viernes, 3 de junio de 2011

“La coeducación está muy poco presente en los contenidos de formación del profesorado”

María Elena Simón Rodríguez, profesora y autora de ‘La igualdad también se aprende: cuestión de coeducación´

  • “El sistema de cuotas quizás continúe siendo imprescindible como medida transitoria para equilibrar una  situación de evidente desequilibrio”

  • “Persisten desigualdades laborales, en el sistema de poder, en el uso del tiempo entre mujeres y hombres en lo que son las tareas de cuidados…”

  • “El cambio más copernicano que se ha dado en dos generaciones es la presencia masiva de mujeres en las universidades” 
Las Palmas de GC, 3 de junio de 2011 | Personajes | Paco Suárez/Enrique Bethencourt

La profesora Elena Simón Rodríguez impartió recientemente en Gran Canaria dos cursos sobre coeducación, dirigidos a profesorado, equipos técnicos municipales y AMPAs, así como una conferencia al alumnado de la facultad de Formación del Profesorado. Se realizaron en el marco del Proyecto de Cooperación para el Desarrollo Rural Igualitario IGUALAR, impulsado por Aider Gran Canaria, con la colaboración de la Dirección General de Innovación y Ordenación Educativa, el Instituto Canario de Igualdad, la Consejería de Igualdad del Cabildo de Gran Canaria y la Facultad de Formación del Profesorado de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.



-          En su opinión, ¿la igualdad es un sentimiento, una aspiración, un modelo de conducta…?

-          Yo situaría la igualdad en el contexto de los valores y de los principios democráticos. Y si hablamos de educación para la igualdad, de coeducación, estaríamos hablando del objetivo educativo que debería contener nuestro sistema, pues a los chicos y a las chicas les tenemos que enseñar también la igualdad, que no se aprende sola. En los tiempos de la desigualdad formal, de la desigualdad ante la ley, de la discriminación de las mujeres, también se aprendía la desigualdad de forma sistemática, aleccionando a la población a funcionar en esas claves de desigualdad. Sin embargo, en este momento parece que la igualdad tiene que aprenderse sola; parece una aspiración de mucha gente que querríamos que nuestras hijas e hijos aprendieran la igualdad, que no tuvieran en el paso de la vida adulta controversias en la pareja ni tropiezos en los puestos laborales porque ya se considera que son seres humanos completos ellos y ellas; pero, hasta ahora, no enseñamos la igualdad de forma sistemática en la escuela, en la universidad ni en las familias; ni tampoco en la parte didáctica que tienen los medios de comunicación en esta sociedad mediática, como podría ser denominada.

-          Es, por tanto, a su juicio, valor y aprendizaje…

-          En efecto, Por eso considero, asimismo, que tenemos que aprender cuál ha sido la historia de los derechos de igualdad, por dónde andamos, qué cosas se han conseguido y cuáles quedan por conseguir. Y no vivir dentro del espejismo de la igualdad, que porque digamos la palabra se produzca el acto de magia y esté ya implantada en nuestras vidas. De ahí que hablemos de la coeducación para la igualdad; el objetivo sería educar niños y niñas en conjunto para poder conseguir que conocieran y practicaran el principio de igualdad; y que esto les llevara a la salud y a la paz; a la paz de género, relacional; y a la salud, porque hay muchas conductas sexistas que no llevan precisamente a la salud ni a las chicas ni a los chicos.

-          ¿En qué se expresa la pervivencia de las desigualdades en sociedades desarrolladas como la nuestra?

-          Se expresa en las desigualdades laborales, en el sistema de poder, en el uso del tiempo entre mujeres y hombres en lo que son las tareas de cuidados, pero también en las que podemos observar en los productos culturales: en la presencia femenina en las artes… y también en el sistema escolar; pero es que la escuela se ha adelantado en cierto modo y sí que proporciona igualdad de oportunidades, aunque hay que modificar contenidos.

-          En esa mayor visibilidad de la mujer en ámbitos como la política, ¿ha ayudado el sistema de cuotas, la discriminación positiva?

-          Antes que discriminación positiva, prefiero llamarle acciones compensatorias para superar la desigualdad. Si no se llevan a cabo las mujeres nunca encuentran un hueco. Esto procede de un acuerdo alcanzado por las políticas europeas en el 93 en Viena, al darse cuenta de que si las cosas continuaban igual nunca tendrían una presencia significativa. Gracias al sistema de cuotas, con sus aciertos y errores, empezamos a ver a muchas mujeres como ‘lideresas’ en el ámbito político. Pero donde no hay obligación de respetarlas siguen casi invisibles, como en consejos de administración de empresas, dirección de las universidades y otros organismos. Quizás continúen siendo imprescindibles como medida transitoria para equilibrar una  situación de evidente desequilibrio.

-          El avance de la igualdad ha supuesto una reacción del machismo más recalcitrante…

-          Sí, hay una reacción, pero no solo de los elementos más machistas, sino de muchos hombres y mujeres que no ven la igualdad como una ventaja, sino como un inconveniente. Venimos de una sociedad proteccionista de las mujeres como la parte débil y hay algunas mujeres que se aferran a ello. Y también una sociedad que ha ensalzado a los varones por el hecho de serlo. Si no aprendemos la igualdad como una ventaja, podemos tener la sensación de caer en estas reacciones negativas; quizás lo más significativo sea que ante el cambio de los roles de las mujeres hay unos varones que reaccionan muy negativamente, entre ellos estarían los maltratadores que atentan contra su libertad y su vida; es un trabajo muy importante que tenemos que tomar en serio para desterrar la violencia de género y, por otra parte, modificar la actual falta de corresponsabilidad en todos los trabajo no pagados, que recaen todavía en un 85% sobre las espaldas de las mujeres.

-          Cabe preguntarse qué ganan los hombres en un mundo con verdadera igualdad…

-          Ganan una vida más completa, con aspectos fundamentales; el aspecto relacional y familiar, donde los varones han estado considerados como un apéndice protector  y sustentador económico, pero no con un papel principal en el ámbito afectivo, en el de los cuidados y en el de la presencia; parece que esa es la asignatura pendiente más importante. En lo relacional, donde los hombres se despreocupan de los temas emocionales; siempre piensan que las mujeres somos maestras en ellos, y algunas lo son y otras ni siquiera son aprendices; y yo creo que ese aspecto junto al laboral, el cívico o el lúdico, si hombres y mujeres desarrollamos la vida sobre estos pilares de manera equilibrada, en el uso del tiempo, en la importancia que les damos, nos haría seres humanos mucho más compatibles de lo que lo somos ahora. Es, por tanto, una ventaja.

-          Sin embargo, resulta preocupante ver cómo en las jóvenes generaciones se reproducen los estereotipos machistas…

-          Si no educamos a los chicos y a las chicas en la igualdad siguen los modelos anteriores, lo que pasa es que los ponen al día, No es que sean más machistas. Mi tesis es que si no nos ponemos activamente a educar para la igualdad a los chicos y a las chicas, reproducen el machismo.

-          Desde la escuela se pueden y deben hacer muchas cosas en este sentido…

-          Sin duda. La escuela tiene que dar un segundo salto, el primero fue la escolarización y la igualdad de oportunidades para las niñas. Pero ahora tiene que desarrollar la coeducación, que se aprenda en la escuela la obra humana de las mujeres, que se utilice un lenguaje que nombre de forma equilibrada a los dos sexos y que se aprendan nuevas formas de comunicación entre iguales; incorporando nuevos roles humanos que nos alejaran de los roles rosas y azules; que se han reproducido en los últimos años, por ejemplo en el uso de los juguetes, o en esa invitación que tienen los niños varones a relacionarse a través de la fuerza para tener éxito. Y eso tiene que tenerlo muy en cuenta la escuela para ir transformándolo.

-          Para ello, ¿cuenta el profesorado con la formación adecuada en el ámbito de la igualdad?

-          No, porque de hecho los currículas universitarios de formación del profesorado no tienen prácticamente ninguna materia relacionada con la coeducación. Pero tenemos que recordar que sí tenemos muchas leyes que apuntan hacia la igualdad en la educación: las leyes de igualdad, la de educación, la ley contra la violencia de género, la ley de la dependencia; ahora hace falta un detalle fundamental: que haya prioridad, presupuesto y personal preparado para que este camino funcione.

-          La pervivencia de los estereotipos que mantienen la desigualdad se encuentran también en nuestra manera de expresarnos…

-          Cierto. Todos los idiomas proceden de culturas que han tenido la desigualdad como forma de organización social y nombran el mundo de desde este punto de vista. Como ahora esto empieza a dejar de ser así, habría que ir transformando los lenguajes que usamos para que vayan adaptándose  a los tiempos de igualdad, como lo hacemos al área tecnológica o a los distintos ámbitos del conocimiento.

-          La realidad multicultural de la última década, con la llegada de personas de culturas mucho menos avanzadas en el ámbito de la igualdad, ¿supone un enorme obstáculo?

-          Para cada comunidad cultural es un obstáculo la desigualdad entre mujeres y hombres. Nosotros no lo hemos superado, luego no podemos ver a los otros como si fueran de otro planeta; en cada comunidad hay que hacer un tránsito, tránsito que en la española hicimos no hace tanto tiempo. Y significa dar un  paso para ir eliminando determinadas tradiciones que se repiten de forma automática de una generación a otra; en las españolas de hace 30-40 años se produjo un gran tránsito y dejaron de hacer lo que hacían sus madres y abuelas, para entrar masivamente a la educación y para ganarnos la vida por nuestra cuenta. Y este tránsito es lo que tiene que hacer toda sociedad que quiera avanzar. Yo creo que más que un obstáculo es una oportunidad, porque la sociedad es múltiple y diversa; porque tampoco podemos presumir de igualdad; y si los que vienen entran dentro de nuestras formalidades igualitarias, ahora hace falta que hagamos juntos la gran transformación profunda.

-          En toda esta etapa de cambio, ¿qué papel le corresponde a la familia?

-          Debe jugar un papel primordial. Hoy no lo hace, no tenemos muchas familias igualitarias, que no solo tengan un práctica igualitaria real, con la intercambiabilidad de los roles en las personas adultas, sino también que las expectativas entre los hijos y las hijas sean similares, así como los adjetivos que les dirigimos, los permisos y las prohibiciones que les proponemos... Lo que pasa es que es más fácil hacer una intervención escolar que familiar, porque las familias no acceden mayoritariamente a cursos de formación.

-          ¿Y qué papel corresponde a los medios de comunicación?

-          Muy importante. Porque muchas veces, como vemos, trabajan en dirección contraria, exaltando conductas de éxitos en los varones con la competitividad y de las mujeres en la belleza, por ejemplo. En los medios tampoco hay una formación inicial de igualdad, pero hay formas de ponerse al día y me parece que el aprendizaje de la igualdad hay que estudiarlo y se puede incorporar a nuestros conocimientos. La vertiente didáctica de los medios es cada vez mayor y es clave en la formación de opinión, recreación de imagen y de valores.

-          ¿Cómo se pueden trasladar todos esos conceptos de igualdad al medio rural, en el que ha sido tan poco visible el relevante papel de las mujeres?

-          Con las mismas o parecidas dificultades, En el ámbito rural las mujeres juegan un papel de segunda fila, pero esto también ha sucedido en el urbano. Yo creo que cuando las mujeres ven colectivamente como ventajas la construcción de su individualidad, la relevancia de su autonomía y poder de criterio personal, se comienza a transformar la realidad y las sociedades. Aquí habría que hablar también de la importancia de cómo hacer que los hombres vean la igualdad como una ventaja, de que también va con ellos este cambio. Porque es más difícil que atiendan al llamamiento de formación para la igualdad, entiendan que no va con ellos e incluso que les va a perjudicar. Pero  la igualdad es una ventaja para el conjunto de la población y para los varones en particular.

-          ¿Continúa existiendo una infra representación de las mujeres en la política?

-          En la política, en el mundo laboral, en todos los ámbitos de poder y de representación.

-          Sin embargo, es cada vez mayor la presencia de las mujeres en ámbitos como el educativo. Es claro el caso de las universidades…

-          El cambio más copernicano que se ha dado en dos generaciones es la presencia masiva de mujeres en las universidades. Es el cambio fundamental, estamos en el buen camino para compartir todo lo demás de la vida, pero no es suficiente, porque no va acompañado del ámbito laboral, del poder; seguimos estando subrepresentadas. 

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