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martes, 10 de noviembre de 2015

Jorge Fernández Díaz: “La bandera de España es la bandera de todos y representa los valores superiores expresados en nuestra Carta Magna”



MINISTERIO
DEL INTERIOR    

Entrega de la Bandera de España a la Policía Nacional

Su Majestad la Reina ha hecho entrega hoy en la Escuela Nacional de Policía de Ávila de la Enseña Nacional al Cuerpo Nacional de Policía, como garante de las libertades públicas y de la seguridad ciudadana

El ministro del Interior ha ensalzado la inestimable labor que la Policía Nacional ha realizado y sigue desempeñando en favor de todos los ciudadanos, y ha subrayado que la concesión del uso de la bandera de España al Cuerpo Nacional de Policía “constituye una muestra de agradecimiento y de justo reconocimiento”

Ávila (España),11 de noviembre de 2015/ Bandera de España / Gabinete de Prensa.

El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, ha asistido hoy martes, junto al director general de la Policía, Ignacio Cosidó, en la sede de la Escuela Nacional de Policía en Ávila, al acto de entrega de la Bandera de España a la Policía Nacional que ha presidido Su Majestad la Reina Doña Letizia. 

Durante este acto, la Reina ha hecho entrega de la Enseña Nacional al Cuerpo Nacional de Policía, como garante de las libertades públicas y de la seguridad ciudadana.

El Consejo de Ministros aprobó el Real Decreto 927/2015, de 16 de octubre,  por el que se concede a la Policía Nacional el uso de la bandera de España, cuya custodia corresponde a la Dirección Adjunta Operativa de la Dirección General de la Policía. Según este Real Decreto, la bandera podrá ser usada en las formaciones de sus actos protocolarios, especialmente con ocasión del Día de la Policía, y en aquellos en los que concurra con otras Fuerzas o Cuerpos de Seguridad nacionales o extranjeros.

El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, ha señalado que la bandera de España es “la bandera de todos, simboliza la nación, es signo de la soberanía, de independencia, unidad e integridad de nuestra patria común y representa los valores superiores expresados en nuestra Carta Magna”. 

Durante su intervención, Jorge Fernández Díaz ha destacado que España cuenta con un “eficaz y profesional” Cuerpo Nacional de Policía para hacer frente todas las amenazas que “atacan nuestros valores, nuestra libertad y nuestra seguridad”. En este sentido, Fernández Díaz ha recordado que la Policía Nacional se caracteriza fundamentalmente por “su lealtad siempre a España y a sus ciudadanos, su sacrificio hasta el último extremo cuando es necesario, siempre en pos de la tranquilidad y bienestar de los demás, su adaptación a la modernización y cambiante sociedad en la lucha contra quienes la amenazan, y en definitiva, su amor a España y patriotismo”.

El ministro del Interior ha ensalzado la inestimable labor que la Policía Nacional ha realizado y sigue desempeñando en favor de todos los ciudadanos, y ha subrayado que la concesión del uso de la bandera de España al Cuerpo Nacional de Policía “constituye una muestra de agradecimiento y de justo reconocimiento”. 

Jorge Fernández Díaz ha señalado que la Policía continuará honrando la enseña nacional “de la forma que sabe y tal como ha venido haciéndolo durante ya más de dos siglos, defendiendo con eficacia y lealtad los derechos y libertades de todos los españoles”.  

El director general de la Policía, Ignacio Cosidó, ha destacado “el orgullo que hoy sentimos al portar por primera vez esta bandera” y la ha recibido “honrando a los cientos y cientos de policías que entregaron su vida en cumplimiento de su deber” y “con el orgullo con el que miles de policías nacionales llevan cada día su uniforme”. 

Ignacio Cosidó ha mostrado la profunda gratitud de la Policía Nacional ante Su Majestad y el Gobierno de España por esta concesión “el más alto honor al que puede aspirar una institución”, y ha señalado que el recibirla “nos compromete aún más si cabe en el servicio a España y todos sus ciudadanos”.

lunes, 2 de noviembre de 2015

EL HOSPITAL NUESTRA SEÑORA DE SONSOLES DESIGNA COORDINADOR DE TCE Y TUTOR DE FORMACIÓN

Se enfrentan a diario a impedimentos que dificultan el desempeño de su labor 

Ávila (España),  2 de noviembre  de 2015 / Solidaridad - Hospitalaria   /Gabinete de Prensa.

El Hospital Nuestra Señora de Sonsoles de Ávila designó recientemente a un Técnico en Cuidados de Enfermería para desempeñar las funciones del Coordinador de TCE en cumplimiento del acuerdo que el Sindicato de Técnicos de Enfermería (SAE) y la Junta de Castilla y León firmaron el pasado mes de noviembre y que establecía el nombramiento, tanto del Coordinador, como del 
Tutor de Formación. 

Sin embargo, y a pesar de lo establecido en el documento en el hospital abulense la coordinadora se está enfrentando a una situación de boicot permanente que dificulta el desempeño de su papel. Únicamente puede desarrollar sus funciones como coordinadora dos días a la semana, se ignoran las funciones que como tal tiene atribuidas, y que se especifican en el acuerdo, y no se le facilitan ni herramientas ni un lugar adecuado para desempeñar su trabajo.

Se reproduce, como en todos los centros en mayor o menor medida, la oposición de parte de la enfermería diplomada que, inexplicablemente, no entiende la necesidad de que los TCE participen en los equipos directivos.

El acuerdo firmado en Castilla y León citaba textualmente que "las funciones 
exigidas a este colectivo aconsejan que se favorezca su actividad mediante un mayor grado de coordinación que se conseguirá con nuevas estructuras organizativas dentro de la Dirección de Enfermería, y potenciando su implicación en el área formativa que incide más específicamente en estos profesionales, mediante el nombramiento del personal de esta categoría como tutor formativo".

La secretaria provincial del Sindicato de Técnicos de Enfermería, Inmaculada 
García Brincones, afirma al respecto que “la Consejería de Sanidad reconoció con este acuerdo una figura que el colectivo de profesionales merece ante la ausencia de un cargo que represente debidamente a estos profesionales. Es lamentable que se impide de esta manera a un profesional desempeñar su trabajo y es intolerable y execrable que la enfermería diplomada por medio de sus dirigentes y responsables no dejen que este colectivo progrese como cualquier otro. Quizás crean que los únicos que tienen derecho a progresar son ellos”

“Los Técnicos de Enfermería somos profesionales de enfermería, integrados 
perfectamente dentro de los equipos de enfermería y es fundamental contar con un miembro de la misma categoría que participe en la planificación y coordinación de los recursos humanos del personal de enfermería, controle la cobertura y distribución de turnos de trabajo, descansos, festivos, vacaciones, permisos... o detecte e identifique las necesidades de formación continuada de los TCE/AE" continúa la secretaria provincial de SAE. 

Tampoco se está facilitando la labor del Tutor de Formación a pesar de que se recoge en el mismo documento la participación del personal de la categoría de Técnico en Cuidados de Enfermería en la tutorización de los alumnos de Formación Profesional que realicen prácticas en los centros sanitarios de la Gerencia Regional de Salud de Castilla y León. 

“Tanto la coordinadora como la tutora cuentan con el apoyo de todos los profesionales Técnicos en Cuidados de Enfermería y, como no podía ser de otra manera, del Sindicato de Técnicos de Enfermería que no va a permitir que los intereses o deseos de un colectivo determinado impidan el debido reconocimiento y ejercicio de las funciones de estos profesionales”, finaliza Inmaculada García.

jueves, 27 de junio de 2013

Ignacio Cosidó ha presidido la jura del cargo de 391 nuevos mandos intermedios del Cuerpo en la Escuela Nacional de Policía (Ávila)


XXI promoción de subinspectores de la Policía Nacional

“Quiero pedirles que sean motores de cambio para hacer una Policía cada vez más moderna, más inteligente y más cercana a los ciudadanos”

También han asistido al acto el alcalde de Ávila, Miguel Ángel García Nieto, el subdelegado del Gobierno en la provincia, José Luis Rivas Hernández, y otras autoridades y responsables policiales

Ávila (España), 27 de junio de 2013 / Promoción de subinspectores / Gabinete de Prensa.

El director general de la Policía ha presidido hoy en la Escuela Nacional de Policía (Ávila) la jura del cargo de 391 nuevos subinspectores. Durante el acto, Ignacio Cosidó ha querido dirigirse directamente a los nuevos mandos intermedios del Cuerpo: “Quiero pedirles que sean motores de cambio para hacer una Policía cada vez más moderna, más inteligente y más cercana a los ciudadanos”. También han asistido al acto el alcalde de Ávila, Miguel Ángel García Nieto, el subdelegado del Gobierno en la provincia, José Luis Rivas Hernández, y otras autoridades y responsables policiales.

Destinos a lo largo del país

La XXI promoción de la Escala de Subinspección está compuesta por 356 hombres y 35 mujeres que se incorporarán de inmediato a sus destinos en toda España. Entre sus variadas funciones se encuentran, entre otras, desde labores de prevención de la delincuencia, hasta la protección de la Seguridad Ciudadana o la investigación de delitos, cometidos siempre orientados al ciudadano.

Cosidó también ha pedido a estos 391 hombres y mujeres que ejerzan la responsabilidad que adquieren con un nuevo estilo de mando caracterizado por el liderazgo, el ejemplo, el diálogo, el trabajo en equipo y la defensa de sus subordinados. Asimismo, el director general ha querido destacar el papel de todos los integrantes del Cuerpo Nacional de Policía, y en especial de los componentes de la Escala de Subinspección, como guardianes de los principios y valores que la Institución ha forjado a lo largo de siglos de servicio a la sociedad y que recientemente se han visto condensados en la publicación del Código Ético de la Policía.

domingo, 7 de abril de 2013

Ávila comienza a preparar el 500 aniversario del nacimiento de Teresa de Jesús

Ávila (España), 7 de abril de 2013 / Turismo / Enrique Sancho



Aunque aún faltan casi dos años para la celebración de los 500 del nacimiento de Teresa de Jesús, Ávila comienza a “calentar motores” de cara al que se prevé como el evento de la década. Cuando acaba de terminar la Semana Santa abulense, Fiesta de Interés Turístico Nacional que va a ser reconocida en breve como de Interés Internacional, las autoridades de la villa y buena parte de sus habitantes ponen la mirada en la que sin duda es su vecina más ilustre: Teresa de Cepeda y Ahumada, nacida el 28 de marzo de 1515, religiosa, escritora, fundadora de las Carmelitas Descalzas, doctora de la Iglesia Católica y una de las representantes del movimiento místico español, que reformó la Orden de las Carmelitas para volver a la austeridad, la pobreza y la clausura que consideraba el auténtico espíritu carmelitano.

Pero antes han vivido de una forma especial la Semana Santa, una de las más antiguas de España, cuyos orígenes se remontan al siglo XVI. No existe un escenario más adecuado para el recuerdo de la pasión de Cristo que Ávila. Su situación en lo alto de una colina dominado el valle Amblés, sus recias e intactas murallas con la vigía permanente de sus noventa torres, la preeminencia de sus iglesias y sus monasterios que la pregonan ciudad sacra, sus empedradas calles ascendentes y quebradas, el halo religioso de su historia y sus campanarios apuntando al cielo le dieron el merecido título de la “Jerusalén castellana”. Por eso, es Ávila buen marco para celebrar los misterios religiosos en el dramatismo de la Semana Santa, con su exigencia de austeridad y silencio. Así lo han entendido decenas de miles de personas, de la ciudad o venidos de fuera, que han vivido estos días con fervor, silencio y emoción, aunque también con alegría e íntima convivencia. 

El ámbito de los templos románicos y góticos abulenses, las fachadas pétreas de las casas señoriales y las celosías de sus conventos hacen de Ávila lugar preferente para adentrarse en la contemplación renovadora de hechos lejanos y de actualidad perenne. Sus muchos otros méritos, además, la han hecho merecedora de ser reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Pero si Ávila es bella y señorial en cualquier momento, durante las celebraciones de Semana Santa se convierte en un milagro en el que tallas, cofrades, flores y cirios se funden con su estremecedora arquitectura. 

De entre sus numerosos actos sobresale la procesión de Medinaceli que recorre el exterior de la muralla y la del Miserere, ambas del Martes Santo, cuando se entona este canto a lo largo del desfile nocturno en medio de un profundo silencio. El Jueves Santo tiene lugar la Procesión de los Pasos, que desde sus orígenes en el siglo XVI se ha celebrado de forma ininterrumpida. Asimismo es estremecedor participar junto a miles de fieles en el Vía Crucis de Penitencia que, el Viernes Santo de madrugada, recorre el recinto amurallado del casco antiguo de Ávila. 

Pasado esplendor
Y aunque la Semana Santa ha pasado, el sentimiento religioso permanece en esta ciudad que contemplaron Teresa de Jesús y Juan de la Cruz, pero también Pedro de Alcántara, Mosé de León, Nissim Ben Abraham o el Mancebo de Arévalo en esa convivencia de religiones que también la asemeja a Jerusalén. Ya se ha dado el visto bueno a la Comisión Conmemorativa del 500 aniversario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús, cuya finalidad es preparar, programar, coordinar y aprobar las actividades que se desarrollarán con motivo de esta efeméride en el año 2015. El proyecto comprenderá un amplio programa cultural con proyección en Castilla y León y también en el exterior, debido a su carácter universal.

Al abrigo de la Sierra de Gredos y tras las murallas de esta capital castellano-leonesa se esconde un valioso conjunto de iglesias y palacios renacentistas, testigos del esplendor pasado de la urbe. Su condición de cuna de Santa Teresa de Jesús ha dejado en toda la ciudad, tanto dentro como fuera del recinto amurallado, un gran número de edificios religiosos vinculados a la vida de la mística, que coincide con el momento en que la manufactura lanar permitió el despegue económico de la urbe. Durante ese periodo de bonanza se construyeron en la ciudad numerosos edificios civiles y religiosos que aún perviven en su casco histórico. 

Tal vez el mejor lugar para comenzar la visita a la Ávila de Teresa de Jesús sea el llamado humilladero de los Cuatro Postes fuera de la muralla, formado por cuatro columnas dóricas de cinco metros de altura construido en 1566 por Francisco de Arellano. Según la tradición fue aquí donde el tío de Teresa logró alcanzar a ella y su hermano Rodrigo tras su frustrado viaje a “tierra de moros” para encontrar el martirio y ganar el cielo. Ya parecía tener claro la santa sus intenciones con apenas diez años. Dicen que Teresa se quitó las sandalias y pronunció la frase: “De Ávila, ni el polvo”. Desde aquí se tienen unas preciosas vistas de la ciudad y sus murallas.

De regreso al interior, se descubre el símbolo de la urbe: la muralla que la bordea y que la convierte en uno de los recintos amurallados medievales mejor conservados de Europa. Sus dos kilómetros y medio de perímetro se encuentran jalonados por casi 2.500 almenas, casi un centenar de torres, seis puertas y tres portillos. La puerta de los Leales, una de las entradas principales a la ciudad antigua, desemboca directamente en la Catedral, templo con aspecto de fortaleza que fue erigido entre los siglos XII y XIV y cuyo ábside, denominado cimorro, está adosado a la muralla constituyendo el cubo defensivo más voluminoso del baluarte. 

Visita imprescindible en el recorrido por la Ávila de Teresa es el Convento de Santa Teresa, construido en 1629 en el solar donde se encontraba la casa natal de la santa. El edificio, de portada barroca, alberga un importante conjunto de tallas realizadas por el escultor Gregorio Fernández, además de una capilla dedicada a la santa que destaca por su profusa ornamentación. En el interior existe un huerto en el que, según la tradición, jugó de niña la mística abulense. Bajo la iglesia del convento se halla el Museo de Santa Teresa, una cripta de 1.500 metros cuadrados en la que puede verse las etapas de su vida.

La ruta nos lleva ahora hasta el Monasterio de la Encarnación, el primer convento carmelita en Ávila. Fue aquí donde ingresó Santa Teresa en 1535, vivió durante más de 20 años y en donde llegó a ser priora en 1571. En el monasterio se conserva el locutorio que usó Santa Teresa durante el tiempo que fue priora. En él merece la pena detenerse en los lugares frecuentados por la escritora, como su celda o la capilla de la Transverberación. 

Tras abandonar el Monasterio de la Encarnación, Santa Teresa se dirigió al Convento de San José, el primero que propiamente fundó y en el que ya instauró la reforma carmelita. Aquí vivió Santa Teresa entre 1562 y 1567. Su aspecto actual es posterior, ya que Felipe III fue quien construyó el nuevo templo. La vida cotidiana de la actual orden de las carmelitas transcurre con la misma austeridad y diligencia de aquella que comenzó Teresa de Ávila junto a cuatro novicias; como en aquellos años hoy la celda desnuda se integra a una ermita particular en un rincón del huerto.

Vale la pena acercarse a la iglesia de San Juan Bautista, de origen románico aunque profundamente trasformada en el siglo XVI. Aquí se encuentra la pila bautismal donde fue bautizada la santa el 7 de abril de 1515. Otro punto esencial de la ruta es la Plaza de Santa Teresa, centro neurálgico de Ávila y en la que puede verse dos de sus estatuas en el centro y en un lateral. Allí se reúnen turistas y lugareños, frente a la fachada de la Iglesia de San Pedro, para tomar algo en los soportales.

Lugares señoriales
Pero en Ávila hay mucho más, aquí se entremezclan rincones de aspecto medieval, como la plaza de los Dávila, con más de una docena de casas renacentistas de noble linaje, entre las que se pueden mencionar la mansión de los Velada, el palacio de los Valderrábano o el de Núñez Vela. Pero la construcción más sorprendente del entorno es el palacio de los Dávila. Se trata de una recia fortaleza formada en realidad por cuatro casas, la más antigua de ellas del siglo XIII. El conjunto destaca por sus almenas y por una famosa ventana de origen renacentista. Muy cerca se encuentra el Torreón de los Guzmanes, levantado en el siglo XVI y que actualmente alberga la Diputación Provincial. 

Éstas son solo algunas de las más de cien casonas y residencias palaciegas que existieron en Ávila entre los siglos XVI y XVIII, hecho que queda reflejado en el nombre completo de la ciudad, denominada Ávila de los Caballeros. La plaza del Mercado Chico, lugar en el que se emplazaba el antiguo foro romano, es el centro de la ciudad. A ella dan las fachadas del Ayuntamiento y de la iglesia de San Juan, reconstruida en los siglos XV-XVI.

Otra edificación importante es la basílica de San Vicente, levantada en el siglo XII junto al lugar en que fueron martirizados tres santos en época de Diocleciano. Este templo está considerado el más bello ejemplo románico de la ciudad, si bien posee otros elementos arquitectónicos que fueron añadidos con posterioridad. El exterior del edificio se encuentra presidido por tres magníficos ábsides, la portada occidental, conocida también como el Pórtico de la Gloria de Ávila, y la fachada sur. Mientras, en el interior sobresalen las bóvedas y se puede admirar el sepulcro de los tres mártires, un importante monumento funerario protogótico atribuido al maestro Fruchel. 

De nuevo fuera de las murallas, aunque muy próximo a la puerta de Los Leales, se sitúa el palacio de los Deanes. Originariamente, tal y como su propio nombre indica, esta monumental casa del siglo XVI fue construida para albergar a los sucesivos deanes (clérigos responsables de la administración del cabildo catedralicio) que tuvo Ávila a lo largo de su historia. Lo primero que llama la atención es su fachada renacentista, que presenta doble hilera de columnas, está decorada con escudos de estilo plateresco y coronada por pináculos barrocos. Estos elementos transmiten al conjunto un innegable aspecto señorial. En el interior, un edificio principal y varias dependencias se estructuran alrededor de un patio de dos galerías con arquerías góticas. Estas instalaciones albergan en la actualidad el Museo Provincial, que contiene interesantes secciones de arqueología, etnografía y bellas artes. El museo cuenta, además, con un edificio anejo, la antigua iglesia de Santo Tomé el Viejo (siglo XII). 

Tradicional residencia estival de los monarcas españoles, el monasterio de Santo Tomás fue concluido en 1493 en estilo gótico isabelino durante el reinado de los Reyes Católicos. El conjunto se encuentra presidido por una monumental iglesia de una sola nave cubierta por bóvedas de crucería y varias capillas laterales. En el centro del crucero se encuentra el bello sepulcro del Infante don Juan, hijo de los Reyes, esculpido en mármol por Domenico Fancelli. Destaca, asimismo, un magnífico retablo realizado por Berruguete y el coro elevado. La zona conventual se ordena en torno a tres claustros –del Noviciado, del Silencio y de los Reyes- con rica ornamentación. Mientras, las antiguas dependencias reales acogen el Museo Oriental, que exhibe una interesante colección de obras procedentes del Extremo Oriente.

Para reponer fuerzas
Sin duda, tantas visitas han abierto el apetito, pero no hay que preocuparse, estamos en uno de los mejores lugares para saciarlo. En cualquiera de los restaurantes de la capital abulense es posible descubrir la excelente gastronomía de la zona. Sobresalen los excelentes asados de tostón, cochinillo y cordero, además del famoso chuletón de ternera de Ávila. 

El ganado vacuno que produce la denominada "Carne de Ávila" procede única y exclusivamente de la raza Avileña-Negra Ibérica, criada mayoritariamente en las dehesas de Castilla y León y Extremadura. Se trata de animales de color negro uniforme, aunque admite degradaciones de tonalidad, que destacan por su rusticidad, fecundidad y longevidad, además de una gran facilidad para caminar, cualidad fundamental para los desplazamientos trashumantes y para la búsqueda de alimentación. Por lo general la carne presenta un color que va de los tonos rosados a los rojos más intensos, consistencia firme, ligera humedad y fina textura; una carne perfecta para preparar deliciosos filetes o suculentos chuletones.

No hay que olvidar tampoco otros contundentes platos como las judías de Barco de Ávila, blancas o rojas, las carillas, variedad de judías típicas de la zona, o los garbanzos de la Moraña. Platos como el cocido moragueño hecho con hortalizas y legumbres, repollo al ajo arriero, pimientos rellenos o las populares patatas ‘revolconas’, cocidas y machacadas, y aderezadas con pimentón y torreznillos. Tampoco podemos dejar de probar sus productos de matanza: el lomo, los chorizos de olla y las sabrosísimas morcillas. Si se quiere acompañar alguno de estos platos con un vino de la tierra, nada mejor que los vinos de Cebreros y el Tiemblo. Una buena forma de probar las especialidades abulenses es recorrer los mesones y bares de la ciudad y degustar las populares tapas, entre las cuales las patatas revolconas tienen un lugar de preferencia, así como el delicioso cochifrito o cuchifrito, realizado con carne y especias.

En cuanto a la repostería hay una variedad de dulces típicos como las yemas de Santa Teresa, torrijas, amarguillos, huesitos, empiñonados, natillas, o tartas. Tanto el chuletón como las yemas tienen Denominación de Origen. 

sábado, 16 de marzo de 2013

Ávila, la “Jerusalén castellana”, escenario perfecto para una Semana Santa íntima y marcial

En breve puede ser declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional
Ávila (España), 16 de marzo de 2013 / Turismo /Enrique Sancho
No existe un escenario más adecuado para el recuerdo de la pasión de Cristo que Ávila. Su situación en lo alto de una colina dominado el valle Amblés, sus recias e intactas murallas con la vigía permanente de sus noventa torres, la preeminencia de sus iglesias y sus monasterios que la pregonan ciudad sacra, sus empedradas calles ascendentes y quebradas, el halo religioso de su historia y sus campanarios apuntando al cielo le dieron el merecido título de la “Jerusalén castellana”. Por eso, es Ávila buen marco para celebrar los misterios religiosos en el dramatismo de la Semana Santa, con su exigencia de austeridad y silencio.

El ámbito de los templos románicos y góticos abulenses, las fachadas pétreas de las casas señoriales y las celosías de sus conventos hacen de Ávila lugar preferente para adentrarse en la contemplación renovadora de hechos lejanos y de actualidad perenne. Sus muchos otros méritos, además, la han hecho merecedora de ser Patrimonio de la Humanidad. Pero si Ávila es bella y señorial en cualquier momento, durante las celebraciones de Semana Santa se convierte en un milagro en el que tallas, cofrades, flores y cirios se funden con su estremecedora arquitectura.

Viajar a España puede ser una buena ocasión para cualquiera pueda visitar la medieval ciudad amurallada de Ávila en el corazón del viejo reino de Castilla. Una ciudad que fue cuna de grandes personajes, como los santos Teresa de Jesús y Juan de la Cruz. Ávila de los Caballeros, Ávila del Rey, situada junto al río Adaja, se encuentra a poca distancia de Madrid, capital de España y perfectamente comunicada con la misma.

Un viejo dicho sostiene que Ávila es "Tierra de cantos y de santos". De cantos por el rigor de la tierra abulense, sobria y granítica, austera e inquebrantable, acorde con la solemnidad de la mística y el recogimiento y con la dureza del temple de la guerra. La UNESCO declaró a la ciudad de Ávila "Patrimonio de la Humanidad" en reconocimiento a la gran importancia de sus monumentos, tesoros de una ciudad que sintetiza magníficamente el espíritu castellano de antaño, en el que lo militar y lo sagrado avanzan juntos, inseparablemente unidos. Sus murallas, sus iglesias, sus palacios... son el reflejo de un pasado enormemente rico, que ha dejado también sus frutos en hermosas tradiciones.

Tiempo de pasión y silencio
Ejemplo de estas tradiciones es su Semana Santa y todos los actos que tienen lugar alrededor de la misma, estando considerada, desde el año 2005, Fiesta de Interés Turístico Nacional y a punto de conseguir la categoría de Internacional. Después de los numerosos actos que se celebran durante la Cuaresma, con exposiciones, jornadas de música sacra, conferencias... llegan las procesiones de Semana Santa cuando se echan a la calle, con respeto y silencio, sus 14 cofradías, hermandades o patronatos que integrados en la Junta de Semana Santa, organizan 16 espectaculares
procesiones, iniciándose el Viernes de Dolores y terminando el Domingo de Resurrección, cubriendo todos los días de la semana, incluso algunos
de ellos con dos y tres procesiones.

Treinta y ocho imágenes y grupos escultóricos tallados por grandes imagineros, acompañados por centenarias cofradías penitenciales que conservan sus primitivas raíces en el más puro sentir castellano, representan, en las empedradas calles, la Pasión de Cristo, siguiendo con una tradición antiquísima que tiene su origen en el año 1540 cuando el Ilustre Patronato de la Santa Veracruz organizó la primera de las procesiones que dan inicio al amplio historial con que cuenta la Semana Santa abulense, en la que la austeridad, el recogimiento, el silencio y el bellísimo marco por el que discurren las procesiones hacen una Semana Santa digna de contemplar para los fieles que se agolpan, por miles, en las aceras, unos de la propia ciudad y otros llegados de cualquier lugar del mundo.

Presenciar y describir las procesiones penitenciales abulenses es transmitir la emoción de momentos que quedan grabados en la retina de los espectadores que en esos días se acercan por la vieja ciudad que vio nacer a Santa Teresa de Jesús. El golpe sordo de los tambores, el inalterable paso de los costaleros, el silencio contenido. Iglesias, palacios, casa solariegas, calles estrechas, se llenan de sentimiento transmitiendo una vibración especial a todos los presentes. Una historia llena de fe, que se hace corpórea en espectaculares pasos procesionales de gran valor. El Cristo de la Ilusión, el Cristo de la Agonía, Jesús de Medinaceli, Nuestra Señora de la Esperanza, la Virgen de las Lágrimas... innumerables tallas del siglo XVI. Obras inmortales de maestros escultores de la gran escuela castellana que han sabido reflejar, en los gestos, toda la expresividad de tan sublimes momentos. Procesiones centenarias salen al paso en movimientos ondulantes, pero siempre firmes. El Cristo de las Batallas, que con el fuego de sus antorchas ilumina la madrugada del Jueves Santo. La "Borriquilla" del Domingo de Ramos, inicio de la Semana de Pasión.

El esfuerzo de todo un pueblo y de la Junta de Semana Santa han hecho de la Semana Santa abulense todo un acontecimiento para ver y sentir. El lento caminar de pasos y cofrades, los anderos y costaleros que portan los pasos a los sones de impresionantes bandas de música, la sombra de Crucificados y Nazarenos reflejados en la muralla, las velas y faroles de los cofrades, el canto del Miserere, el encuentro entre Jesús y su Madre a las puertas de la catedral en la noche de Lunes Santo, el Vía Matris con sus lecturas en diferentes plazas de la ciudad, el Vía Crucis alrededor de la muralla con más de diez mil fieles acompañando al Cristo de los Ajusticiados en la madrugada del Viernes Santo, hacen de la Semana Santa de Ávila, una Semana Santa especial, de la que se dice que hay que contemplar todas sus procesiones puesto que cada es distinta a la anterior y a la siguiente.

Son días en los que las tradiciones más enraizadas se unen en una profunda devoción. Y entre procesión y procesión, entre palacio e iglesia, entre murallas y plazas, hay tiempo para disfrutar la rica gastronomía abulense tradicional durante todo el año, pero que en esos días nos deja el sabor especial de las flores, las torrijas y el hornazo, acompañados, como bebida, por la tradicional limonada