Agaete (Gran Canaria - Canarias), 21 de abril de 2016 / Artículo de Opinión / Fernando Báez - Sacerdote.
... si a pesar de mi reiterada insistencia en que las dejen donde están, y dado que mi opiniones -una entre tantas-, también se ha de prestar atención -aunque no esté conforme personalmente con otras- hay que escuchar al pueblo, a otras ideas distintas a las propias; y así, no faltan los que piden dejen apañar esas cabras, que aunque alguna se muera, no todas se van a morir, y acabarán adaptándose al corral o explotación a donde vayan al fin.
Esta, pudiera ser una salida -repito- airosa, y que está entre dejarlas donde están y matarlas, y sacando a relucir lo de los sabios latinos que decían “in medio, virtus”, es decir: “en el medio (está) la virtud”, “en el medio está la virtud”; pero no en el medio ambiente, que es donde hasta el presente ha estado el vicio, el error, el fallo, la equivocación, la majadería... Pero, como “nunca es tarde, si la dicha es buena (hay voluntad)”, ojalá al cabildo no le falte la voz del consejo, la voz del pueblo, que a gritos pide no maten las cabras, pues denla. Recuerdo al jovencísimo Saúl (12 años) de Moya, que pedía: “¡no las maten, que me las den!”.
Estoy seguro habrán (hay) muchos Saúles, que las pedirán, las piden, las quieren e incluso quien nunca tuvo una cabra, querrá tenerla. Pido pues al cabildo, a sus responsables, que reflexionen -ya que sé me leen- esta propuesta, y ojalá en breve, podamos saber que aceptan este proposición (que no es deshonesta, sino todo lo contrario): ¡todo, por salvar las cabras!, y aunque uno recule o dé marcha atrás, sea al menos entre dos males, escoger el menos mal.
El tiempo dirá pasando los meses y los años, si las cabras -cambiado ya de dirigentes el cabildo- las cabras puedan volver -que volverán- a donde siempre estuvieron, pero por lo pronto: ¡un servidor adopta una cabra -siempre y cuando mis vecinos no me denuncien por sus balidos, si así fuera, que en el caso de ser dos, seguro ya no balan, al estar acompañadas-! Pues dicho queda.
El Padre Báez, que espera esta vez sí, el cabildo me escuche y atienda esta petición, y pida el pueblo, sobre todo a los pastores y ganaderos, se les permitan recibir esas cabras, e integrarlas en la medida de lo posible entre las suyas, y así la cosa: en la tierra paz, y el Cielo: ¡gloria!
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“... que lo den por terminado...” (salmo 139).
“... no nos quedemos defraudados...” (salmo 30).
“... aguardo cual centinela...” (salmo 129).
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