Barcelona, 6 de julio de 2011 | Cartas al Director | Ana Coronado.
Suelo frecuentar los supermercados DIA porque, como madre de familia numerosa, me parece idónea la relación calidad precio. Sin embargo he podido observar como carros llenos de lácteos próximos a caducidad, o mallas de verduras o frutas, a veces por el simple hecho de estar desgarradas, son depositadas a diario en los contenedores de basura cercanos a las tiendas.
Una encargada me decía que es triste que nadie se aproveche de estos alimentos en buenas condiciones. ¿No podría la propia empresa ponerse en contacto con alguna ONG, o viceversa, para donar estos víveres a los más deprimidos económicamente? DIA ganaría en prestigio dando un plus a su imagen, beneficiando a muchos sin coste alguno.
Hoy que tantos negocios miran exclusivamente el modo de aumentar los ingresos pecuniarios, se olvida que la generosidad con los demás redunda en beneficio propio, también espiritualmente como alguien dijo hace 2000 años: “Todo lo que hacéis a uno de éstos, Conmigo lo hacéis”. En estos tiempos de crisis, todos, además de instituciones como Caritas, debemos arrimar el hombro.
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