Fernando Argenta. Amaba la música no solo para si, la quería para transmitirla, para enseñarla y para que otros la disfrutaran también. Tenia bien claro que el amor es difusivo y lo expresaba con su buen hacer, con su magnifica pedagogía sabiendo lo que representa en la educación este despertar horizontes "cuasi divinos".Su programa en RNE enriquecía y hacia soñar. “Una hora para el recuerdo”, ¡porque ya no existe! Su respetable audiencia, creo, no era de las que se computan en números. Pero el ser humano es inagotable y no pierdo la esperanza de que un nuevo Fernando vuelva a entrar en nuestra intimidad.