Las Palmas de Gran Canaria, 16 de enero de 2012 /Salud - Bienestar / ASSOPRES
La consejera de Sanidad, Brígida Mendoza, y el director general de Salud Pública, José Díaz Flores, han presentado hoy la campaña publicitaria que da a conocer la nueva estrategia de salud ‘Los Círculos de la Vida’, que pretende actuar de un modo coordinado sobre todos los aspectos que influyen en el mantenimiento de la salud.
Esta nueva estrategia de promoción de la salud se desarrollará a través de dos oleadas de emisiones de spots en televisiones de ámbito regional y local y en medios digitales
La Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias, a través del Servicio de Promoción de la Salud de la Dirección General de Salud Pública, propone una nueva estrategia de salud denominada Los Círculos de la Vida, que pretende actuar de un modo coordinado sobre todos los aspectos que influyen en el mantenimiento de la salud.
Los Círculos de la Vida, son una forma de expresar de manera didáctica las principales recomendaciones para disminuir el impacto de los determinantes de las enfermedades crónicas.
En realidad, resumen las claves de una estrategia que la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias adopta este mismo año para promocionar la salud a la vez que difunde el conocimiento sobre estas enfermedades y su prevención, en ella las diferentes recomendaciones confluyen, como si de círculos concéntricos se tratara, en un punto central que representa la Salud.
‘Los Círculos de la Vida’
Alimentación
Comer pocas grasas, azúcares y sal. Semanalmente, huevos, pescados y carnes magras. A diario agua, leche, frutas, verduras, cereales y legumbres.
Alimentarse es un proceso básico y necesario a lo largo de toda la vida. Este proceso se aprende, por lo que nos alimentamos según nos hayan educado. La familia es el primer responsable de la alimentación infantil.
Cuando la alimentación es variada, equilibrada y saludable, el crecimiento y el desarrollo infantil están asegurados sin problemas, siempre que se realice en consonancia con un proceso educativo integral en el que el ejercicio físico forme parte de los hábitos de vida cotidianos.
La obesidad supone actualmente un importante problema de Salud Pública, que llevó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a definirla como epidemia del siglo XXI. Afecta más a los países más desarrollados económicamente, sin embargo se observa también en los países de menor desarrollo del continente asiático o africano, lo que justifica el término de “Globesidad”, en alusión a la expansión de la epidemia.
Está constatado que los principales factores productores de obesidad, dejando al margen casos claramente patológicos, son el sedentarismo y la mala alimentación, entendida como la comida mal equilibrada o ingerida en exceso. La prevención de la obesidad es el eje sobre el que giran actualmente las medidas de salud pública para invertir la tendencia creciente de la obesidad.
En este sentido, la promoción de la alimentación saludable y de la actividad física es fundamental y una acción permanente de promoción de la salud. Se considera que el fracaso de la prevención se atribuye más a la dificultad para efectuar recomendaciones en un ambiente “obesogénico”.
Es necesario cambiar el entorno para inducir cambios en los comportamientos, lo que explica que la prevención de la obesidad sea no sólo una tarea de los servicios sanitarios, sino de toda la sociedad en su conjunto.
Desayune con leche o derivados lácteos, frutas, cereales y frutos secos. Evite el exceso de azúcares.
Prepare comidas deliciosas y baratas con cereales o legumbres: arroz, lentejas, judías y garbanzos.
Coma a diario verduras y otras hortalizas.
Tres o cuatro veces por semana coma también pescado, carne o huevos, pero evite el consumo excesivo de grasas y sal.
Procure seguir una alimentación variada y equilibrada, cocine preferentemente con pocas grasas y aceites, utilice el aceite de oliva como primera elección.
Mantenga una buena hidratación bebiendo suficiente agua.
Mantenga una actitud activa: camine y si puede haga algo de deporte.
Vigile su peso corporal.
Recuerde: ¡Comiendo bien vivirá mejor!
Actividad física todos los días. Mejor moverse poco que nada
El cuerpo humano está diseñado para el movimiento. Mantenerse físicamente activo genera una serie de beneficios físicos, sociales y psicológicos. Es un factor esencial asociado con la salud y la calidad de vida, e incluye muchos deportes y actividades de ocio (por ejemplo, la gimnasia), además de otras actividades cotidianas como caminar a buen paso, las tareas domésticas y algunos trabajos que requieren actividad física.
Los beneficios que para la salud tiene la actividad física son numerosos para las personas de cualquier edad:
Aumenta la capacidad de aprovechamiento de oxígeno.
Aumenta la circulación en todos los músculos
Contribuye a la reducción de la presión arterial.
Disminuye el colesterol.
Esto se traduce en:
Un mejor tono muscular, un mejor control del peso corporal.
Un mejor funcionamiento de nuestros órganos vitales, una mayor resistencia de nuestros huesos y músculos, y una mejor circulación sanguínea, previniendo así la aparición de fracturas, varices y otros problemas.
Además, los beneficios psicológicos y sociales del ejercicio también son evidentes:
Mejora la capacidad para conciliar el sueño.
Aumenta la sensación de bienestar y disminuye la sensación de fatiga
Ayuda a combatir la ansiedad, la depresión y el estrés.
Mejora la autonomía personal.
Y, muy importante, permite compartir tiempo y espacio con amigos y familiares, contribuyendo así a la mejora de las relaciones interpersonales.
Salud Sexual. Control del Estrés. Descanso
La salud sexual es un derecho básico de las personas y abarca muchos más aspectos que la reproducción o las infecciones.
Definimos la salud sexual como un estado de bienestar físico, emocional, mental y social relacionado con la sexualidad y no como la ausencia de enfermedad, disfunción o malestar.
La salud sexual requiere un acercamiento positivo y respetuoso hacia la sexualidad, así como la posibilidad de obtener placer y experiencias sexuales seguras, libres de coacción, discriminación y violencia.
Promover la salud sexual implica favorecer las condiciones para que los servicios sanitarios garanticen su calidad, ofreciendo información, asesoramiento y asistencia sobre cualquier aspecto relacionado con la sexualidad y la reproducción.
Una información igualitaria y respetuosa es una herramienta fundamental para promover la salud sexual y el bienestar de las personas. A través de ella, los hombres y las mujeres podrán decidir con autonomía sobre su vida sexual y reproductiva en todas las etapas de la vida sin temores ni prejuicios, sustentada en la comunicación, el respeto y el placer, además de contar con las capacidades y recursos para prevenir las infecciones de transmisión sexual (ITS) incluido el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) y los embarazos no deseados cualquiera que sea la opción y orientación sexual.
Control del estrés y descanso
El estrés es una reacción normal del organismo frente a una situación puntual amenazante. Esta forma de estrés no sólo no afecta a la salud, sino que ayuda a preparar al organismo para defenderse de una situación de peligro, considerándose pues una respuesta adaptativa.
Pero el estrés crónico, prolongado en el tiempo, es nocivo para la salud, y por tanto conviene desarrollar estrategias para minimizarlo.
Los síntomas del estrés son muy variados, pudiendo incluir estados de humor depresivos, síntomas de ansiedad, preocupación, sentimiento de incapacidad para afrontar los problemas, planificar el futuro o poder continuar en la situación presente, y un cierto grado de deterioro en cómo se lleva a cabo la rutina diaria. La persona puede presentar una excesiva irritabilidad, y también suele acompañarse de una tendencia al aislamiento. Estos síntomas son los más frecuentes, pero es importante tener en cuenta que cada persona reacciona de manera diferente al estrés, siendo lo más habitual presentar además otros síntomas.
¿Qué nos puede producir estrés? En primer lugar nuestra propia actitud frente a la vida. Una misma situación puede ser estresante para una persona y no serlo para otra, según su actitud y circunstancias. Sin embargo, hay situaciones comunes que suelen generan estrés, como la incertidumbre en el adolescente, el despido laboral, el acoso en el trabajo, la perdida de familiares, los conflictos familiares o de pareja, la enfermedad o el dolor crónico y un largo etcétera.
Para prevenir o minimizar el estrés, es fundamental llevar una vida saludable. Además, ayudarse con algunas estrategias que han mostrado su eficacia, como las que se enumeran a continuación:
Valorar nuestras posibilidades y cualidades, ordenar los valores. Cuidar la autoestima. No centrar la vida exclusivamente en el trabajo o en los estudios, dedicarle tiempo a la familia y a las amistades, al autocuidado de la salud, seguir una alimentación correcta, practicar ejercicio y descansar lo suficiente. Recordar que los medicamentos tomados sin prescripción facultativa, los tóxicos como el tabaco, el alcohol y otros, perjudican la salud, aumentan el grado de estrés y entorpecen las relaciones personales
Cuando sea necesario, recordar que pedir ayuda profesional es una actitud adulta y responsable.
Sin Tabaco, mejor
La Organización Mundial de la Salud (OMS) declara que el tabaquismo es la primera causa de muerte evitable en el mundo desarrollado. El problema es tan importante que afecta a todos los países y se necesita que los Estados y Naciones participen activamente en el control y prevención de esta epidemia.
En la combustión de cada cigarrillo se pueden aislar más de 4.000 sustancias, algunas de ellas terriblemente tóxicas, como el arsénico, el cadmio, el níquel, el tolueno, los benzopirenos o el Polonio-210. Muchas de estas sustancias son cancerígenas, siendo responsables de la alta incidencia de cáncer (pulmón, laringe, páncreas, vejiga urinaria) entre los fumadores. El contenido de los cigarrillos también es responsable de más de 30% de los casos de cardiopatía isquémica (angina de pecho, infarto de miocardio).
Los daños del tabaco también se producen en las personas que no fuman pero están sometidas al humo de tabaco ambiental en lugares cerrados (fumadores pasivos o involuntarios).
Los efectos del consumo de tabaco se producen desde el primer cigarrillo.
No se ha podido calcular a partir de cuántos cigarrillos empieza a afectarse negativamente el organismo humano. En algunos estudios se apunta a que un consumo inferior a tres cigarrillos diarios es suficiente para multiplicar por dos el riesgo de tener cáncer de pulmón.
No hay ninguna acción que nos permita conocer los daños que se van a producir en una persona determinada ni cuántos cigarrillos debe fumar para que aparezcan.
Por lo tanto, el objetivo, pensando en preservar la salud, es no fumar ningún cigarrillo ni consumir ningún otro producto del tabaco.
La experiencia ha señalado que existen numerosas medidas efectivas para el control del tabaco que pueden aplicarse en diferentes contextos y lograr efectos significativos en el consumo de tabaco.
Las estrategias más eficaces en relación con los costos son las políticas públicas dirigidas a la población en general. Por ejemplo, las prohibiciones de la publicidad directa e indirecta del tabaco; los aumentos de impuestos y precios de productos de tabaco; la creación de espacios sin humo en todos los lugares públicos y lugares de trabajo; y los mensajes sanitarios bien visibles y claros en los paquetes de tabaco.
Todas estas medidas se abordan en las disposiciones del Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco.